La crisis en la que se halla inmerso el Sevilla desde el inicio del curso está a punto de llevarse por delante a Julen Lopetegui (Asteasu, 28-VIII-1966), quien se sentará a partir de las 21.00 horas de esta noche en el banquillo local del estadio Ramón Sánchez Pizjuán a sabiendas de que el choque ante el Borussia Dortmund correspondiente a la tercera jornada de la fase de grupos de la Champions League apunta a ser el último que dirija como técnico sevillista. Incluso ganando está llamado a ser destituido y relevado en el cargo por el argentino Jorge Sampaoli, quien tendría todo acordado con el club hispalense y habría dado el sí a Monchi para tomar el mando de las operaciones de inmediato y arrancar su segunda etapa como entrenador del Sevilla este mismo sábado contra el Athletic.

La situación, por tanto, se presenta tensa a más no poder en el seno de un equipo que cabalga en decimoséptima posición en LaLiga a un punto del descenso y que figura como colista del grupo G de la Champions con un punto en dos jornadas. Mermados por el desenlace de un mercado de verano en el que abandonaron la plantilla futbolistas de la jerarquía de Jules Koundé, Diego Carlos o Lucas Ocampos sin que ninguno de los seis fichajes realizados haya dado el nivel a excepción, a cuentagotas, del malagueño Isco Alarcón, los hispalenses afrontan hoy un envite sumamente complicado de digerir para Lopetegui, quien no quiso comentar ayer en rueda de prensa su inminente cese.

Se mordió la lengua el guipuzcoano, que presenta el menor porcentaje de derrotas en la historia del Sevilla y que ha clasificado a los andaluces para la Champions en sus tres temporadas en Nervión. “Por respeto a mi principal responsabilidad no voy a hablar de lo que ha pasado estos últimos meses. Hay que ganar mucho para estar 169 partidos en el Sevilla y mañana –por hoy– es el 170. Voy a ser fiel a lo que he hecho, porque he de estar a la altura de las circunstancias de este club y de su afición, que merece lo mejor de los responsables de este equipo”, advirtió visiblemente molesto, no obstante, un hombre que no quiso decir si se ha sentido traicionado de puertas hacia dentro.

Cuestionado al respecto, Lopetegui afirmó ante los medios de comunicación que “las situaciones son las que son y uno debe dar la mejor versión de sí mismo. Contra el Dortmund tenemos una guerra, una batalla dura y a la guerra no se va con melancolía. Yo voy a tratar esto con la responsabilidad que todos tenemos hacia nuestra afición y no voy a moverme de ahí, porque creo que es lo mejor que puede venir a mi equipo y llevamos así más de tres años en este querido club”. “No voy a opinar lo que yo pienso de lo sucedido”, incidió, asimismo, el de Asteasu, quien remarcó en relación a su estado de ánimo que “la vida es un reto diario y la profesión de entrenador, también. Estoy responsabilizado por convencer, entrenar y preparar a un grupo excelente de jugadores para un gran partido y encontrar las soluciones para superar un momento de dificultad y encarar este encuentro. Creo que nos hemos ganado el respeto de la afición”.

RESPONSABILIDADES

Un último pero trascendental partido tiene ante sí como técnico hispalense Lopetegui, que no es la única diana de una afición que señala también a Monchi por la confección de la plantilla y al presidente Pepe Castro por la gestión a nivel institucional. La tensión, en aumento en las últimas semanas, derivó en la matinal del pasado domingo en un enfrentamiento entre el lateral argentino Marcos Acuña y un grupo de aficionados que presenciaba el partido del filial sevillista.

Tres días después, con el himno de la Champions preparado para sonar de nuevo en un crispado Pizjuán, Lopetegui calla mientras Sampaoli ultima su llegada a la ciudad para sentarse el sábado en el banquillo ante el Athletic en el Pizjuán.