Pocas personas hay tan dinámicas en el entorno de la gastronomía vasca como Jesús Portugal. A pesar de su ardua labor como técnico del área de Desarrollo local del Ayuntamiento de Ermua, este imparable agitador social, una pequeña fuerza de la naturaleza, lleva un cuarto de siglo revolucionando gastronómicamente su ciudad organizando, desde la Asociación Gastronómica Lobiano, unas Jornadas Gastronómicas que incluyen cenas de gala, catas de vino, campeonatos de pintxos, demostraciones culinarias…

Como todo en esta vida, estos eventos surgieron por una suma de voluntades y casualidades. “Hace unos 24 años un grupo de 4-5 amigos nos juntamos en una sociedad gastronómica y empezamos a divagar, llegando a la conclusión de que podíamos aportar algo a la cultura culinaria de esta ciudad. Decidimos crear una asociación y arrancamos con más corazón que cabeza, con muy pocos recursos, pero con muchas ganas”.

Así, lo que empezó como un juego se convirtió en una cita ineludible cuyo epicentro era una cena oficiada, cada año, por un gran chef en una sociedad gastronómica. “En estos casi 25 años, hemos implicado a chefs Michelin y a auténticos referentes gastronómicos que se han desplazado a Ermua solos o con parte de su equipo y nos han ofrecido una cena de lujo como si estuviéramos en su restaurante. El primer año arrancamos nada menos que con Daniel García, que celebraba el X Aniversario del Zortziko y nos preparó una cena con sus doce mejores platos”.

“A partir de ahí, han pasado por aquí Fernando Canales, Eneko Atxa, Aitor Elizegi, Zuriñe García cuando estaba en Andra Mari, Aizpea Oihaneder y Xabier Díez del Xarma de Donostia, Jesús Sánchez del Cenador de Amós, los hermanos Echapresto de Venta Moncalvillo, Francis Paniego del Echaurren, Pintxo, cocinero del grupo Martín Berasategui, Nicolás Ramírez del Túbal de Tafalla… y muchos más”, comenta Jesús, sin disimular su satisfacción por lo conseguido. “Ha habido gente, incluso, que lo dejaba todo para venir hasta aquí. Alguno, como Modesto Fabregat de Castellón, lo entendió como un premio a su equipo, cerró su restaurante y se vino con sus trabajadores quedándose varios días en Euskadi y visitando varios lugares más”.

1.000 pintxos

Otra pieza imprescindible de las jornadas ha sido el Campeonato de Pintxos, un evento con el que Jesús Portugal y los suyos han arrastrado a decenas de bares de Ermua… y a miles de personas. “Empezamos con un formato abierto, dirigido a todos los públicos, pero en dos años pasamos al formato actual. Cada bar presenta un pintxo y la gente puede acudir durante una semana a probarlo por un precio razonable”. En unos años eran más de 30 los bares que participaban en el concurso, y el que esto firma, miembro del jurado de dicho campeonato durante casi una década, puede afirmar que el ambiente de Ermua durante las tardes del campeonato era parecido al de unas fiestas de antaño, con las calles y los bares a reventar. “Antes del covid, se llegaron a vender más de 27.000 pintxos durante las jornadas, y que cualquier bar superara los 1.000 pintxos de venta era lo habitual”.

La pandemia ha cambiado los hábitos y ha supuesto un parón, y en las jornadas de este año, recién celebradas, sólo han sido ocho los establecimientos participantes. Eso sí, se ha vuelto a conseguir un gran ambiente y la cifra de los 1.000 pintxos por bar ha vuelto a ser holgadamente superada. Jesús es consciente del cambio. “El covid ha marcado un antes y un después”, afirma, y añade: “Las costumbres han cambiado y está costando mucho salir de aquello. Se ha dado un parón importante y los hosteleros constatan que el fin de semana ya no es lo que era”. Sea como sea, aunque Jesús se quita méritos, su labor ha conseguido cosas increíbles, como que Ermua sea el pueblo que más participantes aporte al Campeonato de Pintxos de Bizkaia, o que varios de sus establecimientos sean finalistas en el Campeonato de Euskal Herria.

Y dejamos para el final la cara oculta pero más entrañable de este agitador culinario: su faceta de cocinillas. Y es que Jesús es una persona generosa y desprendida a la que le gusta agasajar a sus amigos y colaboradores con opíparas comidas en las que demuestra un gran dominio culinario. En los fogones de su txoko gastronómico ha maravillado a propios y extraños con platos en los que muestra una sapiencia gastronómica fruto de las muchas experiencias compartidas con los mejores chefs del panorama vasco y estatal sumado a su gran capacidad de observación y, por supuesto, su buena mano. Créanme: ser invitado a comer por Jesús Portugal es una experiencia top.