¿Qué ha sentido cuando ha conocido que será el Tambor de Oro de 2023?

Mucha satisfacción porque es un galardón de muchísimo prestigio y una gran responsabilidad. Representa mucho de lo que Donostia es y es un punto de reflexión de lo que quiere ser en el futuro. 

¿Le ha sorprendido ser elegido?

Me ha sorprendido, aunque sabía que estaba nominado, pero había una lista enorme y es difícil salir adelante con el consenso del consistorio, en esta época en la que consensos no hay muchos. Y es halagador.

¿Por qué decidió implantar Viralgen aquí?

La primera reunión para planificar si veníamos a San Sebastián fue en la víspera de la tamborrada de 2017, hace seis años. Tuve una reunión con Ainhoa Aizpurua, que era diputada de Desarrollo Económico. Vinimos buscando talento de terapia génica y mucho estaba en Francia. San Sebastián tiene una posición geoestratégica, que permite vivir en Francia y trabajar aquí y fue el motivo principal, además de que la infraestructura es maravillosa y Miramon, ideal. 

El proyecto ha engordado rápido.

Ha crecido muchísimo. Ha sido una evolución muy rápida. Muchas ciudades pagarían un montón por tener esta idea pero se ha desarrollado aquí y ha creado talento propio. Ya no necesitamos de otros sitios. Es la fábrica de terapia génica más importante de Europa y cuando hagamos la expansión será la más grande del mundo. El Tambor de Oro refleja esto y el trabajo que hay detrás, que es de las muchas personas que creyeron en el proyecto. 

¿La ciudad ayuda al proyecto?

Es un referente internacional. Viene mucha gente y se queda impresionada con la fábrica, con el nivel científico y con la ciudad en sí. Servimos también de escaparate a la ciudad. Yo también conocí la ciudad como turista y pronto tendré casa en Donostia para que la familia también pueda estar.