El Bidasoa deberá remontar siete goles ante el Wisla Plock si quiere seguir adelante en la Champions EHF. La derrota en tierras polacas (32-25) obliga a una actuación heroica ante su público en Artaleku, que registrará una gran entrada. Todo el billetaje está vendido. Hubiera sido mejor que el tanteo no fuera tan holgado para los de Xavier Sabaté, pero el primer tiempo fue decisivo en la suerte del encuentro y, casi seguro, en la eliminatoria.

En la media hora inicial, el Bidasoa sintió en propia carne lo que significa la competición de alto nivel. Hoy por hoy, los polacos disponen de un equipo más experto, con una media dos años superior a la de los guipuzcoanos, sin perder de vista el peso y la altura que inciden claramente en la envergadura de unos y otros. Esa fue una de las claves. Al Bidasoa le costaba una barbaridad llevar peligro a la meta de Stevanovic. Los lanzamientos exteriores llegaban casi desde los diez metros y así es muy difícil sorprender. En los tiempos muertos solicitados por Jacobo Cuétara, el técnico insistía en la calma tratando de evitar pérdidas y precipitaciones que devolvieran el balón a los locales. El central navarro Niko Mindegia quiso evitar suspicacias y protagonizó un partido formidable, tanto en la dirección del juego como en el remate.

En el intercambio de golpes, Bidasoa llevaba las de perder. Las colegiadas francesas debieron excluir a cinco jugadores polacos en este primer periodo como consecuencia de la dureza defensiva del Plock. Rodrigo Salinas era una de las piezas elegidas en el marcaje especial. Esa superioridad no la supo gestionar el equipo guipuzcoano en ninguna de las dos áreas. Una lástima porque seguro que cuando vean de nuevo el encuentro se darán cuenta de que no están tan lejos de sus rivales como sentencia el marcador. Los seis goles de diferencia con los que se llegó al descanso sentenciaban el encuentro. Tras el paso por vestuarios, las cosas cambiaron notablemente.

El equipo dio un paso al frente en calidad defensiva, lo que le permitió encajar menos tantos. Hoy por hoy, esa es la principal tarea de mejora. Los equipos se construyen desde atrás. La lesión de Barthe le ha hecho daño al equipo. Con Azkue en el ataque, jugando en las tres posiciones de la primera línea, moviendo el balón con paciencia y confianza, las cosas fueron a mejor. El oriotarra lograba cinco de los siete goles que llevaron su firma. La segunda línea pilló algún balón con el que tratar de remontar. Cuando el marcador señalaba 23-18, Sabaté pidió un minuto para reconducir una situación que no le gustaba. Tres goles seguidos del Wisla devolvieron la tranquilidad. Bartók cortó la racha con uno de sus cuatro tantos. Minutos después el tanteador no aumentaba la diferencia de cinco goles (23-18). Fue entonces cuando una disputa por un balón entre Mindegia y Kauldi llevó a este al banquillo por dos minutos. El equipo local aprovechó la superioridad para marcar tres goles, dos de ellos de penalti y encajar uno con la firma de Esteban Salinas, comprometido con el equipo aunque sepa que su futuro, en el próximo curso, no pasa por la camiseta amarilla. Otra buena noticia volvió de las manos de Donát Bartók, otros cuatro goles en su cuenta, capaz de adaptarse a la realidad de un partido tan exigente como el de ayer.

En principio, al Bidasoa ya le pasado todo lo malo que podía sucederle. La presión del público local jugó su papel. Dispone de un mejor conocimiento del rival. Sabe que debe estar atento al pivote Sulic, un croata de 40 años, al igual que del lateral húngaro Zoltan Szita. Entre los dos marcaron doce tantos. Unidos a los nueve del extremo Daszek es posible hacerse una mejor composición de lugar. Dentro de una semana, Artaleku vivirá una fiesta más allá del resultado del encuentro y de la eliminatoria. Aunque el equipo no esté en un momento pletórico, seguro que lo da todo para disfrutar de un partido de alta competición que está al alcance de muy pocos. Cuétara movió cosas e hizo pruebas. Algunas evidentes, tanto en la defensa como en el ataque. A esta hora hay margen de mejora, aunque antes de esa cita, el equipo deberá viajar a Puente Genil para afrontar un partido de liga en el que no puede hacer concesiones si quiere seguir en el buen camino.