El presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, no anunció ayer ninguna medida concreta para proteger a España y a sus socios de la Eurozona del colapso económico pero sus palabras garantizando que la entidad que preside hará lo que tenga que hacer para proteger el euro bastaron para devolver algo de cordura a los mercados y aliviar la presión sobre la prima de riesgo española que en los últimos días había escalado hasta niveles nunca vistos. De golpe y tras cuatro días marcando máximos por encima del umbral de los 600 puntos la prima cayó hasta los 561 mientras que la Bolsa se apuntó su segunda mayor subida en dos años.

Una demostración en toda regla del poder de persuasión que tienen las palabras de Draghi en los mercados. "El BCE está dispuesto a hacer lo que sea necesario para preservar el euro y, créanme, será suficiente", había dicho poco antes el banquero italiano. El efecto fue inmediato. Las bolsas empezaron a repuntar y la prima de riesgo española a caer.

El cambio de tendencia ya había arrancado el día anterior tras las declaraciones del gobernador del Banco de Austria y consejero del BCE, Ewald Nowotny, apuntando a la posibilidad de conceder licencia bancaria al fondo de rescate europeo para aumentar su munición.

Ayer, sin embargo, quedó patente que algo se está moviendo en Europa con vistas a atajar los desorbitados costes de financiación a los que enfrentan España e Italia, tal y como llevan reclamando desde hace semanas sus máximos dirigentes. De hecho, en lo que supone un cambio de discurso, Draghi aseguró que el objetivo del BCE es mantener la estabilidad monetaria y que tomará cartas en el asunto "en el momento en el que las primas de riesgo dañen el funcionamiento de los canales de transmisión de la política monetaria". Teniendo en cuenta que el banquero considera que los costes han llegado ya a un nivel "irracionalmente" elevado son muchos los analistas que ya anticipan una compra de deuda por parte del BCE.

Hasta ahora Draghi se ha resistido a reactivar el programa de compra de deuda soberana de los países en dificultades. Un programa que pusieron en marcha en mayo de 2010 y que lleva 19 semanas sin comprar deuda soberana. Sus palabras de ayer apuntan que el BCE empieza a ceder. Más allá de esta opción, el abanico de posibilidades para calmar a los mercados pasa por una nueva rebaja de tipos de interés, lanzar una nueva subasta de liquidez, flexibilizar las garantías exigidas a las entidades financieras, e impulsar que el mecanismo europeo de estabilidad obtenga la licencia bancaria que le permitiría obtener liquidez ilimitada una vez entre en vigor.

Esta última medida, apuntada públicamente por la Comisión Europea a principios de esta semana, no sería inmediata ya que previsiblemente el nuevo fondo de rescate permanente, que estará dotado con 500.000 millones de euros, no podrá entrar en vigor antes de finales de septiembre, ya que está a la espera de que el Tribunal Constitucional alemán se pronuncie el día 12 de ese mes sobre su compatibilidad con la Constitución germana. No obstante, activarla requeriría la solicitud por parte del Gobierno español al Eurogrupo. Según publicaba ayer el diario alemán Süddeutsche Zeitung, el Gobierno de Angela Merkel no se opondría a la compra de bonos españoles a través del fondo de rescate aunque son partidarios primero de avanzar en la reestructuración del sector bancario español.

El propio Draghi defendió ayer el arsenal de medidas adoptado por los líderes europeos en la cumbre de junio. Advirtió que si a lo que se enfrentan los gobiernos de la zona euro es a una guerra de poder será el euro quien terminará ganando el pulso. "No hay que subestimar el capital político que hay tras la moneda común", recordó.