- ¿Por qué llega a su fin Michael's de la calle Arrasate?
-Porque mantener dos comercios es demasiado complicado para mí ahora y la implantación del TicketBai tampoco ha ayudado. Como continuaremos en la Parte Vieja, que nos funciona muy bien, los clientes tanto locales como de la provincia y turistas nos van a encontrar en la 31 de Agosto, deseando darles un buen servicio, como siempre.
¿Cómo lograron superar la pandemia?
-Con mucho sufrimiento y esfuerzo personal. La gente de Donostia fue dura con los comercios de la Parte Vieja, diciendo que no se les atendía bien. Ya se lo han merecido, he llegado a escuchar, cuando nosotros hemos atendido igual a todo el mundo. Quizá algunos bares lo hayan hecho, pero hay otros muchos que han seguido con su tradición. Por ejemplo, en la 31 de Agosto, el Martínez, el Gandarias, el Ormazabal, La Viña, La Cepa o el Txuleta son bares que han seguido la misma trayectoria y la misma atención de siempre. Quizá la gente no le da valor, pero en la Parte Vieja hay cantidad de comercios locales que llevan muchos años. Nosotros abrimos hace 57 años en la calle 31 de Agosto y en la calle Arrasate en 1983, cuando había muchos problemas políticos que afectaban sobre todo a la Parte Vieja.
¿Cómo surgió la idea de abrir las tiendas?
-Nosotros hemos sido una familia de comerciantes. Empezó mi abuela, después mi madre, seguí yo y ahora también colaboran mi hija y mi nuera. En Tremp, mis hermanos tenían un supermercado y una pastelería, y en Barcelona mi hermana, una tienda similar a Michael's. Es por eso que siempre hemos tenido acceso a proveedores de Catalunya que aquí no era fácil que en aquellos años llegaran. Siempre fuimos muy pioneros y nos hemos movido por ferias nacionales e internacionales.
¿Qué tiene de especial esta tienda para su dueña?
-No sé que decirte. Mucha gente nos comenta: Cómo me gustan las cosas que tenéis o mi mujer no puede pasar delante de vuestro escaparate sin parar y entrar. Nos ha gustado mucho cuidar la imagen y la presentación. Yo estoy jubilada, pero con jubilación activa. Tengo compañeras empleadas, pero yo, en casa no me quiero quedar. Me encanta venir a la tienda, el trato con la gente, que es muy agradecida. Son clientes de muchos años, incluso extranjeros. Hay que tener en cuenta que atendemos a nuestros clientes en euskera, castellano, francés, inglés y, por supuesto, catalán. Un lujo y una gozada. Pero lo que no me gusta ya es la obligación de abrir, de cerrar y de no disponer de tiempo libre para mí misma. Confieso que la tienda me encanta. Ha sido mi trabajo y mi vida.
¿Les ha afectado esta creciente demanda de compras por Internet?
-No demasiado puesto que todavía hay mucha gente que prefiere ver el articulo in situ. No obstante, estamos presentes en las redes sociales al alcance de todo tipo de público. Es cierto que Amazon ha perjudicado a algunos sectores del comercio local. Durante la pandemia fue horroroso. Todos teníamos cerrados los negocios, pero no sabes el trajín de paqueteo que había. En Francia no se permitió que se vendiera nada que no fuera de primera necesidad. Aquí no y luego piden al autónomo que aguante, que mantenga el empleo. Mientras al pequeño comercio se le machaca, solo se favorece a las grandes superficies. ¡Es una pena! Se está perdiendo la identidad de las ciudades. ¡Como ha perdido San Sebastián tanto comercio!, nos dicen muchos clientes. A cambio también me comentan: Menos mal que seguís en la Parte Vieja, porque ya no quedan tiendas como la vuestra. ¡Y es que no quedan!
¿Le da pena cerrar esta tienda?
-No, tengo muchas ganas. Yo ya tengo que aflojar el ritmo. De joven, saqué oposiciones a banca y estuve dos años trabajando en ello, pero en cuanto salía del banco me iba corriendo a la tienda, que era lo que me gustaba. Aguanté dos años, llegaba el domingo y me ponía de mal humor pensando que al día siguiente ya tenía que volver.
¿Qué le ha dado Donostia?
-Dos magníficos hijos y una forma de ganarme la vida que me encanta.
¿Por qué alguien nacida en Tremp lleva tantos años aquí?
-Porque en Tremp solo estudiábamos hasta los catorce años, y para estudios superiores había que ir a Lleida o a Barcelona. Mi tía Merche, que vivía en Donostia, insistió en que viniéramos a estudiar aquí porque había muy buenos colegios. Y así estuve cuatro años interna en Notre Dame.
Tendrá mil anécdotas ...
-Mi primer escaparate se rompió durante el juicio de Burgos, un jueves Santo. Tenía un póster precioso de Mafalda reivindicando Amnistía. Yo no me libré de aquella época tan complicada y por eso abrimos esta tienda de la calle Arrasate. Estábamos hartos. Ni te imaginas las veces que con mis hijos pequeños tuvimos que estar escondidos en la tienda con las luces apagadas, esperando que se acabaran las algarabías para poder ir a casa. Ahora se vive mejor. Es una maravilla de ciudad.
¿Qué es lo que más le gusta?
-Todo. Hay gente que se queja del clima, pero a mí no me pesa nada. Una vez, al llegar a Madrid, en un viaje de feria, esperando que se abriera la puerta del avión y ver que llovía se me ocurrió decir: ¡Qué asco está lloviendo! Se giró un señor y me dijo: señora no diga que asco de lluvia. Donde no llueve, hay miseria. Se me quedó tan grabado que no me he vuelto a quejar de la lluvia.
¿Se considera más vasca o más catalana?
-Indudablemente de las dos. Mis hijos son vascos, han ido a la ikastola, han hecho los estudios superiores en euskera pero yo en casa siempre les he hablado en catalán. Como se suele decir, tengo el corazón partido. Como con la Real y el Barça. Adoro esta tierra.
¿Le ve mucho futuro a la tienda de la Parte Vieja?
-Espero que sí, si la situación mundial nos lo permite. Estoy muy contenta con el equipo actual, hacemos alguna comida de vez en cuando, la cena navideña, en fin, un compañerismo estupendo. Esto no es una empresa grande, somos cuatro y llevarnos bien es bueno para la tienda y para nosotras. Es muy importante trabajar a gusto.
¿Cuál es la clave del éxito de la tienda Michael's?
-Ser honesto. Creo que la honestidad es muy importante. Nunca engañaría a un cliente, y la otra clave es dar un buen producto y tener buena calidad. Una vez nos seleccionaron para un concurso, que yo ni me enteré, organizado por el Ayuntamiento de Donostia. La gente nos votó como mejor comercio y el premio era un estudio del negocio, y como el mío, lo hicieron con otros. ¿Sabes qué fue lo que más les llamó la atención de la Parte Vieja? ¿Cómo podía ser que en todas las tiendas tuvieran esos escaparates tan pequeños? Y eso fue por una normativa que se aplicó, por la que los escaparates no podían ser más amplios que los balcones. Y ese fue el motivo por el 'que en la Parte Vieja no vinieran tiendas con firmas de prestigio.