Bilbao - “Están los malos de allí, pero también hay que controlar a los malos de aquí”. Este era uno de los sentimientos generalizados ayer en el seno de la Ertzaintza tras los trágicos acontecimientos que tuvieron lugar el pasado jueves, con la muerte del ertzaina Inocencio Alonso durante los enfrentamientos de hinchadas ultras con motivo del partido disputado entre el Athletic y el Spartak de Moscú. Los dos sindicatos mayoritarios de la Policía vasca, ErNE y ESAN, apuntaron directamente a Herri Norte Taldea como “los causantes de todos los altercados”. Fuentes policiales conocedoras del dispositivo policial confirmaron a este diario que “en Bilbao hay grupos de radicales” relacionados con el mundo del fútbol que “están identificados, aunque no se ha querido intervenir contra el los por razones políticas o las que sean”.

Dichas fuentes los cifraron en “varios centenares” y agregaron que “muchos son socios del Athletic, de hecho se les ve en la grada”. “La Er-tzaintza tiene perfecto conocimiento de todos ellos, sus nombres, etc.”, sentenciaron. Llamaron por ello a que la UEFA también adopte medidas de cara a “prohibir las aficiones radicales”. Advirtieron además del efecto contagio que se produce entre colectivos ultras, ya que los protagonistas de las algaradas del jueves “se nutren de otros grupos de fuera de Bizkaia, entre los que promueven el odio a la Ertzaintza”. Como ejemplo pusieron el encuentro entre Euskadi y Bolivia que acogió Anoeta el 25 de diciembre de 2012, apenas unos días después del inicio de la primera legislatura de Iñigo Urkullu como lehendakari, y en el que se produjeron graves incidentes en las gradas con resultado de catorce ertzainas heridos. Violencia que las voces consultadas achacaron a una amalgama de aficionados de Osasuna, Alavés, Real Sociedad y Athletic.

Eneko Urkijo, secretario general de ESAN -sindicato al que pertenecía el ertzaina fallecido-, afirmó que “los radicales de Herri Norte Taldea provocaron todos los incidentes”. Pidió por tanto al Athletic que “de una vez por todas” expulse a los miembros de este colectivo, e instó a los partidos políticos a modificar las leyes para que este tipo de altercados “sean tratados como violencia terrorista y se saque a los violentos del mundo del fútbol”.

El secretario general de ErNE, Roberto Seijo, denunció que hay unos “responsables directos del fallecimiento, quienes ejercen la violencia mediante convocatorias que incitan a la misma”, en referencia también a Herri Norte. “Dos horas antes del partido la Ertzaintza identificó a los componentes de la manifestación convocada y requisaron porras extensibles, barras metálicas, puños americanos, piedras y material pirotécnico, lo que demuestra que hubo una intencionalidad de confrontación entre aficiones”, agregó.

Fuentes policiales aseguraron que fueron los seguidores radicales del Athletic los que comenzaron a lanzar bengalas y cohetes a los aficionados rusos que habían llegado a la explanada del estadio escoltados por la Ertzaintza. El material lo guardaron, según la investigación en curso, en un local próximo al campo, informó Europa Press. Un agente de la Brigada Móvil, a la que pertenecía Inocencio Alonso, explicó a este medio que “el 95% de los rusos se mantuvieron muy formales, les trasladamos desde Moyúa hasta San Mamés sin que hubiera incidentes”. Después regresó junto con otros compañeros hasta Zubiarte para “recoger a los últimos rezagados” y fue de nuevo en la explanada del estadio cuando “se armó el follón con Herri Norte”. Criticó por ello a los responsables del operativo: “En algún momento a algún mando se le escaparon” los miembros de la peña ultra.

En una comparecencia en la sede de ErNE, Seijo recordó que los hinchas violentos del Athletic han protagonizado incidentes con seguidores del Olympique de Marsella, el Apoel o el Zenit ruso. En declaraciones a este medio, defendió que se contemple un “posible delito de odio contra la Ertzaintza”, derivado de “circunstancias políticas concretas desde hace años”, y que se establezcan controles sobre la adquisición de material pirotécnico. Censuró por último la “imagen de violencia” que se ofrece y que haya que lamentar “dos víctimas en los últimos años como consecuencia del fútbol”, en referencia también al hincha rojiblanco Iñigo Cabacas.

El otro tema de conversación predominante ayer fueron las condiciones en las que falleció Inocencio Alonso. Desde el sindicato al que estaba afiliado, ESAN, explicaron que al ir a efectuar una carga contra miembros de Herri Norte “se sintió mal” y cayó al suelo, donde fue atendido por sus compañeros, entre ellos su hermano, que también trabaja en la Brigada Móvil. Falleció de camino al Hospital de Basurto por un infarto, tras lo que Eneko Urkijo, denunció que “entró a trabajar a las siete de la mañana en Iurreta y a las nueve ya se encontraba en Bilbao en previsión de disturbios”. De este modo, “permaneció más de catorce horas trabajando”.

Fuentes sindicales confirmaron que este es el horario de retén, aunque criticaron una “mala organización” y el “horario esclavista”. Alonso tenía 51 años, lo que tampoco debía suponer un impedimento para desempeñar su labor: no hay límite de edad para pertenecer a la Brigada Móvil, si se responde a las pruebas físicas, más allá de la edad de jubilación (59-60 años). Desde el Departamento de Seguridad señalaron a este diario que Alonso permaneció una temporada de baja, sin ofrecer más detalles al respecto, y Roberto Seijo (ErNE) censuró que la Ertzaintza es un cuerpo envejecido.