donostia - Ibarmia, junto con Tecnalia y la UPV/EHU, ha llevado a Euskadi al liderazgo mundial de la fabricación 4.0 tras presentar recientemente la mayor impresora 3D para industria del Estado y una de las pocas del mundo. Esta revolucionaria máquina es consecuencia de una decidida apuesta por la innovación de la empresa de Azkoitia que dirige Koldo Arandia.
Ibarmia ha superado las seis décadas de vida y sigue en plena forma. ¿Recuerda sus inicios?
-Es un camino complejo que comenzó en los años de posguerra, cuando el abuelo emprendió varios proyectos hasta establecer junto con sus dos hijos en 1952 un taller mecánico que fabricaba taladros para otras empresas. A partir de ahí se han sucedido muchos hechos, pero yo destacaría la irrupción del control numérico a mediados de la década de los 70 del siglo pasado. La incorporación de este sistema a los taladros dio lugar a la gestación de una línea de mecanizado que tuvo su momento culminante en 1985, cuando se fabricó el primer centro de mecanizado de columna móvil que da lugar a nuestro principal programa de maquinaria actual. La máquina de fabricación aditiva es la evolución más sublime y elevada de todas esas máquinas de control numérico que comenzaron a fabricar.
Los orígenes, al igual que muchas firmas guipuzcoanas, son entonces familiares.
-Y lo mantenemos. Ibarmia es una empresa de accionariado familiar con una gestión profesionalizada. Hay miembros de la familia que ocupan cargos de responsabilidad, pero también profesionales externos que se han incorporado al proyecto y son miembros del comité de dirección y que aportan muchísimo.
¿Cuál es la imagen de la empresa hoy?
-En estos momentos es un proyecto empresarial muy enraizado en Azkoitia que da empleo directo a 90 personas, mientras que el indirecto podría multiplicarse por dos o tres. Este año acabaremos el ejercicio con una facturación de 27 millones de euros en lo que será un año récord por encima de los niveles precrisis y un nivel de exportación del 85%.
La irrupción de la crisis ha llevado a muchas firmas a plantearse los mercados internacionales. En su caso, ¿es una marca de la casa?
-El hecho internacional en Ibarmia está dentro de su ADN, no podemos imaginarnos nuestra actividad sin esa clave internacional. Ya en sus inicios en los años 60 Ibarmia alcanzó posiciones de absoluto liderazgo mundial, siendo una de las marcas más prestigiosas con ventas en los cinco continentes y mantenemos ese elemento diferencial.
¿Cuáles son los principales clientes extranjeros en la actualidad?
-Por la tipología de máquina que fabricamos y proximidad, nuestro principal destino es Europa. Italia, Alemania, Francia, Suiza, los países escandinavos, Israel e India son mercados que trabajamos con asiduidad. Rusia, por las sanciones, lo hemos abandonado y China presenta dificultades. En Estados Unidos y en el mercado americano en general nuestro tipo de máquina tiene menos aceptación.
¿Tienen previsto modificar la actual política exportadora?
-Si queremos aprovechar bien los buenos momentos económicos de un país es necesario tener un producto competitivo y una red comercial propia o asociada con posibilidad de penetración. Si falla alguna de estas patas, no seremos capaces de beneficiarnos de esa situación. Teníamos dos oficinas en China, donde hemos hecho muchas ofertas y las respuestas se hacen esperar, por lo que hemos cerrado una oficina para dedicar esos recursos a otros mercados. De todos modos, el consumo de máquina herramienta en China es muy elevado y no la vamos a dejar de lado.
Resulta inevitable mencionar la impresora 3D. ¿Qué repercusiones tendrá en su actividad?
