Donostia. Tres días después de que muriera un trabajador de 45 años en una empresa de estampaciones en Abadiño, y de que otro resultara gravemente herido tras quedar ambos atrapados por una máquina empaquetadora, la sombra de los accidentes laborales volvió a teñir nuevamente ayer a la CAV. En esta ocasión, ha sido un trabajador de las obras de construcción del tramo Txurdinaga-Casco Viejo de la línea 3 del metro quien perdió la vida ayer a la mañana tras recibir el impacto de una piedra caída desde una altura de 40 metros, según las primeras investigaciones. Con el último fallecimiento, ascienden ya a 44 los muertos en accidentes laborales en lo que va de año en la CAV.
El siniestro se produjo minutos antes de las diez de la mañana. El operario, E.B.B., perteneciente a la empresa Estructuras Cosvimar, trabajaba en el pozo de un ascensor, de 40 metros de altura, en el revestimiento de las paredes, según fuentes sindicales. Al parecer, se encontraba en el fondo del ascensor cuando recibió el golpe de una piedra de unos diez centímetros que se despeñó por la abertura. En el momento del impacto, el hombre llevaba el casco puesto, según se indicó desde Euskal Trenbide Sareak, pero las asistencias médicas que acudieron al lugar solo pudieron certificar su muerte.
El accidente se produjo en la línea 3 del metro, que corresponde al tramo Txurdinaga-Casco Viejo, y fue precisamente en las obras de la futura estación de Zurbaranbarri, a la altura de la Avenida Jesús Galíndez de Txurdinaga, donde se produjo el fatal desenlace. Eusko Trenbide Sareak lamentó "profundamente" lo ocurrido.
marcha sindical Los sindicatos ELA, LAB, STEE-EILAS, HIRU y EHNE, por su parte, convocaron ayer una concentración prevista para el próximo martes a las 11.30 ante las oficinas de Metro Bilbao tras el fallecimiento del trabajador de la empresa Estructuras Cosvimar. Las centrales quisieron subrayar que se trata de un nuevo accidente mortal acaecido en una obra pública y que, por lo tanto, según expusieron, los gestores políticos "deben garantizar" la salud y la vida de los operarios.
Por ello, denunciaron que las administraciones públicas, según defendieron, no velarían con el necesario celo por la integridad de los trabajadores que operan en sus proyectos. "No solo no garantizan nuestra salud y nuestra vida como teóricos garantes de nuestros derechos, sino que son ciegas, sordas y mudas ante las malas prácticas y el incumplimiento empresarial", aseguraron.
Así, los sindicatos reiteraron su "tolerancia cero" ante los accidentes de trabajo, así como ante las enfermedades profesionales y aquellas relacionadas con el trabajo, al tiempo que abogaron por impulsar y acompañar el cambio de modelo político, económico y social donde el derecho a la salud "sea una realidad y no una utopía".