La patronal española, CEOE, se desmarcó ayer definitivamente de un acuerdo sobre la reforma de pensiones mientras que los sindicatos UGT y CCOO seguirán trabajando para intentar dejar cerrado un pacto en las próximas horas. Poco antes de confirmarse el rechazo de los empresarios, el ministro de Seguridad Social, José Luis Escrivá, reclamó a la patronal que presente propuestas “concretas”, algo que el Gobierno español lleva esperando “desde octubre”.
Por un lado, el tono del reproche puso en evidencia que las opciones de alcanzar un consenso eran más que escasas. Y además Escrivá quiso poner el foco en la CEOE, que se vuelve a quedar al margen de un acuerdo de calado social.
“Hay que estar a las duras y a las maduras”, aseveró el ministro en Bruselas, a cientos de kilómetros del lugar en el que los técnicos del Ejecutivo y los agentes sociales intentaban cocinar una receta en la que los ingredientes destacaban por su falta de armonía. Escrivá participó en una reunión con sus homólogos de la Unión Europea en materia de Trabajo y Seguridad Social.
La reforma de la pensiones cuenta con su principal apoyo, el de la Comisión Europea como condición previa para movilizar más fondos Next. Y la suma de otros factores es accesoria. En juego está la imagen del respaldo sindical y, después, la aritmética parlamentaria. Tiempos que el Gabinete de Pedro Sánchez considera bajo control.
Enfrente, el PP también se encuentra cómodo situándose detrás de la patronal. La propuesta es “regresiva” y “no va a contar con el apoyo de las organizaciones empresariales”, dijo ayer la directora de Relaciones Laborales de la CEOE, Rosa Santos, tras la reunión de la mesa de diálogo social.
En cambio, la reflexión de los representantes de los trabajadores sonó a una partitura diferente. “Estamos cerca de llegar a un acuerdo”, señaló el vicesecretario general de Política Sindical de UGT, Fernando Luján, unos términos en los que también se expresó el secretario de Protección Social y Políticas Públicas de CCOO, Carlos Bravo.
Con todo, en la paleta de los matices, la negociadora de la CEOE lanzó un mensaje técnicamente constructivo: “Seguiremos contribuyendo con aportaciones hasta el último momento”. Lo cierto es que la intención del Gobierno central, indicó Santos, es cerrar el acuerdo con los sindicatos lo antes posible y así exponer la reforma con cierto respaldo al Pacto de Toledo previsiblemente el miércoles.
Desde UGT, Fernando Luján reconoció que todo está pendiente de “algunos flecos”. Entre esas cuestiones hilvanadas pero pendientes de un puntada más fuerte, está el alcance de la denominada cuota de solidaridad, un recargo adicional de cotización para los salarios más altos, de la que no está claro a cuántos colectivos va a afectar. Por su parte, el negociador de Comisiones Obreras, Carlos Bravo, valoró los “avances significativos” en el texto de la reforma, pero señaló que seguirán negociando para incluir otras de sus demandas en la norma final.
Pese al reproche de Escrivá a los empresarios, fuentes del Ministerio destacaron que los agentes sociales han realizado “importantes aportaciones” que Inclusión estudiará, y apuntaron que, tras los “avances”, trabajan para cerrar un acuerdo. Todo apunta que será desde el lado estrictamente sindical.