-La fabricación aditiva respecto a la tradicional, la sustractiva, supone un cambio de paradigma. Tanto Ibarmia como Tecnalia y la UPV entendimos que Euskadi tenía que dar respuesta a esta gran tendencia que según los analistas va a tener un crecimiento espectacular y un gran impacto en la industria mecánica. Ahora estamos en una segunda fase en la que tenemos que buscar aplicaciones y clientes, que ya están apareciendo y que traerán cambios importantes en la empresa. Debemos encontrar personas que sepan comunicar de manera efectiva y personal muy especializado para responder a las consultas que nos realicen los clientes. Para obtener éxito también es requisito imprescindible que sigamos colaborando con Tecnalia y la UPV.
Este nuevo producto tiene un desarrollo tecnológico muy importante. ¿Qué peso tiene la innovación en Ibarmia?
-En nuestro ánimo siempre está hacer lo que hace el mejor, fijarnos en el líder antes que en el vecino, y esto nos exige unos ritmos de I+D+i muy exigentes. Las grandes empresas tienen capacidad de mantener departamentos propios de innovación y desarrollo con cientos y miles de personas, y nosotros tenemos que competir con ellas. La fórmula es colaborar con la excelente red de centros tecnológicos con los que cuenta Euskadi. Nuestra inversión representa en torno al 5% de la facturación, incluso en época de crisis en la que cayeron los ingresos, lo que nos sitúa, según un estudio de la Asociación de Fabricantes de Máquina Herramienta AFM, como la empresa del sector que realiza el mayor gasto relativo en el Estado.
¿En qué ha consistido el plan de remodelación de las instalaciones?
-Tras atravesar periodos muy duros, el año pasado fue bueno y éste vamos a tener cifras de facturación récord, lo que no llevó a plantearnos una serie de inversiones que se comunicaron a la plantilla junto con una serie de compromisos que debía asumir. A cambio, la familia ofrecía importantes inversiones que nos posicionaban mejor en el futuro. Fruto de ese acuerdo hemos construido una nueva nave de 1.500 metros cuadrados con grúas puente de hasta 40 toneladas, y también hemos creado una nueva entreplanta de 350 metros cuadrados donde tenemos pensado ubicar y potenciar toda la parte de ingeniería, desarrollo e innovación mucho más orientada al cliente, a la aplicación y al proceso. Las inversiones son importantes teniendo en cuenta esta incipiente recuperación de la economía.
La empresa se ubica en una zona especialmente castigada por la crisis. ¿Cómo la ha soportado Ibarmia?
-En 2010 y 2011 tuvimos una caída de la facturación del 60% y a partir de ahí comenzamos a remontar, gracias a que trabajamos de forma unida. Hay una idea que transmitió Adegi con la que me identifico que es pasar de la sokatira a la trainera, es decir, en lugar de estar el empresario y los trabajadores tirando cada uno hacia su lado, unirnos en un mismo bando para remar en una única dirección.
¿Qué nuevos proyectos baraja implantar la firma?
-Nuestros dos vectores son rentabilidad y crecimiento. Respecto al primero, somos una empresa rentable y sostenible en el tiempo, gracias a la visión conjunta que compartimos las personas que componemos Ibarmia. En cuanto al crecimiento, hasta ahora hemos trabajado el endógeno, el que somos capaces de generar con nuestras propias iniciativas y, en este ámbito, el año que viene dará a luz un proyecto muy ilusionante para nosotros que es el establecimiento de nuestra propia filial de ventas y servicio en Stuttgart, el corazón de la máquina herramienta de Alemania, con socios alemanes. También estudiamos algunas posibilidades de crecimiento exógeno con nuevas líneas de producto o unidades de producción en otros destinos.
Al margen de la lógica rentabilidad, ¿qué otros valores impulsa la empresa?
-Apostamos por un nuevo modelo de relación con los trabajadores y clientes basada en la confianza, el compromiso, la transparencia y la participación. Por ejemplo, si los beneficios superan cierto nivel, esa parte se reparte entre la plantilla para que se implique y entienda la importancia de que la empresa tenga beneficios para invertir y mantenernos así en posiciones líderes.