donostia - El panorama laboral de la CAV se ha feminizado en las últimas dos décadas, ya que la tasa de mujeres en el total de ocupación ha pasado de ser un 39,5% a un 47%. El progresivo incremento del número de mujeres ocupadas, sin embargo, muestra una cara menos amable de atender al tipo de contrato firmado, ya que el 67,3% de los que se formalizaron el pasado año fueron a tiempo parcial, directamente relacionados con la precariedad.
En 1994 uno de cada tres trabajadores era mujer, mientras que el año pasado el mercado laboral estuvo muy cerca de cumplir las potenciadas políticas de igualdad, ya que la proporción entre la población activa masculina y femenina rozó la paridad.
Así se deduce del informe realizado por el Consejo de Relaciones Laborales CRL sobre la Situación Económica y Relaciones Laborales de la CAV en 2014. En él se recoge que la participación de la mujer ha tenido un crecimiento constante hasta llegar a este momento, como lo demuestra el hecho de que en estos últimos 20 años las trabajadoras aumentaron un 34,8% mientras que la población activa en general lo hizo un 13,5%.
Una mirada más centrada en las condiciones laborales, en cambio, ofrece una visión algo menos optimista. La contratación a tiempo parcial, tradicionalmente relacionada con algún grado de precariedad, fue la modalidad más utilizada por los empleadores para contar con el trabajo de una mujer.
La diferencia entre géneros es muy notable y se agudizó el pasado año, cuando del total de contratos a jornada parcial un 67,3% se realizaron a mujeres mientras que el 32,7% correspondieron a hombres.
Estos porcentajes tienen una influencia directa sobre el mercado laboral, que el pasado año presentaba un 26% de trabajadoras a tiempo parcial cuando en el caso de los hombres se dio en un 21%.
La situación se agrava cuando la atención se enfoca hacia la población asalariada sin contrato, que tiene sin duda nombre femenino y cuyo perfil corresponde en su gran mayoría a empleadas del hogar.
Este colectivo incrementa un 2,6% el número de mujeres en condiciones que habitualmente se consideran causantes de la precariedad laboral.
A pesar de estas cifras negativas, el informe del CRL permite mostrar cierto grado de confianza en una variación de este rumbo, ya que advierte de que el diferencial existente en cuanto a temporalidad en función del sexo se ha reducido progresivamente a lo largo de los últimos años.
Al margen de la modalidad contractual, los datos muestran con claridad la progresiva incorporación de la mujer al mercado de trabajo y la cada vez más habitual opción femenina de trabajar. El informe indica que su tasa de actividad llegó al 52% en 2014 cuando 20 años antes este porcentaje era del 40%.