donostia - Los entrenadores siempre suelen destacar a los que están a su lado. A los que no aparecen en las salas de prensa, de los que nunca se habla pero quienes son sus más íntimos compañeros y ayudantes. Garitano tiene dos hombres de confianza por encima de todos, y esos son Patxi Ferreira e Iñaki Lafuente. Dos exjugadores con mucha experiencia que ahora son también parte de la historia armera con este nuevo éxito.
No se les ha destacado a lo largo de las dos temporadas que han comandado junto a Garitano el cuerpo técnico, pero basta con echar un vistazo al banquillo para entender su papel. Ferreira vive los encuentros sentado, aparentemente tranquilo, pero en un instante abandona su asiento y aparece el entrenador que lleva dentro. Es habitual verle dar órdenes a los suyos, sobre todo a una defensa que es la prolongación de lo que él fue sobre el campo. Mucha culpa de tener a un Eibar con apenas 27 goles encajados en los 40 partidos jugados hasta la fecha es suya. Suya, de un Garitano que exige el máximo compromiso, y de un Iñaki Lafuente que ha moldeado al mejor portero de la categoría.
Xabier Irureta tiene un don. Sus reflejos son innatos, pero el trabajo semanal con el preparador de porteros le ha hecho crecer desde la categoría de bronce hasta el Zamora de la división de plata. Él tiene mucha culpa de ese trofeo, pero también de que Irazusta compita cada día, de que Matías Ibáñez entienda su estatus y de que todo gire en torno a la tranquilidad que desea su líder Garitano. Son los hombres de confianza de un ascenso que ya forma parte de la historia armera, pero sobre todo del fútbol. Con paciencia y humildad se ha construido el mejor Eibar de la historia. - P. de la Rica