Los precios de los carburantes se reducen un 11% tras seis semanas de caídas

El Boletín Petrolero de la Unión Europeo sitúa en 1,902 euros el litro de gasolina y en 1,893 el del diésel, sin tener en cuenta la bonificación de 20 céntimos establecida por el Gobierno español el 1 de abril para intentar menguar el efecto de la escalada de los precios de los carburantes en la población. Hace seis meses, estas cifras eran de 2,128 y 2,1 euros respectivamente.

En Gipuzkoa, al igual que en otras zonas geográficas, las cantidades son muy diversas según la estación de servicio a la que se acuda y en el caso de la gasolina oscilan entre los 1,789 euros el litro de las estaciones de Galp y Merkaoil en Lezo y los 2,039 que marcaban los surtidores de MLC en Elgoibar.

Por su parte, y sin tener en cuenta las estaciones reservadas únicamente para los profesionales del transporte, el diésel más barato también se ofrecía en Merkaoil de Lezo a 1,749 euros el litro, mientras que el más caro se encontraba ayer en la estación de Galp de Arrasate a 1,944 euros.

De este modo, las personas que conducen un vehículo pueden repostar por el precio más bajo desde el 16 de mayo si utilizan gasolina y desde el 30 del mismo mes si emplean diésel, aunque los precios están aún lejos de situarse en los niveles con los que comenzaron en enero del presente ejercicio. Desde entonces hasta ayer, la gasolina se ha encarecido un 22,2% mientras que el diésel lo ha hecho en 28,8 puntos porcentuales.

Todos estos datos no contemplan la subvención de 20 céntimos establecido por el Ejecutivo de Pedro Sánchez porque en algunos casos las propias estaciones de servicio han añadido otros descuentos para fidelizar al cliente, pero es cierto que quienes comenzaron su viaje de verano en julio tuvieron que realizar un esfuerzo mayor para llenar el depósito que quienes han iniciado en agosto su viaje veraniego.

Encarecimiento

En cualquier caso, el alivio que representan los céntimos de euro rebajados de los carburantes no mitiga por completo la evolución al alza que viven estos combustibles y que comenzó con una demanda disparada una vez superado el confinamiento decretado por la pandemia del covid y se agravó con el estallido de la guerra en Ucrania.

A pesar de que en el Estado los impuestos a los carburantes no son los más abultados de Europa, tampoco se ve ajeno a acontecimientos como la decisión el pasado miércoles de la OPEP de no aumentar en grandes cantidades la producción de petróleo, lo que impide una reducción más pronunciada de la gasolina y el diésel.

En consecuencia, en la actualidad llenar el depósito de gasolina es un 35% más caro que en agosto del año pasado, porcentaje que se reduce al 21% si se incorpora la variable de la subvención de los 20 céntimos de euro. Esto significa que para 55 litros de este combustible se abonan 16 euros más que hace un año.

Quienes utilicen un vehículo diésel, por su parte, deben pagar un 50% más por repostar, 34 puntos porcentuales si se contempla la bonificación. En términos monetarios corresponde a 23,5 euros más que en agosto de 2021.

La escalada de precios que se ha producido en el Estado en los últimos meses acerca a los carburantes a los niveles que se registran en los países europeos, que por lo general si sitúan por encima de los españoles como lo atestiguan las estaciones de servicio guipuzcoanas situadas en la muga con Francia, que atienden a numerosas personas que la cruzan para repostar. Seguirán haciéndolo, porque todavía están por debajo de la media europea.