El Gran Premio de Canadá ofreció una complicada gestión de la carrera, uno de esos días en los que los ordenadores de las escuderías echan humo y donde la reacción y la perspectiva a largo plazo cobra importancia. La capacidad de los equipos a la hora tomar decisiones estratégicas acaparó el protagonismo.

La entrada de un coche de seguridad y la aparición de otros dos coches de seguridad virtuales revolucionó el apartado de las visitas a los boxes y, por lo tanto, las gestiones de los neumáticos. Si bien, lo que a unos les quitó un safety car se lo devolvió los otros. En cuanto al ritmo, las diferencias no fueron amplias entre las dos grandes escuderías de la actual Fórmula 1, Red Bull y Ferrari, lo que propició que Max Verstappen se adjudicara un ajustado triunfo sobre Carlos Sainz.

No lo tuvo nada sencillo Verstappen, que se vio obligado a rodar las últimas 16 vueltas, las posteriores a la aparición del safety car y ejerciendo un fuerte acoso en la búsqueda de su primera victoria en el Gran Circo.

El madrileño se quedó con la miel en los labios después de verse más cerca que nunca del triunfo. Y es que Verstappen bailó con la presión. “He empujado a tope. No he dejado ni un milímetro con el muro”, lamentó Sainz, mientras el neerlandés corroboró tales palabras, haciendo justicia al empeño del piloto de Ferrari. “Ha sido un final muy emocionante. Lo he dado todo. Las últimas vueltas han sido muy agradecidas. Este año somos rápidos en las rectas y eso ayuda”, describió Mad Max. Fue un bonito espectáculo, una preciosa cacería sin final feliz para Sainz.

En cualquier caso, el poleman Verstappen corría frotándose las manos, porque su rival más directo en la lucha por el campeonato, su compañero de filas, Sergio Pérez, arrancó desde la decimotercera posición y tuvo que abandonar por un fallo en la unidad de potencia. Asimismo, el siguiente más próximo en la general partía desde la decimonovena pintura. Charles Leclerc maquilló el aciago fin de semana en Montreal con una quinta plaza que le convirtió en Piloto del Día, lo que no fue suficiente consuelo, puesto que el monegasco cedió nueve puntos con respecto al líder del Mundial. Es decir, Verstappen goza de un margen de 46 puntos sobre Checo

La incertidumbre se citó en el circuito Gilles Villeneuve precisamente por el abandono de Pérez en la octava vuelta. Verstappen aprovechó el safety car virtual y se detuvo en la diez. El abandono de Schumacher y la aparición de un nuevo coche de seguridad virtual en el vigésimo giro permitió a Sainz reemplazar sus calzos obteniendo la ventaja de la que antes había gozado Verstappen, pero el madrileño rodaría con ruedas más jóvenes a partir de ese momento. ¿Podría Verstappen completar 60 de las 70 vueltas con un único juego de gomas duras? En la 46 y tras varias alertas -“los neumáticos se caen”-, se decidió que no. Mad Max paró por segunda vez. Las dudas pasaban al coche de Sainz. ¿Sería capaz de rodar 49 vueltas con el compuesto duro?

El safety car Verstappen fue un titán las últimas 16 vueltas.

Detrás, los Mercedes aprovecharon la oportunidad brindada por los retrasos de Pérez y Leclerc para sellar la tercera y cuarta posición con Lewis Hamilton y George Russell, respectivamente. “Este tercer lugar es sobrecogedor. No me esperaba el segundo podio de la temporada”, admitió Hamilton, que precisamente este fin de semana había calificado de “horroroso” su monoplaza. “Nos estamos acercando. Hay que seguir empujando”, manifestó tras la prueba.

En cuanto a Fernando Alonso, todo se desarrolló contrario a sus intereses. El asturiano, que partía segundo en una primera línea de parrilla que no pisaba desde una década atrás, se vio condenado por los tiempos de uno de los coches de seguridad. Se le cerró la ventana para obtener ventaja ante sus morros y cedió segundos sin remedio. Acabó en séptima posición, desquiciado, solicitando a Alpine que su compañero de equipo, Esteban Ocon, cediera la sexta plaza. Desde la radio denegaron la petición. Las situaciones de carrera había dibujado ese escenario más o menos justo, pero del que otros obtuvieron ventaja.