- El huracán llegado desde Polonia y llamado Iga Swiatek arrasó Roland Garros hasta acabar con el trofeo de campeona en sus manos, que le entregó Mary Pierce, la última ganadora francesa hace 20 años. Antes había pedido permiso a la juez de silla para trepar por las pasillos de la Philippe Chatrier para abrazar a su familia y su equipo. Rasgos de timidez en una jugadora de 19 años nacida en Varsovia, que creció idolatrando a Rafa Nadal y se convirtió en la jugadora más joven que gana el Grand Slam de la tierra batida desde que en 1992 lo hizo Monica Seles y en la primera jugadora de su país, hombre o mujer, que se lleva un grande. Además, ha logrado el título sin ser cabeza de serie y sin ceder un solo set en todo el torneo, algo que no ocurría desde 2007 cuando se impuso Justine Henin en París. Para rematar, estrena su palmarés en Roland Garros, como también hicieron en su día Gustavo Kuerten y Jelena Ostapenko.

Ya se sabe que París es tierra de oportunidades y la joven de Varsovia atrapó la suya en este impredecible circuito femenino. El inesperado dominio que ha ejercido Swiatek estas dos semanas se refleja en que ha cedido una media de algo más de cuatro juegos por partido. La final no fue una excepción y después de menos de hora y media había derrotado a Sofia Kenin por 6-4 y 6-1. La estadounidense acabó lesionada, pero antes tampoco encontró la manera de contener la frescura en los golpes de la polaca, que jugó como si la de ayer no hubiera sido su primera final de Grand Slam. Swiatek se adelantó por 3-0, pero la ganadora del Abierto de Australia logró igualar con su tenis preciso y aguerrido.

En ese momento, la más joven de las dos podía sentir cierta presión, pero la polaca se rehizo con una madurez envidiable y cerró el set con autoridad. Kenin aún aguantó algunos juegos más, aunque en el momento que entró en vestuarios para tratar su muslo lesionado firmó su derrota. Regresó limitada de movimientos y Iga Swiatek, que alternó golpes largos con matadoras dejadas, no se distrajo y puso la directa hacia un triunfo incontestable e impensable cuando este Roland Garros de la pandemia echó a andar.

Con esta victoria, Swiatek se meterá mañana entre las veinte mejores del mundo y es bien consciente de que "esta es una de esas experiencias que te cambian la vida". La jugadora polaca aún quiere colocarse por detrás de la retirada Agnieszka Radwanska entre las mejores jugadoras de su país, siguiendo el mismo camino que ha llevado en todo el torneo. "Quería manejar todas las expectativas, simplemente jugar una bola tras otra, sin importar si ganaba o perdía. La clave ha sido mantener mis expectativas bajas durante todo el torneo", comentó Iga Swiatek, que sí reconoció que empezó a creer en sus posibilidades tras eliminar a Simona Halep.

"La verdad es que esto es una locura", añadió una jugadora que realiza mucho trabajo mental, "de visualización y meditación", que le ha ayudado a manejar la presión en "dos semanas estresantes" en las que también llegó a semifinales en dobles. "A partir de ahora, mi objetivo es ser más consistente y aprender a utilizar todas mis habilidades", concluyó la nueva campeona, que ha decidido no jugar más en lo que queda de temporada para digerir lo que le ha ocurrido.