ues parece que para hoy viene cambio de tiempo. Durante la jornada, los calores van a desaparecer y cuando nos metamos a la cama estará lloviendo. O eso dicen. La pregunta es cuándo. ¿Cuándo van a empezar a mojarse nuestras carreteras? ¿A qué hora? Porque echo un vistazo al trazado de esta quinta etapa, que recorre toda la costa, y no puedo evitar recordar aquella Zarautz-Bermeo de la Itzulia en 2018. Cayó bien de agua. Y por la zona de Deba debió montarse la de San Quintín.

Digo "debió" porque no vimos el zafarrancho. Se produjo durante los primeros kilómetros. Afortunadamente, el ciclista del Caja Rural (entonces en el Murias) Aritz Bagües escribía aquel año una columnita como esta en NOTICIAS DE GIPUZKOA, y en ella explicó que el pelotón se partió en dos justo al entrar en Bizkaia. En primera instancia, el corte se atribuyó al viento. Pero Aritz lo desmintió aquí. "Al coronar Itziar nos cayó un chaparrón importante. Entre que el asfalto quedó mojado, que esa carretera tiene muchas curvas, que al atravesar Ondarroa hubo un látigo de consideración y que íbamos a mil, hubo ruptura". Los pronósticos dicen que la precipitación comenzará hoy cuando la etapa haya terminado. Como se adelante, cuidado.

Y si no se adelanta, parece probable que la jornada se asemeje entonces a la que abrió la pasada Vuelta a España. Irun-Arrate, por la costa hasta Zumaia. Se formó una fuga de cinco ciclistas que bien pudieron ser seis, ya que el mismo Aritz Bagües se pegó por detrás una buena paliza en solitario para conectar. No lo consiguió. No le esperaron, incluso cuando el pelotón había desistido ya. Se encargó de dejar al errenteriarra en tierra de nadie el empuje de Rémi Cavagna (Deceuninck), quien al parecer no atendió a razones sobre el asfalto de la N-634. La etapa de 2018 con final en Bermeo la ganó Alaphilippe, con Roglic segundo. La de este pasado otoño con final en Arrate se la llevó el esloveno. Y, pese a que la jornada de hoy apunta a propicia para una llegada en grupo grande, yo no descarto tampoco al propio Roglic. Los kilómetros finales son aquellos en los que el pelotón se partió hace tres años. Y seguro que el balcánico anda atento para no dejarse sorprender.