Perdió el Eibar en Mestalla. Y no está la Liga como para dejar pasar oportunidades. Pero existen formas y formas de hincar la rodilla. La experimentada ayer por los armeros en el campo del Valencia genera, en cierto modo, motivos para el optimismo. Porque el encuentro completado por los de Mendilibar a orillas del Turia dio continuidad a muchas de las cosas buenas realizadas en Ipurua contra el Granada, antes del parón navideño. El cuadro azulgrana se mostró serio en todo momento. Ejecutó con altas cotas de fiabilidad su habitual propuesta, arriesgada en sí misma. Y, aunque en determinadas fases de la contienda careció de continuidad en sus ataques para controlar el juego e inclinar el terreno hacia Jaume Domenech, sí terminó acumulando un notable botín de oportunidades de gol. Ocasiones suficientes para haber puntuado. Sin embargo, en tierra de Fallas se echó en falta pólvora. La dinamita que sí aprovecharon los de Celades para decidir.

El partido arrancó igualado en sus primeros compases, con ambos equipos calcando sus respectivas estructuras. El 4-4-2 de unos se ajustaba como un guante sobre el campo al 4-4-2 de los otros. Así que le tocó al Valencia, más dominador de inicio, darle un par de vueltas al asunto e idear la forma de agitar un poco el árbol. Transcurridos los minutos de tanteo, la solución planteada por Celades comenzó a dar sus frutos. El técnico local apostó por situar a Coquelin o a Parejo como falsos laterales zurdos, con el objetivo de ayudar a Gabriel y a Diakhaby en la salida y también de dar vuelo a Gayá una vez atraída la presión de Pedro León. Ajustaría Mendilibar ordenando a Sergio Álvarez la marca de un Carlos Soler que muchas veces terminaba quedando libre. Pero en el enésimo ataque posicional valencianista, el centrocampista che terminó recibiendo entre líneas para activar la segunda fase de los ataques locales y construir el 1-0.

el gol El Eibar solo se había llevado un par de sustos en balones a la espalda de su zaga adelantada. Había amenazado a través de Inui, tras un robo adelantado que concluyó con disparo desviado del japonés. Y se las arreglaba bastante bien para contener las ofensivas más organizadas del Valencia. Sin embargo, los armeros pagaron caro el mencionado desajuste, tras el que Soler abrió a la banda derecha para que los de Celades encendieran allí todo su arsenal. Wass, escorado en el lado débil de la jugada, recibió libre de marca y su envío lo remató de cabeza en el segundo palo Maxi Gómez. Tejero estaba donde tenía que estar. Pero se impusieron la envergadura y la contundencia del uruguayo. Lástima, porque el lateral azulgrana y su progresión suponen una de las mejores noticias de las últimas semanas.

El Valencia adquirió ventaja con más de una hora de partido por delante. Pero, en un alarde de confianza en sus delanteros y en sus centrales, decidió enseguida dar dos pasos atrás y dejar que la teoría hiciera el resto. Esta apuntaba a que la zaga che, como pudo comprobarse en Amsterdam contra el Ajax, defiende su área como pocas. Decía también que, con futbolistas como Rodrigo, Ferran Torres o el suplente Gameiro, los contragolpes para la sentencia aparecerían tarde o temprano. No tuvieron en cuenta los de Celades, sin embargo, que enfrente estaba un Eibar muy agradecido si se le ofrece la oportunidad de jugar casi siempre en campo rival.

por los costados Las carreras y los centros de Tejero y José Ángel, cuyos carriles liberaban los movimientos interiores de Inui y Pedro Léon, fueron generando acercamientos peligrosos y segundas jugadas. El dominio territorial del Eibar creció con el paso de los minutos. Más y más tras el descanso. Y, aunque el Valencia sí se las arregló para generar un par de transiciones que pudieron sentenciar el encuentro, los armeros compitieron hasta el minuto 95 mirando al partido a la cara. También lo hizo Mendilibar con sus movimientos, principalmente con la apuesta por De Blasis en lugar de Inui. El equipo se vio favorecido por la entrada del argentino, más fijo casi en la zona de la mediapunta, ofreciendo apoyos por dentro y despejando definitivamente la autopista para Cote.

Con un rebote de Bigas al larguero se había rozado el 1-1, justo tras la reanudación. Y el empate volvió a estar cerca de producirse con el duelo ya próximo a su epílogo. Un cabezazo de Charles a centro de Tejero y un disparo de Pedro León desde la frontal salieron demasiado centrados, facilitando la tarea a Jaume. Y una postrera maniobra dentro del área de Sergi Enrich, algo escorado, no encontró rematador con la grada de Mestalla al borde del infarto. La clasificación no entiende de sensaciones ni de merecimientos. Tampoco las hemerotecas. Quedará para la historia liguera que el Eibar regresó ayer de Valencia con las manos vacías. Pero los de Mendilibar parecen haber retomado la senda que debería conducirles a la permanencia. Se trata de una gran noticia, más aún si la primera vuelta concluye con el equipo fuera de la zona de descenso, superada incluso una fase de dudas que le acercó a lo antaño inimaginable: perder en cierto modo una identidad que ahora volvemos a percibirle.

1-0