EL hartazgo entre la ciudadanía y el empresariado vasco a cuenta de la fusión de las cajas en Euskadi es ya notable. Porque después de años de guerrilla y desgaste político para dar solución a una cuestión que se supone puramente económica, la desesperación ha vuelto a instalarse en el subconsciente de unos y otros a raíz del enésimo intento por derrotar al enemigo: la fusión fría que BBK y Caja Vital cocinaron en noviembre a espaldas de la Kutxa que, al parecer, estaría dispuesta a continuar su camino en solitario. Ese nuevo capítulo, el tercero desde que Xabier de Irala (BBK), Gregorio Rojo (Caja Vital) y Carlos Etxepare (Kutxa) apadrinaron el camino de la fusión total en 2005, ha vuelto a frustrarse.
Sea necesaria la integración a dos o resulte mejor hacerlo a tres, o sea aconsejable despolitizar los órganos de gestión de las cajas, como propone la LORCA, el caso es que el escenario financiero en Euskadi vuelve a estar como al principio. O tal vez peor. Porque si hasta ahora la tormenta política se había ceñido exclusivamente a las fuerzas vascas, la reforma del sistema financiero que ayer aprobó el Gobierno español ha catapultado la causa vasca hasta Madrid, donde ministros socialistas como Elena Salgado (Economía) o el vasco Ramón Jáuregui (Presidencia) se mostraron hace unas semanas sorprendentemente partidarios a una fusión entre todas las cajas, poniendo en una delicada situación al Ejecutivo de Patxi López, partidario en estos momentos junto al PP de una fusión fría entre BBK y Vital. El viernes, el presidente de la BBK, Mario Fernández, abogó por la fusión fría de su entidad con Caja Vital a la espera de que se concrete la unión aa tres integrando a Kutxa.
¿Quién debe decidir?
Economistas vs. políticos
A estas alturas del proceso y después de un nuevo debate acalorado que no ha buscado si no asegurar el control político de cada caja, los vistan como lo vistan unos y otros, ya nadie oculta, ni en público ni en privado, que el futuro financiero de Euskadi lamentablemente volverá a jugarse en el tablero político. Pero, ¿qué piensan realmente los expertos en economía y finanzas de todo este asunto? ¿Qué fusión o integración, dada la situación actual, sería la más recomendable para los ciudadanos y las empresas vascas? NOTICAS DE GIPUZKOA ha trasladado éstas y otras cuestiones a tres profesores de reconocido prestigio en materia económica vinculados a la UPV. Sus reflexiones, amparadas únicamente en criterios técnicos y profesionales, ponen en entredicho los argumentos políticos que en las últimas semanas vienen trasladando a la opinión pública portavoces como Carlos Aguirre, consejero de Economía y Hacienda, Joseba Egibar, presidente del GBB y portavoz del PNV en el Parlamento, Antonio Basagoiti, presidente del PP en Euskadi, o el propio lehendakari Patxi López.
Clientes
¿Qué es lo más recomendable?
Desde un punto de vista económico todos coinciden, con sus matices, que la mejor opción en estas circunstancias sería una fusión caliente (a tres), dado que a través de un SIP (Sistema Institucional de Protección), sostiene el catedrátido de Hacienda Ignacio Zubiri, "se perderían muchos de los ahorros que produce una fusión completa y se mantendrían los órganos de dirección que no se han mostrado efectivos". "Si se utiliza la fusión fría es más por razones políticas que económicas", añade. El saneamiento que presentan en estos momentos las tres empresas vascas, destacado incluso el pasado miércoles por el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, también redundaría a juicio de Zubiri en favor de la fusión BBK-Vital-Kutxa, obteniéndose en consecuencia un ahorro en los costes, más unidad de acción y, sobre todo, una gestión mucho más eficiente.
En cualquier caso, una hipotética integración a tres podría resultar positiva para las entidades desde un punto de vista empresarial, pero no serlo para los clientes de las mismas. Miguel Ángel Peña, profesor titular de la Escuela Universitaria de Estudios Empresariales, cree que cuando se reduce el número de cajas que operan en un mercado "puede resentirse el grado de competencia y, en consecuencia, la relación de fuerza existente entre las cajas y sus clientes puede ser aún más favorable a aquéllas". En el caso de Euskadi, así y todo, el problema sería de menor grado debido a la propia geografía vasca, que no supondría en la práctica una reducción de la oferta en ninguna de sus provincias, entiende Peña. Para su colega Patxi Ibáñez, economista de la APD (Asociación para el Progreso de la Dirección) y profesor de Finanzas en la UPV, el debate sobre las urgencias de la fusión a la que tantas veces han hecho referencia el PP y el PSE en las últimas semanas no tiene mucho sentido en estos momentos cuando "son otras" las entidades que tienen que acometer procesos de reestructuración de forma casi inmediata debido a su delicada situación financiera.
