Donostia. La Ponencia de Calles encargó hace unos meses a los técnicos municipales la identificación de aquellas zonas de la ciudad que tienen cierta entidad, pero no tienen asignado ningún nombre. El informe dio como resultado una lista con más de una decena de espacios susceptibles de estrenar nombre. Entre otros, se encuentra la terraza en el paseo de la Concha donde se encuentra una de las esculturas de Chillida o el parque entre el paseo de Zorroaga y Toribio Alzaga.

Otros espacios identificados son la plaza situada frente al polideportivo de Bentaberri, el parque o plaza entre Portuetxe y el camino de Igara o la plaza entre el paseo de Errondo y José María Salaberria. Por otro lado, hay algunas peticiones ciudadanas como designar la zona donde se han cubierto las vías del tren como plaza de Intxaurrondo o nombrar como parque de Zorroaga al espacio entre el paseo de Zorroaga y Doctor Begiristain, propuesta que viene de la asociación Haritzalde. Los técnicos también ha localizado al menos seis rotondas que también podrían ser 'bautizadas'.

¿Pero cómo y quién decide los nombres de las calles? Las propuestas pueden ser tanto ciudadanas, como venir desde los partidos políticos. Un etnólogo siempre elabora un informe por si el nuevo espacio tiene ya un topónimo y, finalmente, tras pasar por Comisión, es el Pleno municipal el que da el visto bueno. "Siempre se trata de que el nombre de la calle sea de alguien ya fallecido con el fin de reconocer sus méritos acumulados", explica José Luis Arrúe (PP), al tiempo que recuerda que el Ayuntamiento dispone de una lista con más de medio centenar de propuestas.

En cuanto a la designación de nombres para las calles de los futuros barrios, como el nuevo Txomin, se esperará hasta que estén concluidos. La Ponencia terminará su labor el próximo mes de diciembre.