Itziar Castro, aunque nació en Barcelona, tenía un fuerte vínculo con Bizkaia y Euskadi. La actriz, fallecida el pasado viernes a sus 46 años, jamás escondió su cariño y admiración hacia lo vasco, por lo que sus visitas al norte eran frecuentes. Es más, su nombre, de origen vasco, era algo que ella destacaba y de lo que estaba orgullosa. Curiosamente, el nombre de la actriz fue escogido por su madre tras trabajar durante años en uno de los restaurantes más populares de Getxo.

En una de sus muchas entrevistas concedidas, la intérprete explicaba la verdadera razón por la que se llama Itziar: “Tengo algo de familia en Donostia. Aunque mi nombre viene porque mi madre trabajó durante muchos años en el restaurante Jolastoki y su mejor amiga allí se llamaba Itziar”. Este establecimiento era uno de los más longevos que se recuerdan en la zona, siendo uno de los más conocidos de todo Getxo.

Además de dar pistas sobre su vinculación con Euskadi, Itziar Castro afirmaba su madre le inculcó un espíritu de lucha que le ayudó a pelear por sus objetivos: “Mi madre en el restaurante pasó de estar metida en la cocina, por su físico, a ser maître, por su carisma. Ella me enseñó que las piedras en el camino y los insultos deben hacerte más fuerte. También influye el haber logrado mi sueño. Cuanto menos frustrado te sientes más puedes con todo, incluso con la gente que te dice que te mueras”. Sin embargo, en el mes de julio del año 2019, el restaurante Jolastoki se vio obligado a cerrar debido a la falta de relevo generacional, poniendo así fin a casi un siglo de historia.

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Breve historia de Jolastoki

El restaurante de la familia Arana Beaskoetxea abrió las puertas de este local en el año 1921. El establecimiento, ubicado en el Paseo de Los Chopos de Getxo, fue en sus inicios un típico merendero, hasta que en la década de los años 60 se convirtió en todo un referente de la cocina vasca. Años más tarde, allá por el 1984, el local se trasladó a un chalet de corte clásico y rodeado de jardines. Todo un histórico de la margen derecha, que puso fin a su larga trayectoria en 2019 y que fue una de las claves de la relación que Itziar Castro siempre tuvo con el mundo vasco, desde su propio nombre hasta el aprecio que sentía por la comunidad.