- Ya queda poco para su último desafío. El reto que se ha planteado es levantar diez veces una piedra de 100 kilos en Ibarra, correr durante 43 kilómetros por los montes cercanos a Tolosa y, de vuelta a Ibarra, cortar diez kanaerdikos. Y todo en menos de seis horas. ¿Cómo se encuentra? ¿Nervioso?

-Estoy bastante tranquilo. Y con ánimo. Las labores de casa ya está hechas. Vamos a por las seis horas y estoy convencido de que puedo hacerlo. Estos seis meses ya me he demostrado que puedo conseguirlo. No estoy nervioso.

Tiene 43 años. ¿Por qué ha decidido retirarse de las plazas?

-Los últimos seis o siete años han sido muy intensos. Ha habido mucho ajetreo. He probado de todo: corriendo, cortando, levantando piedra, haciendo marcas, apuestas... de todo. Hay que acabar una etapa y creo que ha llegado el momento de dejarlo.

Dejará los herri kirolak. ¿También los demás deportes?

-Me gusta practicar deporte. Yo he tenido mucha presión siempre que he salido a la plaza. Sin ninguna presión, intentaré disfrutar un poco del deporte. Si de aquí a un año el cuerpo me pide hacer alguna cosa, ya lo pensaré bien. Este año, por lo menos, voy a andar más tranquilo.

No se le dan mal las carreras de montaña...

-No, creo que mi cuerpo, con tanto peso y tanta altura -1,90 metros-, no está fabricado para hacer carreras de montaña. Esto ha sido una prueba, porque había gente que decía que con mi peso era imposible hacer esas marcas en el monte, y de ahí surgió todo.

¿Es un adiós definitivo?

-Es difícil de decir, pero sí que va a ser por lo menos un parón. Y luego, con 44 años, volver de nuevo es difícil. A mí no me gusta andar en la plaza a medias. Si vuelvo tendrá que ser con todo, para ganar o para hacer algo grande, y ya hacer algo grande a mi edad es una tarea difícil. No estoy pensando en el futuro. De momento, voy a hacer esto y voy a descansar, y luego ya veré la vida dónde me lleva.

Para su retirada sí que ha pensado en hacer un reto grande.

-De los más grandes que ha habido en los herri kirolak. Es una tarea muy complicada de hacer y de preparar, porque es una prueba de fuerza, luego de resistencia, y luego de aizkora, y todo a la vez es muy complicado de preparar. Ha habido momentos en estos seis meses con altibajos grandes. Hemos superado todo y aquí estamos. Despertarse el domingo y pensar que un hombre puede hacer todo eso en seis horas, que yo esté convencido de que lo puedo hacer, es algo grande. Luego, lo que salga saldrá, pero solamente ir a la plaza con esa idea es un orgullo por haber llegado a este punto.

¿Cómo se prepara una prueba tan exigente?

-Empecé a prepararme con 96 kilos y andaba bien en el monte para hacer una vuelta de seis u ocho kilómetros, pero había que hacer 43. La primera tarea del preparador fue hacerme perder peso, sufriendo, haciendo mucho deporte y haciendo dieta; los caprichos fuera. Bajé de peso poco a poco y llegué a pesar 80 kilos, pero luego estaba muy justo al levantar la piedra. Pensamos que no era el peso idóneo y hemos subido tres o cuatro kilos. Desde los 12 años no pesaba 84 kilos. Cuando hice la marca corriendo 20 kilómetros y cortando 20 kanaerdikos estuve en 89-88. Ahora dominamos la piedra y en el monte estamos más o menos como con 80 kilos. También hay que pensar en la última tarea, porque diez kanaerdikos es un trabajo bastante exigente. Ha habido semanas en las que he hecho 80 o 90 kilómetros por el monte. Es un recorrido muy rompepiernas. Voy con dos amigos que me llevarán el ritmo, los hermanos Xabier e Iñaki Korta, de Azpeitia. He preparado toda la prueba con ellos. El hacha, al principio ni lo tocaba. Empezamos cuando faltaban tres o cuatro meses, y la piedra, cada quince días. Me daba mucho respeto.

¿Cual cree que será la parte más complicada?

-Todo. No puedes salir a la montaña sin levantar la piedra, y levantar la piedra, según cómo afecte al cuerpo, influye mucho en 43 kilómetros. Parece que el hacha es lo que me tiene que dar menos respeto, pero hay que cortar diez kanaerdikos después de trabajar cinco horas.

Su primera idea era correr la maratón Zegama-Aizkorri.

-Sí, pero al final la Zegama-Aizkorri se suspendió, y tampoco estaban muy animados. Me dijeron que igual se podría hacer hacia sanfermines, pero para mí ya era muy tarde. La opción B fue esta y estoy contento con la decisión que tomé.

¿Le hubiera gustado poner fin a su trayectoria de otra manera?

-No. Lo que yo no quería era retirarme por una lesión, o porque ya no pudiera rendir. Pienso que el deportista tiene que dejar las plazas cuando todavía está en buena forma.

"Para preparar esta prueba, ha habido semanas en las que he corrido 80 o 90 kilómetros por el monte"

"No quería retirarme por una lesión o porque ya no pudiera rendir. El deportista debe dejar las plazas cuando aún está en buena forma"