El Basque Culinary Center ha presentado hoy la lista de  los 100 jóvenes talentos de la gastronomía 2024. Este listado, que se realiza cada dos años, está compuesto por profesionales de todo el Estado menores de 30 años que están llamados a liderar el futuro gastronómico.

Entre ellos destacan los nombres de tres guipuzcoanos: Paula Arrate, copropietaria de la cafetería Somos Bakery (Donostia), Iker Sukia, maestro quesero en Quesos Ixidro (Lazkao), y Adrián Ciaurriz, pastelero en Chocolate Academy (Barcelona).

“Abrimos hace un año y medio aproximadamente. Todos los postres los hacemos nosotros y también nos dedicamos al brunch”, apunta Arrate. El café, la repostería y la cocina son los tres pilares fundamentales del proyecto.

Esta joven donostiarra se graduó en el Basque Culinary Center, donde se especializó en emprendimiento. Su sueño siempre fue abrir su propio negocio relacionado con el mundo del café y la repostería. La idea del Somos Bakery se cocinó a fuego lento: “Junto a mi socio, Stephano Vientimilla, creamos una cuenta en Instagram en la que vendíamos postres a amigos y familiares”. 

El proyecto tuvo una acogida tan abrumadora, que ya no podían abarcar tantos pedidos y se decidieron a buscar un local para abrir su cafetería. “Barajamos diferentes opciones durante más de un año, hasta que salió una buena oportunidad en El Antiguo y nos lanzamos a por ella”, relata Arrate. La fuente de inspiración de ambos socios antes de poner en marcha Somos Bakery fue Copenhague: “Ahí cogimos ideas que posteriormente implementamos”.

Iker Sukia cogió las riendas del negocio de su padre, Quesos Ixidro, cuando este se jubiló. “Somos pastores que elaboramos queso Idiazabal. Yo represento la cuarta generación de la familia”, cuenta Sukia, quien ha realizado diferentes cursillos, el último sobre la producción de queso azul. No obstante, las lecciones más importantes las aprendió en su casa: “Fue mi padre quien me enseñó cuando yo era bien pequeño. Él se centraba en el queso natural, pero yo he empezado a elaborar queso ahumado. Tengo en mente diferentes aspectos para impulsar el negocio en el futuro”.

Adrián Ciaurriz estudió cocina en la escuela Aiala de Zarautz. “Soy pastelero. Fui jefe de cocina de Espaisudre, el primer restaurante de postres del mundo, durante tres años. También tengo experiencia como profesor y ahora estoy en la Chocolate Academy, una escuela de formación donde doy soporte a los chefs para que puedan ir creando y desarrollando su trabajo. Colaboro con profesionales de diferentes partes del mundo, lo que está siendo fundamental para mi formación”, señala Ciaurriz.

Orgullo y motivación

Sukia indica que estar entre los 100 premiados es una “satisfacción y una buena dosis de motivación para seguir trabajando duro”. Arrate comparte este punto de vista, ya que “es muy bonito recibir el reconocimiento y el respaldo del Basque Culinary Center. Es un orgullo estar incluida entre gente de tanto nivel”.

Por su parte, Ciaurriz opina que este premio significa que has hecho bien las cosas hasta este momento: “Es una palmadita en la espalda que te anima a continuar por este camino con humildad”. Además, identifica tres de las claves que le han llevado a cosechar este éxito: “Disciplina, constancia y ganas. Es necesario tener un motor para despertarte todos los días y dar lo mejor de ti mismo”.

Arrate añade que “los sueños no se cumplen solos. Se alcanzan a base de esfuerzo y dedicación. En mi caso, pese a que mi negocio está yendo muy bien, es importante ser humilde y aprender todos los días para no dejar de evolucionar”, resalta la copropietaria de Somos Bakery.

Grandes sacrificios

En el caso de Sukia, él ya tenía el negocio montado: “He ido haciendo inversiones poco a poco para facilitar mi trabajo y tener más clientes”. Asimismo, reconoce que ser pastor no es nada sencillo: “Trabajas siete días a la semana todos los días del año. En la actualidad hay muy pocos pastores jóvenes, y empezar desde cero es muy difícil. Me he metido en este negocio porque he tomado el relevo de mi padre. En otras circunstancias, no sé si hubiese tenido la oportunidad de dedicarme a ello”, señala este pastor lazkaotarra.

Y es que tener un negocio propio es muy reconfortante, pero también altamente sacrificado: “Es muy satisfactorio levantarte por la mañana y acudir al local que has creado con tanto cariño y trabajo. También valoro mucho mi libertad a la hora de dar rienda suelta a mis ideas”, cuenta Arrate, al tiempo que destaca que no es oro todo lo que reluce: “Emprender es realmente complicado. El día a día es muy cansado. Nosotros nos levantamos a las cinco de la mañana y no acabamos la jornada hasta las siete y media de la tarde”.

En este sentido, Sukia agradece tomar sus propias decisiones y estar inmerso en un mundo que le “encanta” y del que ha formado parte toda su vida, aunque hay épocas en las que hay que estar al pie del cañón “día y noche sin descanso”.

De cara al futuro, los tres ponen el foco en mantener esta senda positiva. Arrate y Sukia desean cuidar con mimo sus respectivos negocios, mientras que el siguiente destino de Ciaurriz es Noma, un restaurante de Copenhague, donde estará de prácticas durante seis meses: “Al final de mi vida profesional, todo lo conseguido será gracias a los lugares en los que habré estado”, reflexiona.

Respecto al mundo de la gastronomía, Arrate y Ciaurriz ponen en valor su variedad y todas las oportunidades que aporta tanto a nivel laboral como personal. “Antes, al hacerte cocinero, solo pensabas en un restaurante. Ahora descubres que las diferentes modalidades que existen en el ámbito gastronómico son inagotables”, concluye Ciaurriz.