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Castellers y gigantes, unión de dos culturas

La agrupación catalana visitó Donostia por segunda vez y estuvo acompañada por los gigantes y los dulzaineros

Los Castellers de Lleida exhiben su técnica en DonostiaN.G.

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Donostia ha vivido una de esas jornadas en las que la cultura popular rompe fronteras. Bajo un sol abrasador y ante un público que ha llnenado cada rincón de los jardines de Alderdi Eder, los Castellers de Lleida han ofrecido un espectáculo de fuerza, técnica y coordinación, mientras les han acompañado el ritmo festivo de los Gigantes de Donostia y los dulzaineros.

El formato de la actuación ha sido tan original como emocionante: tras cada torre humana que levantaban los catalanes a las puertas del Ayuntamiento de la ciudad, los gigantes han bailado una pieza, llenando de música y movimiento los jardines de Alderdi Eder. Cada casteller construido por decenas de personas ha sido distinto, y los espectadores han podido comprobar en primera persona las características de cada de uno de ellos. Mientras tanto, los presentes han reconocido el esfuerzo entre aplausos. El calor no ha frenado ni a los participantes ni al público, que ha seguido con expectación cada construcción y cada paso de los gigantes.

Los Castellers de Lleida exhiben su técnica en DonostiaN.G.

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El veterano miembro del grupo catalán Xavi Masfret, “feliz” de volver a mostrar el especial arte de los castellers en Donostia, ha recordado que no era la primera vez que pisaban suelo donostiarra: “El año pasado vinimos, pero fue algo muy informal, para acompañar al grupo Euskal Herriko Castellersak, que todavía está en formación. Desde hace dos años los “apadrinamos”, y este año hemos vuelto para ofrecer una actuación completa”.

La expedición leridana, compuesta por alrededor de 120 castellers distribuidos en dos autobuses, ha llegado preparada para una calurosa e intensa jornada. Respecto a la preparación, Masfret ha explicado que en años de concursos, cada dos años, llegan a ensayar hasta cuatro veces por semana. Este año, que no lo es, se han juntado dos o tres veces. A pesar de eso, reconoce que, más allá del entrenamiento, el éxito de una torre humana depende de “la mezcla de técnica, fuerza y, sobre todo, de la gente”. “Para la construcción de un casteller, desde el más pequeño hasta el más mayor es importante”, ha agregado.

La agrupación de Lleida levanta un castellers en la plaza de la Constitución

Torres

En cuanto a las torres humanas, Masfret ha señalado que cada construcción tiene su particularidad. “Aunque no sea tan vistosa por la cantidad de gente, una de las torres más complejas que hemos hecho ha sido una de ocho pisos de dos personas”. Como curiosidad, ha explicado que el niño o niña que corona la torre y en la que tanta gente se fija, recibe distintos nombres según la agrupación, pero que generalmente se le llama ‘enxaneta'.

Tras exhibir su arte en Alderdi Eder, la plaza de la constitución ha sido escenario de uno de los momentos más espectaculares de la jornada. Tres torres humanas se han levantado simultáneamente para que la ‘enxaneta’ de cada una ondease una bandera. Han sido la ikurriña, la bandera de los Castellers de Lleida y la senyera. El gesto, que ha simbolizado la unión entre ambas culturas, ha sido captado por decenas de móviles y cámaras.

Los castellers, los gigantes y los músicos han sido despedidos con una ovación cerrada. El calor del público se ha unido al que transmitía el sol y Donostia ha vivido mucho más que una simple exhibición: un encuentro de tradiciones vivas, un puente entre el Mediterráneo y el Cantábrico que, por unas horas, se ha sostenido en el aire gracias a la fuerza de la gente.