El portal número 5 de la calle Amara está en obras para instalar un ascensor. Al lado de las escaleras, una carretilla y varias herramientas tapan el hueco donde tiene que ir ese elevador. Una estampa habitual en muchos edificios cuyos vecinos deciden acometer esta mejora para facilitar su día a día. El problema es que esta comunidad, cercana a la Plaza Easo, lleva siete años esperando. En 2016 firmó un contrato con TK Elevator, pero diversos contratiempos retrasaron el inicio de una obra que llegó a comenzar, pero que ha vuelto a frenarse para desesperación de los 14 vecinos del inmueble, que adelantaron 10.000 euros y que incluso aceptaron una subida del 23,8% en el coste de la obra. 

Los vecinos han acudido a las instituciones y han presentado una reclamación a Kontsumobide (Instituto Vasco de Consumo), sin encontrar por ahora una solución –mientras mantienen el contacto, casi siempre vía correo electrónico, con TK Elevator–, así que han decidido dar a conocer mediante NOTICIAS DE GIPUZKOA una situación que se ha convertido en un problema, porque son varios los vecinos que tienen dificultades de movilidad y necesitan el ascensor. A lo que se añade el dinero adelantado y el hecho de tener el portal medio en obras desde hace meses.

La cronología de los hechos la relatan Iban Otegui, administrador de la comunidad, y Mikel Olazabal, portavoz en esta ocasión de los vecinos. El contrato con TKE Elevator se firma el 30 de septiembre de 2016 y durante los siguientes tres años y medio no pueden empezar las obras, ya que se lleva a cabo la ITE (Inspección Técnica del Edificio) en la que se subsanan las deficiencias identificadas y posteriormente se realizan “las solicitudes correspondientes para poder optar a las subvenciones disponibles”.

Una vez acabados estos trámites, la comunidad informa en enero de 2020 a TKE Elevator de la “disponibilidad para iniciarse la obra”. Ahí es donde comienzan los contratiempos. “La respuesta fue que no podían iniciar la obra, ya que no encontraban ninguna contrata dispuesta a asumir la cantidad económica estipulada en el contrato firmado en 2016 para realizar la obra civil”, cuenta Otegui, debido a que en estos más de tres años los costes habían “subido”. Los vecinos tienen que esperar hasta septiembre de 2020, cuando se realiza una “visita al portal para realizar los preparativos del inicio de las obras”, pero los trabajos no comienzan hasta casi un año después, en julio de 2021, cuando “se hace un agujero para derribar una pared del despacho de abogados”, situado en un local contiguo al portal. Pero en septiembre de ese año TK Elevator informa a la comunidad de que “el arquitecto ha renunciado y de que la empresa que hizo el agujero ha rescindido el contrato”.

Después de varios meses sin avances, una reunión entre la empresa, la comunidad y la administración ya en enero de 2022 parece que hace retomar las obras, pero este nuevo escenario no acaba de confirmarse y se pone septiembre como el mes para continuar con los trabajos. Entre tanto, TK Elevator comunica a los vecinos que “por subida de los materiales” el presupuesto va a encarecerse. De los 206.790 euros iniciales se pasa a 254.948, es decir, una subida del 23,8% debido al citado “encarecimiento de materiales” y también a la necesidad de “modificar el proyecto”. La comunidad asume la subida de materiales (13.046 euros) y el 80% de los 35.112 euros correspondientes a la modificación del proyecto.

Pese a ello, la obra continúa parada durante todo 2022 y no se retoma hasta el 16 de febrero de 2023, día en el que comienza “el derribo de la pared del local de abogados y la excavación del foso”, un proceso que dura hasta mayo. Desde entonces, otro parón sin fecha concreta para retomar la instalación del ascensor, la denuncia ante Kontsumobide y varios correos a TK Elevator en los que los vecinos exigen “continuar con la obra parada” y la empresa ofrece respuestas vagas, sin fechas concretas más allá de su intención de que “la obra se reanude lo más pronto posible”.

“Una situación irreal”

“Esto no me ha pasado con ninguna comunidad. Es una situación irreal total. Problemas puede haber, pero nunca había llegado a estos extremos”, reconoce Iban Otegui, que lleva unos cuantos años trabajando como administrador de fincas. Explica también que “la obra se contrata a TK Elevator y es esta empresa la que subcontrata los trabajos, por lo que la comunidad está casada con TK Elevator”.

Lamenta el administrador cuestiones como que “una subcontrata haga el agujero y luego desaparezca” sin explicaciones a los vecinos y la ausencia de “un plan concreto, por escrito, de fechas para la obra. Todo es de palabra, pero no hay nada concreto. No hay más que largas por su parte”.

Ante esta situación, una de las opciones que se planteó la comunidad de vecinos fue “acudir al juzgado”, pero el proceso podría dilatarse “varios años”, así que por ahora no contemplan hacerlo. Incluso hablaron de romper el contrato con TK Elevator a costa de perder los 10.000 euros ya abonados. Pero la resolución de este proceso llegaría también “en el juzgado”, un extremo al que no quieren llegar. Lo que sí quieren denunciar es la situación de “desprotección” en la que se encuentran. Lamentan que “ninguna institución entre a un conflicto como este”. “Como máximo Kontsumobide podría ponerles una multa, pero nada más”, dice Otegui.

Exterior del número 5 de la calle Amara, cerca de la Plaza Easo. Iker Azurmendi

“La impotencia es total”, resume Mikel Olazabal: “Lo que debía ser una obra de siete meses no sabemos cuándo va a acabar”. Y mientras, los vecinos con problemas para subir las escaleras a diario crecen. Como una mujer que, en mitad de la conversación, entra en el portal con bolsas de la compra y va a someterse a una operación de espalda, lo cual le impediría subir las escaleras.

La empresa se compromete

Coincidiendo con el encuentro entre este periódico y los vecinos del número 5 de la calle Amara, TK Elevator ha retomado los contactos con la comunidad mediante correo electrónico, asegurando que “después de varias semanas revisando cómo reanudar la obra y las diferentes posibilidades, tenemos una propuesta de encauzar la obra civil completa (con una sucontrata)” e indicando que su intención es “reiniciar los trabajos a principios de noviembre”.

Esta fecha, la de los primeros días del próximo mes, la confirman desde TK Elevator a NOTICIAS DE GIPUZKOA. “El acuerdo con los vecinos ya está actualizado y estamos para empezar a trabajar la primera semana de noviembre. Estamos comprometidos con la obra y es nuestro interés hacerla”.

Desde la empresa reconocen que ha habido dificultades. “Es un edificio complejo y una obra complicada. Primero había que negociar con el bufete de abogados en la planta baja, eso llevó un tiempo y retrasó todo el proceso. No hemos podido empezar a trabajar hasta que esto estuviera arreglado. Ha habido también cuestiones como la subida de precios en la construcción y falta de material. Ha habido contratiempos, y no solo por nuestra parte. Por ejemplo, una de las empresas subcontratadas para la obra civil quebró durante este proceso”.

Los vecinos, que reconocen estar bastante “desesperados” ante un proceso que se les está haciendo eterno, acogen con esperanza esta nueva comunicación de TK Elevator, aunque aún no se acaban de “fiar”, porque “no es la primera vez que dicen algo y luego no lo cumplen”. En cualquier caso, está prevista una reunión entre las partes a lo largo de los próximos días y confían en que, por fin, dentro de unos pocos meses, tengan el ascensor disponible.