La colección que lanzó ayer Pirotecnia Tomás de Castellón entusiasmó al público de la bahía donostiarra, que se deshizo en aplausos al finalizar una sesión que destacó por muchas cuestiones pero especialmente por su fuerte ruido y su ritmo trepidante. Las clásicas figuras pirotécnicas, como palmeras o bombas, resultaron ayer grandi osas por su tamaño y por su combinación con otras creaciones más pequeñas. El colorido de azules, rojos y naranjas, que simulaban auténticas llamas, llamó mucho la atención del público, así como las medusas, los anillos y los collares de colores, que colgaron del cielo donostiarra. El final atronador levantó el ánimo de los espectadores, que disfrutaron con las explosiones, los silbidos de los cohetes y otros efectos de la pirotecnia Tomás, que participó por segunda vez en el certamen donostiarra. Foto: Iker Azurmendi
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