La salida de la crisis económica provocada por la pandemia ha dejado cambios en el mercado laboral. Incremento de fórmulas flexibles como el teletrabajo, crecimiento del sector servicios o datos récord de cotización. Pero también una tendencia al alza en el número de trabajadores que buscan una segunda ocupación para hacer frente a las difíciles circunstancias que está causando la inflación desde hace tres años, con un IPC todavía sin control en materias básicas como la alimentación y la energía.

En un reciente artículo publicado en el Boletín Económico del Banco de España, bajo el título ‘La reacción de los hogares ante el repunte de los precios en España y en la UEM’, la economista Carmen Martínez aborda los mecanismos que están utilizando las familias ante una escalada de precios que está castigando la capacidad de gasto en apartados que, como el alquiler o la hipoteca, no pueden ser pospuestos, sin olvidar otra clase de imprevistos, como reparaciones de coches o aparatos.

La autora destaca que las estrategias más utilizadas para hacer frente al repunte de los precios fueron “la búsqueda de mejores alternativas de compra, como por ejemplo, ofertas” y “la reducción de los niveles de ahorro y de gasto”, aunque en una mayor proporción que sus vecinos europeos, los hogares españolas han optado también por solicitar créditos a las entidades financieras. Finalmente, la última vía es la de “aumentar el número de horas trabajadas”, una opción por la que, como indica el artículo de esta economista, se decantan sobre todo “los jóvenes, las mujeres y las personas de menor nivel educativo o que residen en régimen de alquiler”.

“Son los colectivos que concentran la mayor parte de los empleos precarios”, explica Josu Ferreiro, profesor de Economía en la UPV-EHU. Según los datos de Eurostat, la oficina europea de estadística, en el Estado existen alrededor de 590.000 trabajadores que tienen dos ocupaciones o más. Supone un 2,8% del total de ocupados entre 16 y 64 años, con una media de 12,8 horas de jornada laboral. En términos porcentuales, es un porcentaje bastante más reducido que el que presentan otros miembros de la Eurozona, como Países Bajos (10,5%), Dinamarca (7,7%), Portugal (5,5%) o Francia (4,6%), pero si se atiende al total de las horas trabajadas de media por cada trabajador la estadística cambia de manera sustancial. 

Dicha jornada como pluriempleado alcanza de media las 12,8 horas, un cómputo más elevado que los de los países mencionados y solo superado, entre otros estados significativos del entorno próximo más cercano, por Grecia (18,8 horas) e Italia (14,1 horas). Para el profesor de la UPV-EHU se está produciendo una combinación de diversos factores. Por un lado, la reforma laboral está reduciendo los contratos temporales, pero está aumentando el trabajo a tiempo parcial, tanto entre los trabajadores indefinidos como temporales. Además, los trabajadores sujetos a esta última vinculación se encuentran ahora con contrataciones mucho más limitadas en lo que se refiere a su extensión. “Nos encontramos así con una situación en la que colectivos como mujeres y jóvenes trabajan menos horas y menos semanas. Además, están en las ocupaciones más precarias. Eso les está obligando a muchos trabajadores a buscar un segundo empleo, porque no encuentran un empleo a jornada completa y de carácter indefinido”, explica este docente. 

El porcentaje a nivel estatal de trabajadores pluriempleados (2,8%) no era tan alto desde el año 2008, cuando según las estadísticas oficiales de la Encuesta de Población Activa se llegó al 2,7%. La crisis originada por la Gran Recesión financiera de la década pasada hizo caer esta tasa, básicamente porque el elevado paro imposibilitó a muchos siquiera tener un primer empleo. Desde el final de las restricciones por la pandemia, el porcentaje de estos trabajadores vuelve a crecer con fuerza, en medio de un contexto en el que los salarios, especialmente en los sectores con más presencia de esta clase de colectivos -servicios- no crecen al mismo ritmo que la inflación. “Se está cronificando esa precariedad”, alerta Josu Ferreiro, que llama también la atención sobre el “alto” crecimiento de número de fijos discontinuos. 

De todas maneras, las casuísticas son varias. Según las estadísticas de la EPA del segundo trimestre del año pasado, en su mayoría el segundo empleo de este colectivo de trabajadores suele ser por cuenta ajena (406.500) más que por cuenta propia (178.800). A juicio de Ferreiro, las subidas del Salario Mínimo Interprofesional también han supuesto “consecuencias indeseadas” en el incremento del pluriempleo. Pone como ejemplo la situación para muchas asistentas de hogar, que han visto como sus empleadores ya no pueden afrontar los salarios y las cotizaciones que tenían antes como trabajadoras a tiempo completo. 

“Se rebajan costes, pero se incrementa la precariedad para el trabajador- Así, cada vez hay más personas que necesitan dos empleos a tiempo parcial para lograr un sueldo completo, sobre todo en sectores como el comercio y la hostelería”, explica el profesor de Economía de la UPV-EHU, que subraya además que este aumento en el pluriempleo se produce en un escenario en el que, indica, “vamos a tener que convivir con una inflación por encima del 2% durante varios años más”. Por si acaso, y sabiendo que el pluriempleo puede ir a más, la semana pasada los partidos que sustentan el Gobierno, PSOE y Sumar, anunciaron su intención de reformar en el Congreso la Ley sobre infracciones en el orden social para sancionar de forma “muy grave” al empresario que discrimine a una trabajador por estar pluriempleado.