donostia - La feria de Santo Tomás del pasado lunes generó más de 13.000 kilos de basura en el Centro y la Parte Vieja. En concreto, la basura urbana procedente principalmente de la hostelería sumó 6.360 kilos mientras que el producto de la limpieza viaria especial en estas zonas fue de 6.840 kilos. Estos son algunos de los datos que dio a conocer ayer Donostia Festak en su balance de la feria prenavideña.

La txistorra, como es habitual, fue protagonista de la jornada y en ella se consumieron 9.475 kilos de embutido, algo más que el pasado año, a pesar de que por ser un día laborable no hubo tanta gente por las calles. También se degustaron 30.000 litros de sidra y unos 72.000 talos, tanto de txistorra, como de queso, chocolate, tocineta, etc...

Los operarios retiraron 1.540 litros de aceite usado de los puestos, una acción que se llevó a cabo en dos veces: una por la mañana y otra, al finalizar la feria. Donostia Festak destacó en su balance el comportamiento cívico de los responsables de los puestos de venta que los dejaron “totalmente recogidos, acercando la basura producida a los lugares específicamente instalados para este día”.

Por otra parte, y por octavo año consecutivo, también resultó muy positiva la recogida itinerante de vidrio por parte de trabajadores de FCC acompañados de grupos de trikitixa. El volumen de vidrio también subió algo en relación con el recogido el pasado año, según informó Donostia Festak.

A la limpieza de las calles también contribuyó la campaña Cierra el grifo, que resultó exitosa “al menos hasta la finalización de la feria”. Esta campaña conmina a las personas a no orinar en las calles durante la celebración de la feria y a hacerlo en los numerosos váteres públicos instalados al efecto.

Por otra parte, las distintas actividades contaron con la habitual concurrencia de público. Por ejemplo, el taller infantil que tuvo lugar en la plaza de Zuloaga, en el que los niños pintaron macetas donde crecerán pensamientos, atrajo a 90 escolares, en seis tandas diferentes.

Por su parte, la plaza de la Trinidad también contó con numeroso público gracias al deporte rural y los animales de la plaza de Okendo atrajeron a cientos de familias, que dejaron pequeño el gran espacio situado junto al hotel María Cristina. Todas las actividades fueron puntuales.