El montañismo navarro está de luto. Iñaki Aldaya Berroeta, uno de los históricos de este deporte, ha fallecido este martes a los 73 años. Siempre será recordado, entre otras hazañas, por ser uno de los alpinistas que el 12 de mayo de 1979 holló la cima de una de las montañas más emblemáticas del Himalaya nepalí, el Dhaulagiri (8.172 metros), y también por ser uno de los seis jóvenes navarros que coronaron lo más alto del Jannu (7.710 metros) sólo dos años después, el 7 de mayo de 1981.

Aldaya, nacido el 30 de septiembre de 1950 en Pamplona, llevaba ya algún tiempo con la salud frágil. Estaba unido a Lourdes Rodríguez y tenía tres hijos –María, Amaia y Mikel–, además de una nieta. Su despedida e incineración están previstas para este jueves día 18 de enero a las 11.00 horas en el cementerio de Pamplona.

Su nombre siempre estará unido al de la historia del montañismo navarro. Son muchas las cimas que ha alcanzado, las escaladas que llevaba a sus espaldas, pero hay algunas en concreto que siempre quedarán incrustadas en la memoria

Una de ellas, la acaecida el 12 de mayo de 1979. Aquel día, a las 14.00 horas del mediodía, Iñaki Aldaya, en compañía de Xabier Garaioa, Gerardo Plaza, Jordi Pons y el sherpa Ang Rita, hincaba sus crampones en la cima del Dhaulagiri, una de las montañas más impresionantes del Himalaya. Fue una gesta que además pasó a la historia, puesto que era la primera vez que unos alpinistas vascos sobrepasaban los ocho mil metros de altura. Él fue uno de los afortunados en alcanzar la gloria, en una expedición de la que formaban parte casi una veintena de montañeros.

Igualmente, a Iñaki Aldaya también se le recordará por otras conquistas como la de la cima del Jannu (7.710 metros) o Kumbhakarna (el León durmiente, según se recoge en algunas traducciones), en el este del Nepal. En esta aventura participaron seis navarros, incluido él: Mari Ábrego, que era jefe de expedición; Josema Casimiro, Xabier Garaioa, Xabier Muru y Patxi Senosiain. Todos ellos, junto a los sherpas Ang Kami y Ang Nima, alcanzaban la cima el 7 de mayo de 1981 a las tres de la tarde. Una conquista que fue plasmada en una de las fotografías más impresionantes y bellas que se recuerdan, con los montañeros recorriendo una fina arista con dos arriscadas puntas.

El montañero Gregorio Ariz fue uno de los protagonistas también de aquella expedición de 1979 al Dhaulagiri y este martes mostraba su tristeza. “La noticia no nos ha llegado de manera inesperada, ya que veíamos que estaba cada vez peor”, se lamentaba. “Iñaki era una persona muy dinámica. Durante muchos años hemos estado juntos no sólo en expediciones, sino también en escaladas, en la vida cotidiana. Hoy estoy en comunicación con muchos amigos de la cuadrilla y de aquellos tiempos y estamos todos dolidos y consternados. Nos da mucha penica”.

Gregorio Ariz calificaba a Iñaki Aldaya como “un buenazo”, un “hombre tranquilo, que se tomaba todo con calma. Era una persona muy cercana y agradable, además de muy buen compañero”. Después de tantas vivencias juntos, quería quedarse con “todos los buenos recuerdos, que son muchos” junto a su amigo. Y rescataba uno en particular: “Cuando llegó a la cumbre del Dhaulagiri, bajó varias piedras y me dio una. La tengo guardada como un tesoro en el cuarto de estar de mi casa”.