El Newcastle es un histórico del fútbol inglés que busca volver a lo más alto, una cima a la que no se acerca desde hace 30 años y no corona desde hace un siglo. Y no pretende recuperar esas viejas glorias pasadas con buenas intenciones, sino que, como demuestra la operación de Alexander Isak, sus nuevos propietarios tienen entre ceja y ceja que el club se convierta en el más poderoso del fútbol inglés. Como mínimo.

Si miramos su vitrina, sus principales éxitos en la Liga inglesa datan de 1905, 1907, 1909 y 1927, cuando ganó sus cuatro ligas. Sus éxitos más recientes, sin embargo, son los subcampeonatos de 1996 y 1997, así como la plata de Copa en 1999. Sin embargo, la historia del conjunto blanquinegro ha podido cambiar en octubre de 2021: el día 7 se confirmó que su propietario desde 2007, Mike Ashley, vendía el 80% de las acciones al Fondo de Inversión Pública que preside el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman. Un fondo al que el calificativo de multimillonario se le queda corto y que entre sus proyectos se encuentra NEOM, una macrociudad de 170 kilómetros de largo entre dos paredes de hasta 488 metros de altura.

La nueva propiedad del Newcastle, entidad que poco tiene que ver con el club que dejó Mikel Merino en 2018, afronta por lo tanto su primera temporada desde el comienzo y lo quiere hacer con todas las garantías. Por intentarlo no será: en el mercado de fichajes incorporó a Kieran Trippier del Atlético de Madrid; a Chris Wood (Burnley), a Bruno Guimarães (Olympique de Lyon), Dan Burn (Brighton) y Matt Targett (Aston Villa) completaron en enero una nómina de incorporaciones por valor de más de 100 millones beneficiándose de que Ashley tampoco había realizado grandes desembolsos en sus últimos años. En verano suma a Sven Botman (37 millones de euros, Lille), Nick Pope (11 millones de euros, Burnley) y a Alexander Isak, que ronda los 70 millones.

Uno de los periodistas españoles que mejor conoce al Newcastle, Nacho González, ha valorado en Twitter que “desde Inglaterra llevan tiempo diciendo que el Newcastle no quería gastar tanto ahora para tener más margen futuro respecto al control financiero de la Premier”, si bien este último movimiento, tras las dificultades en incorporar a Joao Pedro y la lesión de Callum Wilson, “huele a que el club ha decidido hacer ya la gran apuesta por Isak. Chapó por la Real aprovechando estas urgencias”.

El entrenador de las urracas Eddie Howe aterrizó en Newcastle un mes después del cambio de propiedad, el 8 de noviembre, tras unos días en los que el entrenador del Villarreal, el hondarribiarra Unai Emery, fuera vinculado con fuerza a la entidad blanquinegra. Con 13 victorias y cinco empates en 27 partidos, Howe consiguió que el Newcastle escapara de la quema del descenso para ahora sí, poner la mira en la zona alta de la tabla. De momento, el arranque ha sido de un triunfo (Nottingham, 2-0) y dos empates (a cero en Brighton y a tres en casa contra el City de Pep Guardiola).

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Newcastle vive la enésima revolución que llega a la Premier con viento de Arabia. El consejo de administración que preside de manera no ejecutiva Yasir Al-Rumayyan, director gerente del Fondo de Inversión Pública de Arabia Saudí desde el 2015, consejero de Uber y la petrolera estatal saudí en 2016, dio garantías suficientes de que no controlaría el club, según anunció la Premier League para autorizar la compraventa entre críticas.

Por dinero, por lo tanto, no será. El Fondo que ha impulsado la compra del Newcastle, presidido por el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman, y dirigido por Al-Rumayyan, anunció en enero de 2021 el programa Saudí Vision 2030. En los próximos cinco años, quiere poner en marcha tres macroproyectos, entre otros muchos: Qiddiya, el Red Sea Project y NEOM, para los que presupuestan 15.000, 10.000 y 500.000 millones de dólares respectivamente. Una nimiedad comparada con la lluvia multimillonaria que cae sobre Anoeta.