donostia - La Semana Grande donostiarra también terminó ayer para los gigantes y cabezudos de la comparsa Itzurun, quienes se despidieron hasta el año que viene corriendo tras los niños y dando color a las calles de la Parte Vieja.
Mientras los ocho gigantes bailaban por las calles, los cabezudos, provistos de sus amenazantes vejigas, recorrieron las calles del centro de Donostia desde las 18.30 horas, asustando a pequeños y también a algunos mayores.
Tras pasar por la basílica de Santa María y la calle 31 de Agosto llegaron a la plaza Zuloaga, donde pusieron el punto final con una actuación que llevaban preparando todo el año. Allí, acompañados de la música de los txistularis, tanto gigantes como cabezudos se marcaron unos bailes hasta que las carreras de los chiquillos que se hallaban en la zona incitaron a los cabezudos, quienes se desperdigaron por la zona para asustar a los pequeños.
Estos se volvieron locos al sentir el aliento de los enanos cabezones en sus nucas. Algunos reaccionaban escabulliéndose entre el público -formado por numerosas familias donostiarras y algunos asombrados turistas-, otros se cobijaban a los pies de sus padres e incluso había quienes se quedaban quietos, asimilando que la atizada resultaba inevitable. Los llantos y las risas fueron los gigantes protagonistas de la tarde, que puso un broche de oro a la fiesta con alegría, bengalas y confetis.