El Barça revalidó este domingo su título de la Liga de Campeones al superar (37-35) al Kielce polaco en los penaltis y se citó con la historia al convertirse en el primer equipo en levantar el título por segunda temporada consecutiva, un hito inédito desde que se inauguró el formato de la 'Final Four' y que les corona por undécima vez en Europa.

El cuadro 'culé' afrontó su tercera final seguida y la 16ª de su historia en el majestuoso Lanxess Arena de Colonia, que presentó un lleno absoluto con 20.000 espectadores. Los de Carlos Ortega cerraron la temporada por todo lo alto al conseguir su sexto título de la temporada, un botín del técnico andaluz en su primer curso en el banquillo azulgrana.

Aleix Gómez volvió a guiar a los suyos, después de su actuación en la semifinal con 12 goles. La efectividad del extremo en la primera parte, con seis goles en siete lanzamientos, fue clave para mandar en el marcador. La final acabó decidiéndose desde los siete metros tras 70 minutos de máxima igualdad entre ambos conjuntos, pero la gloria estaba de la parte del Barça.

Durante los primeros 20 minutos se pusieron tres arriba del Kielce, pero los polacos subieron la intensidad defensiva y obstaculizaron a los atacantes 'culés', quienes no conseguían hallar buenas posiciones de tiro.

El Barça estaba atascado, pero los rivales no conseguían sobreponerse en el marcador. Una igualdad que favorecía a los azulgranas, tras más de cinco minutos de sequía, aunque Aleix salió al rescate para anotar en el último segundo e irse uno arriba al descanso (14-13).

En el inicio de la segunda parte, el Kielce se puso por delante por primera vez desde el 0-1 inicial y las paradas de Gonzalo Pérez de Vargas evitaron males mayores para los de Carlos Ortega en su peor momento. Sin embargo, consiguieron sobreponerse y dieron la vuelta a un marcador que terminó en tablas tras los 60 minutos reglamentarios (28-28).

El Kielce salió más decidido en la prórroga con largas posesiones que no conseguían efectuar. Una imprecisión que dio alas a un Barça sufrido en defensa y rápido al contraataque. Aun así, los polacos tuvieron las mejores oportunidades, pero Petrus evitó en los últimos segundos la derrota para que el título se decidiese desde la tanda de penaltis (32-32).

Gonzalo se vistió de héroe desde los siete metros y paró el tercer penalti a Álex Dujshebaev, el único fallo de los diez tiros. Así, el guardameta fue clave, como ya ocurrió la pasada temporada al ser designado el MVP de la final en la última edición, para romper la igualdad y romper la 'maldición del campeón' para ganar su undécima Liga de Campeones.