Donostia - A pesar de la magnitud de los ajustes, el Gobierno de Mariano Rajoy no ha podido controlar el abultado endeudamiento de las administraciones españolas, un problema estructural que puede tener graves consecuencias a medio plazo. El gobernador del Banco de España, Luis María Linde, recordó ayer que la deuda pública del Estado, que supera el billón de euros, ha crecido el 60% en los últimos ocho años, mientras que el endeudamiento de empresas y familias no se ha corregido lo suficiente. Linde advirtió de que es muy probable que este año se incumpla de nuevo el límite de déficit y reclamó más medidas para poner en orden las cuentas públicas, señalando directamente a las pensiones.
El máximo mandatario del Banco de España lanzaba esta advertencia en el Congreso durante su comparecencia para valorar los Presupuestos Generales del Estado para 2016, casualmente el mismo día en que la Cámara Baja se pronunciaba sobre el rescate a Grecia, otro país con un nivel de deuda inasumible.
Linde consideró “factibles” las tasas de crecimiento del 3,3 y del 3% previstas por el Ejecutivo del PP para este año y el que viene, lo que prolongaría “la actual fase de expansión”, algo “razonable”, según el gobernador del supervisor español.
En todo caso, pese a que el cuadro macroeconómico muestra una progresiva mejoría, la economía española aun presenta puntos débiles, como es el elevado desempleo y el alto nivel de endeudamiento público y privado. En el primer caso, el Banco de España espera una reducción de la tasa de paro el año que viene, cuando podría quedar en torno al 20% -ahora es del 22,37%-, mientras que en el caso del incremento de la deuda la situación sigue sin estar controlada y puede poner en jaque la salida de la crisis.
Linde reconoció que hay muchas probabilidades de que España vuelva a incumplir el objetivo de déficit este año, aunque por “un margen reducido”, y el mismo riesgo existe con el límite del año que viene sobre todo si se producen “eventuales desviaciones a la baja” en las cifras de crecimiento.
El ritmo de incremento de la deuda pública, seguiría así fuera de control engordando una factura que pesa más cada mes. En junio fueron 12.600 millones los que se sumaron al volumen total de deuda pública española, que se sitúa ya en 1,053 billones de euros, el 96% del PIB.
Aunque desde el histórico tijeretazo de José Luis Rodríguez Zapatero en 2010 el Gobierno de Madrid ha concedido una importancia de primer orden al ajuste de las cuentas, la deuda se ha disparado durante la crisis ante la falta de ingresos. En ocho años, como recordó ayer Linde, el endeudamiento de las administraciones españolas ha crecido un 60%.
Entre 2007 y 2011 el Gobierno del PSOE elevó la factura en unos 260.000 millones, y el Ejecutivo popular lo ha hecho esta legislatura en más de 300.000, rompiendo el techo del billón de euros. Los fuertes recortes del gasto, que han afectado a servicios básicos como la sanidad, la educación o las pensiones, no han detenido la sangría. Al contrario, los recortes en prestaciones y salarios han contribuido a hundir aún más la recaudación.
“España tiene un importante problema” con la deuda, dijo Linde, que puso el foco también en el ámbito privado. Aunque las empresas y las familias sí han logrado bajar la factura en los últimos años, no lo han hecho lo suficiente y este apartado puede generar problemas en el futuro, advirtió.
El gobernador del Banco de España aseguró, que no será fácil corregir estas desviaciones y reclamó más medidas de ajuste fiscal y continuar con la línea de reformas emprendidas por el PP, que en general valoró positivamente. Linde aplaudió la reforma laboral y los cambios en el sector bancario, aunque no se mostró conforme con la rebaja fiscal activada este verano.
Entre las propuestas para apretarse el cinturón, Linde señaló a las pensiones pidiendo asegurar su “sostenibilidad”, es decir, más recortes, y apostó por fomentar los planes de jubilación privados.