donostia - La cooperativa internacional de finanzas éticas sin ánimo de lucro Oikocredit ha gestionado un total de 2,5 millones de euros en su década de presencia en Euskadi, procedentes de 210 personas que han apostado por invertir en proyectos en vías de desarrollo que, de otro modo, no podrían llevar adelante.
Oikocredit nació hace más de 40 años en Holanda, pero su presencia en territorio vasco se remonta a 2003, cuando “un grupo de personas respaldadas por organizaciones relacionadas con la financiación responsable decidimos crear una sucursal” en el País Vasco, explica su presidente, Jorge Berezo, quien destaca que fue en “un momento en el que no había apenas proyectos de banca ética”.
Berezo explica que el objetivo de esta cooperativa es lograr las inversiones necesarias para ideas de negocio que ayuden a reducir la pobreza de los países del sur. Los requisitos para recibir estos préstamos son que el proyecto genere un impacto social, que sea viable y que requiera una inversión extranjera. “No queremos ser paternalistas, si lo pueden conseguir por ellos mismos nosotros no intervenimos”, señala el presidente de la cooperativa.
Esta alternativa se dirige a personas que no pueden acceder a un banco por diversas razones, incluida una tan simple como que en el lugar que residen y alrededores no existe una sucursal. La financiación ética “cubre un hueco que deja el sistema tradicional”, resume Berezo.
Las iniciativas susceptibles de recibir inversiones son de tipología muy diferente, pero predominan fundamentalmente las cooperativas agrícolas de cacao, café o pesca que contribuyen al desarrollo comarcal y las microfinanzas. Este último supuesto está conformado por “multitud” de organizaciones que se dedican a otorgar microcréditos y que se dieron a conocer en todo el mundo gracias a la concesión del Premio Nobel de la Paz a su principal impulsor, el economista y banquero Muhammad Yunus.
En Euskadi, el 75% de las inversiones captadas se destinan a estas microfinanzas. De la cuarta parte restante, el 15% se vehiculiza hacia las cooperativas agrícolas. Otra parte financia proyectos relacionados con las energías renovables, uno de los campos que recientemente ha abierto Oikocredit Euskadi. A este respecto, Jorge Berezo explica que ayudan a financiar una gran huerta solar situada en Guatemala que ha requerido el desembolso de once millones de dólares.
También cita una peculiar iniciativa que se localiza en India y Kenia, donde existen empresas que fabrican pequeñas estructuras solares para instalar en los tejados de las cabañas que no están electrificadas y que permiten tener luz artificial por la noche “para tareas como que los niños puedan estudiar”.
rentabilidad El particular interesado en apoyar esta iniciativa con su dinero solo tiene que contactar con Oikocredit o acercarse a alguna de sus oficinas donde tiene la posibilidad de comprar acciones de la cooperativa.
Su dinero servirá para financiar alguno de los proyectos ya identificados en los países pobres, aunque esta persona no sabe a dónde va cada euro entregado.
Al ser accionista, su inversión va a tener una rentabilidad del 2%. “La idea es que no sea alta, sino que sobre todo compense la pérdida de capacidad adquisitiva correspondiente a la inflación”, explica el presidente de Oikocredit Euskadi.
La cooperativa de finanzas éticas ha comenzado una campaña para darse conocer en Gipuzkoa que se inició el pasado 22 de mayo con una actuación junto a Saretuz dentro del festival Olatu Talka, mientras que el 24 de junio organizará un taller sobre Microfinanzas como herramienta transformadora, al que proseguirá ya el 22 de septiembre otra charla informativa con el título Educación en finanzas: ¿nos educan o nos engañan?