Christine Lagard cumplió los pronósticos al anunciar ayer una rebaja del precio del dinero en Europa de un cuarto de punto tras una estrategia alcista que ha durado más de cuatro años y medio. Los tipos quedan ahora en el 4,25%, y el Banco Central Europeo (BCE) se adelanta a la Reserva Federal estadounidense (FED) aunque la mutua vigilancia de ambos bancos centrales no asegura un desmarque en la estrategia: si no se da una coincidencia de diagnóstico y necesidades a ambos lados del Atlántico, no habrá ciclo bajista. La dificultad de anticipar el escenario futuro la acreditó la propia presidenta del BCE al advertir que no se deben sacar conclusiones en la dirección de un cambio de estrategia en la contención de la inflación. De hecho, Europa está aún haciendo la digestión del proceso inflacionista, que los cálculos del BCE proyectan hasta 2026, cuando se prevé bajar del 2%. Mientras tanto, nada anima a abandonar el rigor si no hay una estrategia similar de la FED. El regulador europeo tiene la obligación de proteger al euro y una rebaja reiterada de tipos no acompañada al otro lado del océano –donde persisten entre el 5,25 y el 5,5%– se considera negativa para el valor de la moneda común europea. Una devaluación de la misma encarecería los precios a los que Europa compra, en dólares, materias primas en los mercados internacionales y volvería a ser un factor de aumento de los precios en el marco de la zona euro. En consecuencia, mientras la inflación no se desplome –y nada apunta en esa dirección– y el crecimiento no se atasque –y los análisis prevén que vaya al alza en Europa– la referencia del 4% en el precio del dinero no parece que vaya a desaparecer en este año. De momento, la aplicación del descuento de un cuarto de punto se agradecerá en el bolsillo de los ciudadanos endeudados, comenzando por los hipotecados. Un alivio relativo pero que consolida el final de la escalada de tipos que venía anticipando el euribor. Igualmente, ese cuarto de punto menos a pagar en los intereses de la financiación favorecerá la capacidad inversora o, al menos, no disuadirá de acometer mejoras en las estructuras productivas por una financiación cara. Pero la tendencia no puede darse por descontada, al menos en el corto plazo. Los precios siguen resistiendo y el consumo los mantiene.
- Multimedia
- Servicios
- Participación