Todavía quedan en Donostia restos de aquellas casas de baños situadas en lugares muy céntricos.

Hasta el año 2015 la fachada de los baños de la calle Easo permaneció en su ubicación original, aunque se hallaban fuera de uso. 

Apostando por dejar en la ciudad huellas de ese pasado, el Consistorio trasladó las piedras de la fachada a la del nuevo edificio de usos municipales de la calle Arroka.

La decisión de trasladar la fachada a la calle Arroka responde a una sentencia del Tribunal Supremo, dando razón a una reclamación vecinal vinculada al desarrollo urbanístico del área de San Bartolomé. Dicha sentencia obligaba a mantener la iglesia, el característico muro que entronca con la calle Easo y la casa de baños.

Imagen de la fachada de la que fue cada de baños en la calle Easo Iker Azurmendi

Fachada itinerante

Para poder protegerla, el Ayuntamiento tomó la decisión de trasladarla a su emplazamiento actual, aunque vacía del contenido para el que fue ideada. 

El geógrafo Juan Antonio Sáez García explicó a NOTICIAS DE GIPUZKOA que la casa de baños de la calle Easo se construyó hacia 1915 y dejó de funcionar en la década de 1990.

Pero no fueron estos los únicos baños públicos de los que disponía Donostia el pasado siglo y en el siglo XIX. Sáez García recuerda que en 1843 una sociedad de artesanos e industriales, comandada por José y Francisco Brunet, creó en la calle San Juan de la Parte Vieja un edificio, con planta en forma de U y un pequeño jardín interior rodeado de una galería cubierta con 16 estancias, de las que diez tenían bañeras.

Otro edificio emblemático que funcionó como casa de baños fue el de la Sociedad Fotográfica de Gipuzkoa, en el arranque del Paseo Nuevo, que fue concebida para prestar este servicio en 1922.