En este sentido aboga Ibáñez por "reflexionar y madurar con cierto margen de serenidad la alternativa más conveniente". Si se considera además el elevado grado de complejidad que supone un proceso de integración, este profesor de Finanzas avisa de que "merece la pena aprovechar la ventaja de que disponemos y no hacer mudanza en tiempos de tribulación". Desde el plano cliente-inversor vasco es muy probable que a estas alturas el asunto de la fusión de las cajas, si es a dos o a tres o si se produce en frío o en caliente, "le dé igual", cree Zubiri. Sin embargo, desde una perspectiva global de la economía del País Vasco o incluso desde la rentabilidad para las cajas, insiste este catedrático, "lo más recomendable sería una fusión a tres". Esto permitiría, según su criterio, aprovechar mejor los rendimientos a escala de una fusión y crearía una institución de mayor tamaño que "podría competir mejor en el nuevo mercado financiero que se está creando en España y en el mundo".
A nadie escapa también que el sector financiero que se está rediseñando tras la mayor catástrofe desde el crack de 1929 aspira a la excelencia competitiva, a ser mejor y más eficiente. Y en ese escenario, el tamaño va a ser cada vez más importante. Así, una fusión entre BBK, Caja Vital y Kutxa, por ejemplo, daría lugar a una entidad un 60% mayor que la vizcaína actual, aunque su tamaño seguiría considerándose intermedio dentro del sector. Esa gran caja vasca sería el 15% del SIP que ha liderado Caja Madrid o el 30% de la nueva Caixa Catalunya, por ejemplo.
Cliente de la caja
¿Qué es lo que quiere?
Si el tamaño parece evidente que será clave en el nuevo mapa financiero, no lo es tanto el cuándo se lleve a cabo, el "tiempo" al que se agarra, por ejemplo, el consejero de Economía, Carlos Aguirre, para acelerar la fusión fría entre las cajas que presiden Mario Fernández y Carlos Zapatero. "El problema de tiempos no existe porque las tres cajas están saneadas y carecen de urgencias, por tanto, si la fusión es la mejor solución, como parece probable, no debería abandonarse ahora por unas prisas innecesarias", sostiene Ignacio Zubiri.
Así y todo, si la solución BBK-Vital continuara ahora mismo adelante con la idea de completarla poco después con la Kutxa "tampoco habría riesgos sustanciales", cree este catedrático. Eso sí, en ese escenario, advierte, la gran perjudicada sería la caja guipuzcoana, "que estaría en una posición negociadora más débil" cuando quisiera sumarse a la causa, "que sería más pronto que tarde".
Tampoco el profesor Peña considera urgente la integración de las tres cajas, fundamentalmente por la propia idiosincrasia de éstas, gobernadas por criterios políticos cuyos intereses pueden, en ocasiones, "anteponerse a los de la eficiencia empresarial". ¿Y una fusión a dos ahora para meses después ampliarla a tres? "No tendría mucho sentido económico", sugiere. La opinión unánime de estos tres expertos sobre el futuro de BBK, Vital y Kutxa es que cada vez serán más bancos y menos cajas, prestando mucha más atención a la rentabilidad que a la política.
En esta línea, es seguro que el capital privado irá ganando importancia y que su radio de acción estará ya más fuera de la Cpomunidad Autónoma Vasca que dentro. Por el camino, como se está viendo en los últimos tiempos, más de una de las 17 cajas que sobreviven serán absorbidas, un aspecto que Ignacio Zubiri cree que será positivo para los ciudadanos: "La mayor competencia en el sector bancario debería redundar en mejores condiciones tanto para el que toma prestado como para el ahorrador".
Nuevas cajas de ahorro
¿Y cómo será el futuro?
La visión de Patxi Ibáñez respecto al futuro de las cajas reniega de la opinión de sus compañeros. A su juicio, existe una cuestión "clave" que son las obras sociales, que en los últimos diez años han gestionado 1.500 millones de euros en toda clase de iniciativas culturales, asistenciales y educativas. Tal es la relevancia social que Ibáñez atribuye a las obras sociales de las cajas que no puede evitar preguntarse la siguiente cuestión: ¿merece la pena trabajar en la defensa de este modelo o habría que desmontarlo? "La respuesta es obvia", concluye.
Miguel Ángel Peña. Profesor Titular y subdirector de Calidad e Innovación Docente de la Escuela universitaria de Estudios Empresariales de Vitoria. Es autor de varios trabajos de investigación en el área financiera y educativa.
Patxi Ibáñez. Economista de la Asociación para el Progreso de la Dirección y Profesor de Finanzas en la UPV/EHU. Ha llevado a cabo diversas
investigaciones sobre Banca y Estabilidad Financiera publicando diversos artículos e informes relacionados con dicha temática.
Ignacio Zubiri. Catedrático de Hacienda de la UPV y defensor de una fusión a tres para "competir mejor" en el nuevo mercado financiero.