Pau Etxaniz entró en los anales de la historia del deporte guipuzcoano al colgarse la medalla de bronce en K-1 de slalom en los Juegos Olímpicos de París el pasado 1 de agosto. Significó la 36ª presea de la representación guipuzcoana en unos Juegos, una selecta lista en la que además del joven Pau, se encuentra la pareja de su aita, Maialen Chourraut. Una familia que vive por y para el piragüismo de aguas bravas. El canal de Varies-sur-Marne presenció un descenso antológico para un palista que no era favorito, ya que clasificó a la final en el último puesto, pero la magia olímpica hizo que su piragua fuese sobre raíles. 88,87 segundos de bajada, con un leve toque en la puerta 19 que supuso una sanción de dos segundos, le sirvió para subirse al tercer escalón del cajón más preciado del deporte mundial. Exactamente a 0,65 segundos de la gloria olímpica lograda por el italiano Giovanni Gennaro.
Tras unos días para asimilar todo lo conseguido, el menor de la familia Etxaniz ya está en Donostia. Junto a él, también han llegado de la capital francesa la triple medallista y campeona olímpica, Maialen Chourraut, y la finalista olímpica y décima clasificada en la disciplina C-1 slalom, Miren Lazkano. En definitiva, tres deportistas de Gipuzkoa que han puesto el territorio más pequeño del estado en lo más alto del panorama mundial.
Muy emocionado
Pau Etxaniz ha obtenido su merecida bienvenida de su club, el Atlético San Sebastián. Antes, ha dado una rueda de prensa en el Hotel Londres, en la que se ha mostrado muy emocionado al recordar el "precioso camino" que ha vivido hasta lograr el metal: "Han sido unos días intensos, sobre todo las siguientes 48 horas. Esta medalla me ha cambiado la vida, es un sueño cumplido y eso me hace muy feliz. He conseguido algo para toda la vida".
En la comparecencia ha aparecido acompañado por su aita y entrenador, Xabier Etxaniz, y por la coordinadora de la Fundación Basque Team, Olatz Legarza. El joven palista ha confesado que "las emociones se han calmado, pero han sido unos días muy intensos". Ha añadido, casi entre lágrimas, que el día de la final le salió todo bien: "Siempre lo he visto como algo muy difícil de hacer, nunca sabía si lo podría conseguir (aspira). Me ha salido redondo, no te voy a mentir. Voy a seguir haciendo lo mismo que he hecho hasta ahora".
"Iba a hacer mi mejor bajada. Iba a ser un caballo salvaje, era mi objetivo. Sabía que si lo hacía podía estar ahí". Esas son las palabras de un campeón, de un chico que no le teme a nada y que es "un animal competitivo". A pesar de ello, ha reconocido que el tiempo que estuvo sentado a la espera de lo que hacían sus rivales fue muy duro: "Sabía que había tres o cuatro palistas que podían mejorarme, pero de poder a hacer hay un paso muy grande. Fue una espera larga. Cada vez lo veía más posible".
Su padre, "triste por Maialen"
Por su parte, Xabi Etxaniz también ha tenido tiempo para hablar de todo lo que sintió durante los Juegos: "Estoy muy contento por Pau, muy orgulloso como padre pero más como entrenador. Pero triste por Maialen, porque le ha salido peor de lo esperado. Hemos venido en furgoneta con Aritz Fernández, el otro entrenador. Con la música he reflexionado, y estoy feliz, pero también preocupado. Hace un tiempo leí que tener un hijo es como irte de casa y dejarte el fuego encendido. Tengo tres hijos, y una medalla olímpica multiplica eso, significa tener el fuego encendido a tope. Me he preocupado de que mis hijos sean felices, pero una medalla tan temprana puede ser bueno pero también malo".
"Pau es un competidor, tiene la boca del tiburón dibujada en su piragua. Ha sido un trabajo largo de muchos años, ha adquirido unas capacidades que hoy en día son muy difíciles de coger si no estás muchas horas ahí. Es muy sensible, artístico. Es el típico chaval que está en progresión y sabes que un día va a llegar. El entrenar en París tantos días le ha dado la confianza necesaria, y esa ha sido la gran diferencia. Apostamos por no ir al Mundial sub-23 para preparar los Juegos. Sabía que tenía el potencial pero el rendimiento no lo había sacado, y ahí lo sacó".
Sobre el toque en la puerta 19 que le privó del oro, Xabi ha declarado que "no fue un error": "He soñado con ello esta noche, me decía Maialen que le gustaba más el anterior casco porque era más pequeño". Para terminar, ha afirmado que prefiere como padre "que sea tercero antes que campeón olímpico".
Con los pies en la tierra
El donostiarra ha sido preguntado por su futuro, ya que no cualquier persona logra una medalla olímpica a los 23 años, algo que, en palabras de su aita, "le puede venir bien pero también puede ser peligroso". A pesar de ello, Pau tiene "los pies en la tierra". "Saco la conclusión que soy capaz de hacerlo, que todo lo que hemos hecho vale la pena. No voy a sentirme presionado para mantener el listón. Ahora todo el mundo me adora pero no me quiere, y los que me quieren siempre estarán".
Por otra parte, tanto su padre como él han coincidido que los años en los que han estado entrenando en La Seu d'Urgell han sido claves para la preparación, porque hoy en día no hay un canal de aguas bravas cerca del territorio guipuzcoano. Ese es un proyecto en vigor pero complicado, aunque "sería un gran paso y de gran ayuda".
En el tramo final de la rueda de prensa, Olatz Legarza ha reconocido que uno de los objetivos del proyecto era la medalla de Pau: "El piragüismo slalom es un proyecto que venimos desarrollando durante muchos años. Cada ciclo olímpico da sus frutos y nos hace muy felices. Cuando Xabi nos enseñó este proyecto, uno de los objetivos era que Pau iba a volver de París con una medalla, y así ha sido".
Caluroso recibimiento
Al término de la rueda de prensa, los tres piragüistas han acudido a la plaza del Padre Vinuesa, enfrente de la discoteca Bataplán, para que Pau Etxaniz, Miren Lazkano y Maialen Chourraut recibiesen la merecida bienvenida acompañado de sus amigos y familiares. Antes, el nuevo ídolo de las próximas generaciones ha recibido un baño de masas en el paseo de La Concha, donde no ha parado de sacarse fotos tanto con donostiarras como con turistas, aunque algunos de ellos no supieran quién era.
En la bienvenida, centenares de personas han acompañado el emotivo homenaje a los tres palistas. Todos ellos han recibido varios regalos de la mano del Atlético San Sebastián, la Diputación de Gipuzkoa, el ayuntamiento de Donostia y la Real.