Itziar Castro murió el pasado viernes, 8 de diciembre, con solo 46 años. Un suceso que desoló al mundo de la cultura en España. La actriz se encontraba ensayando para un espectáculo de natación artística en una piscina, hasta que, de pronto, comenzó a sentirse indispuesta. Pese al esfuerzo de los equipos de emergencia, no pudo evitarse el final de la intérprete, admirada y querida por el público. En cuanto a su muerte, en estos últimos días se han conocido varios detalles que hasta ahora no se sabían.
Una de las personas más cercanas a Itziar Castro, el director Frankie de Leonardis dio la noticia mediante sus redes sociales: “Su madre, Lucía, me llamó a las dos de la mañana. Me quedé de piedra. No sabía ni cómo reaccionar porque es que no te lo esperas”, admitía para el programa ‘Socialité’ de Telecinco: “Estaba preparando una gala con el equipo de natación sincronizada de Ana Tarrés, estaban de ensayos, llevaban todo el día de ensayos. Estaba en la piscina, no se encontró bien, se descompensó y ya no hubo nada que hacer”, explicaba de Leonardis.
Respecto al fallecimiento de la actriz, las primeras hipótesis apuntaban a una parada cardiorrespiratoria. No obstante, y después de realizar la autopsia, las causas de la muerte han salido a la luz. Ha sido la propia madre de Itziar Castro, Lucía Rivadulla, quien las ha desvelado ante los medios de comunicación. Según Lucía, tal y como le detalló el forense, su hija falleció de “muerte súbita”, y no tendría ningún problema de tensión ni de colesterol ni de azúcar en la sangre.
En palabras de su madre, Itziar Castro se encontraba sana y no había tomado medicamentos antes de su muerte. De todos modos, sí que es cierto que la actriz se estaba sometiendo a un tratamiento externo para operarse contra el lipedema, una enfermedad crónica que puede afectar al funcionamiento del sistema linfático. Sin embargo, para poder someterse a esta operación, solo tendría que seguir un tratamiento acelerado para reducir el avance de la enfermedad.
Estilo de vida saludable
Tras su muerte, Lucía Rivadulla llegó a revisar el equipaje de su hija para averiguar pistas que pudieran explicar su repentino fallecimiento. Lo único que pudo encontrar fue Couldina, un medicamento para la congestión y el resfriado. No tenía problemas con la tensión, el colesterol o el azúcar, tampoco fumaba ni bebía alcohol. Y en estos meses había considerado la idea de operarse para bajar de peso.