- ¿Cómo se animó Lezotarrak Lasterkari Taldea a crear esta carrera?

-Solíamos andar corriendo por toda la provincia y por Navarra. Nuestro sitio de entrenamiento siempre había sido aquí, en Jaizkibel, que es un monte muy agradecido para entrenarse, porque tiene desniveles y también tiene sitios para correr. La idea de hacer una carrera nos rondaba la cabeza, y como Lezo es un pueblo pequeñito, veíamos que organizar estas cosas podía ser positivo para el pueblo. Tenemos unos 150 voluntarios. Al ser un pueblo pequeño, es un día grande. Echamos para adelante, nos juntamos unos cuantos que andábamos con el tema del trail, y así empezamos el primer año. Queríamos que fuera una carrera trampolín. El recorrido está pensado para que la gente se inicie en el monte. No es muy técnica, pero también da juego para hacer una bonita carrera. Teníamos diferentes visiones, las juntamos todas, y salió lo que salió.

El año pasado no pudo celebrarse la séptima edición.

-Hace dos años nos libramos por poco. Dos semanas después estábamos todos en casa. El año pasado no la pudimos hacer. Empezamos a organizar la carrera en noviembre. No sabíamos cómo íbamos a estar. Decidimos seguir adelante y adaptarnos a lo que fuera, y es lo que hemos hecho. En la competición prácticamente no ha habido cambios, quitando que en los avituallamientos cada uno tiene que llevar su vaso, y que habrá muchas más mesas... El cambio más importante para nosotros ha sido lo relativo al pueblo, porque antes hacíamos un hamaiketako en la plaza, nos juntábamos un montón de gente, unas 500 o 600 personas, y todo eso lo hemos tenido que quitar. También hacíamos una carrera para los niños. Es una pena, pero este año no vamos a poder.

Entre las medidas para evitar contagios, no habrá comida en los puestos de avituallamiento...

-Vamos a poner los mismos avituallamientos de siempre, pero solo con bebida isotónica y agua. Además, cada uno va a tener que llevar su propio vaso. Siempre hemos tenido el objetivo de intentar generar la mínima basura, y con este tema, para no compartir vasos y que no haya problemas, hemos pedido a los corredores que traigan cada uno el suyo.

El número de dorsales disponibles se agotó en apenas unas horas.

-Cuando empezamos, pensamos en abrir la inscripción en una fecha que la gente no olvidara, y la pusimos el 1 de enero, sin darle mayor importancia. Ahora la gente está comiendo las uvas a las doce y se apunta a la carrera. Para las ocho de la mañana ya estaban todos los dorsales agotados. En ese sentido, estamos contentos. La gente nos pregunta si vamos a poner más dorsales, pero tenemos claro que no, porque queremos darle calidad al corredor. Si metes más gente, al final se originan tapones y la calidad de la carrera queda mermada. Mantenemos la cantidad porque nos gusta mimar a los corredores. Queremos que todo el mundo termine a gusto la carrera.

Hay un buen número de participantes de Lezo...

-La participación va subiendo, con generaciones nuevas. En estos ocho años, de salir unos 20 corredores de Lezo en la primera edición, ahora habrá unos 80. Comparado con lo que tenemos alrededor, Lezo es un pueblo pequeñito, y con esto se genera que la gente vaya al monte y respete el monte. Intentamos promover esos valores y conocer lo que tenemos delante de casa. Antes no se le daba importancia, pero creo que en los últimos tiempos se le da mucho más valor.

En esta edición se batirá el récord de mujeres en la competición.

-Este año van a competir unas 70 mujeres. La asistencia femenina es muy alta comparada con la de otras carreras de montaña. Cada vez va a más. Creo que está originado porque, como decía antes, es una carrera trampolín. Mucha gente que empieza a correr por montaña tira por estas carreras. No es una prueba muy técnica, es muy rápida, pero también tiene 1.500 metros de desnivel, que tampoco es tontería. Para iniciarse, es una carrera bonita.

Dentro de la propia carrera, hay un tramo especial cronometrado...

-Hacemos como una carrera vertical, desde el cortafuegos hasta la cima de Jaizkibel. Cronometramos ese tramo, y hay un premio especial para quien gana, tanto en chicos como en chicas. Le da su punto a la carrera.

La participación ha caído en muchas pruebas tras el paréntesis de la pandemia...

-Hay muchas carreras, y carreras muy buenas, además. Cuando empezamos, hace ocho años, esta fecha era muy arriesgada, porque no había prácticamente carreras. La temporada empezaba hacia la primavera, y ahora por estas fechas hay un montón de carreras. La gente se ha repartido más, y tira por distancias un poco más largas. Nosotros lo tenemos claro: es una carrera de 14,2 kilómetros para principios de temporada, cuando la gente empieza a calentar motores. También creo que algo habremos hecho bien para que la gente esté interesada en salir en nuestra carrera. Es una prueba popular, le damos cariño a la gente y creo que se queda a gusto después de la carrera. Este año será un poco descafeinado porque habrá menos ambientillo en el pueblo. Era hacerla así o no hacerla, y dijimos Vamos adelante. La gente tiene ganas de ponerse un dorsal y de correr, y vamos a dar ese servicio.

¿Cómo ve la lucha por las primeras posiciones?

-Va a haber jaleo (ríe). Vienen bastantes gallitos. Estarán Ander Iñarra, Iker Oliveri... Hay gente que tiene mucho cariño a esta prueba. Más adelante, toda esa gente estará centrada en otras distancias. Para nosotros todos los corredores son iguales, el primero y el último, damos el mismo valor a todos. No nos importa que venga uno u otro, pero es una forma de dar vidilla a la carrera. Además, para correr estará de lujo.

"El recorrido está pensado para que la gente se inicie en el monte, pero también da juego para hacer una bonita carrera"

"Tenemos claro que no vamos a poner más dorsales, porque queremos darle calidad al corredor"