Pamplona - Javier Urriza (Pamplona, 9/11/1981) consiguió el pasado sábado en el frontón Galarreta de Hernani su sexta txapela individual de remonte, título que le confirma como el segundo pelotari más laureado de la historia del torneo, solo superado por Koteto Ezkurra (once entorchados) y con dos coronas de ventaja sobre su más inmediato perseguidor, Matxin II (cuatro). Tras su triunfo en la final (30-15 al doneztebarra Xanti Uterga, que volvió a claudicar ante el pamplonés en el último partido del campeonato como ya ocurriera en 2015 y 2017); Urriza celebró el éxito rodeado de casi medio centenar de amigos con "un picoteo rico y bien regado", según el hexacampeón, que atendió a este periódico tras redondear el festejo con una comida familiar en casa de su hermana.

La ocasión merecía una celebración como la que ha vivido.

-No todos los días se gana una txapela tan importante. Es la sexta, aunque el número no importa. Al final, las cosas que se preparan y se trabajan con tanta ilusión hay que celebrarlas.

No todos los días se gana una txapela individual, pero, en su caso, sí todos los años. Al menos, los cuatro últimos.

-Casi se ha convertido en una tradición, pero soy consciente de que es muy complicado ganar esta txapela. Todos la queremos y tarde o temprano me meterán mano, así que se celebra con más ilusión porque cada año cuesta más y se saborea tanto como la primera.

Venció con el resultado más amplio (30-15) de las seis finales que ha ganado.

-De todas las finales que he jugado es en la que mejor me he visto. Además, el rival tampoco tuvo su mejor día. Se dieron las dos cosas perfectas para que la final fuera así.

Empezó el campeonato el 11 de agosto con derrota ante Uterga (30-27) y lo ha terminado el 8 de septiembre con una victoria ante el mismo adversario (30-15). ¿Qué ha cambiado en el último mes?

-Llegué al partido inaugural de la liguilla de cuartos con mucha carga de partidos y, no sé si es la excusa, pero llegué con poca chispa y pocos entrenamientos del mano a mano. A partir de ahí, todas las semanas he podido hacer un entrenamiento más un partido y he ido preparando más específicamente el campeonato hasta llegar a la última semana de competición en mi mejor momento.

¿Quiere decir eso que el formato de liguilla de cuartos le favorece?

-Sí, pero al final uno se prepara para el formato que pone la empresa. Si fueran eliminatorias a un solo partido, seguramente la preparación sería otra, pero creo que es más justo y hace que el pelotari más completo o el que mejor campeonato haga se lleve la txapela, evitando las sorpresas de los cruces directos.

Da la impresión de que domina psicológicamente las finales mejor que sus rivales.

-Ya son muchos años jugando partidos importantes y generalmente suelo competir bien. Siento la tensión como los demás porque me sigo poniendo igual de nervioso, pero a la hora de jugar parece que lo gestiono bien.

¿Dónde está su techo?

-Está muy cerca ya. En noviembre voy a cumplir 37 años, ya son muchos como profesional y el mano a mano es muy exigente. No sé con cuántos ganó Koteto su última txapela individual, pero no es normal que un pelotari con tantos años gane txapelas individuales y soy consciente de que, si no es la última, será una de las últimas. Así que toca saborearla y ya veremos si llega alguna más.

Koteto ganó su última txapela individual con 38 años, pero debutó como profesional siendo mucho más joven que usted...

-Pero yo venía de la pala aficionada, que también es muy exigente y donde competía al máximo nivel y en el que también el cuerpo llevaba su tute, así que, desde luego, no me veo con 40 años jugando el Individual.

¿Sigue pensando que Koteto Ezkurra es inalcanzable?

-Totalmente. Lo que ha hecho es de otro mundo y no me veo compitiendo tantos años en el Individual, ni mucho menos con la capacidad de ganar a todos estos jóvenes que cada año vienen apretando más.

Ha disputado siete finales individuales, pero ninguna contra Koteto. ¿Le hubiera gustado jugar alguna contra él? ¿Y enfrentarse en un mano a mano antes de su retirada?

-No lo veo factible. Koteto ya decidió hace años dejar de jugar el Individual y no creo que se metiera ahora en ese berenjenal a un mes de retirarse, ya solamente por riesgos de lesión, porque el Individual es muy exigente a nivel físico y dudo mucho que quiera jugar. Eso sí, me quedo con la pena de que, si hubiera jugado a remonte desde pequeño, podría haber competido cara a cara con él en el Individual, pero sabiendo que habría sido muy difícil meterle mano.

Habla por él, pero, ¿qué opina usted?

-Para mí sería bonito. Me motiva cualquier reto diferente que me pongan, pero es algo totalmente irreal.

¿Qué opina de su retirada?

-Es una pena, pero hay que quedarse con lo bueno, con que ha marcado una época preciosa en el remonte y ha aportado muchísimo. Se retira en un buen momento, cuando él ha decidido y va a ser el día más bonito en el frontón. Seguramente se llenará y va a ser una fiesta del remonte.

Sin él, Javier Urriza se va a convertir en el referente del remonte.

-Siempre hay que poner un nombre, aunque en este Individual ya se ha visto que hay pelotaris con un nivel altísimo, como Uterga, Barrenetxea IV, Endika, Ezkurra II y otros jóvenes que vienen por detrás y que van a seguir dando espectáculo. Pero, si tengo que llevar ese cartel de referente, lo llevaré con orgullo.

La fase final del Individual la han disputado este año Uterga, Barrenetxea IV, Endika y usted. ¿Quién más viene por detrás?

-Josetxo Ezkurra ya pegó el año pasado un salto muy grande al llegar a la liguilla de cuartos y este año perdió en la previa con Endika. Luego hay otros pelotaris como Ansa, al que le veo un grandísimo potencial para competir contra cualquiera mano a mano desde el año que viene, y como Azpiroz, que ha pegado un salto enorme y es un zaguero joven que tiene muchos recursos y puede hacer muy buen papel en el Individual.

Barcelona acoge en octubre el Mundial de pelota, en el que, por vez primera, van a competir profesionales en algunas modalidades. ¿Qué le parece?

-Creo que es un buen paso porque va a hacer que los Mundiales los disputen los mejores. En el caso de la pala, que es la modalidad que yo practicaba y de la que fui campeón del mundo, va a permitir que haya un nivelazo impresionante en el Mundial, que ya de por sí es una competición con mucho interés y prestigio.

¿Le gustaría jugar a remonte en un Mundial?

-Desde luego, pero hay que ser realistas. Somos una modalidad muy autóctona y, por desgracia, no se juega en otros países.

No se puede vivir de ella en exclusiva. De hecho, al hexacampeón individual le toca entre semana ir a trabajar...

-Sí, tocan días de escuela.

¿Le resulta complicado compaginar trabajo y deporte?

-No es sencillo. Me considero un privilegiado porque tengo un puesto de trabajo que no es de carga física, pero este año me ha tocado viajar por temas laborales y lo he acusado en cuanto a cansancio y rendimiento.

¿A quién dedica la txapela?

-A mi tía Inés, que nos ha dejado este año un poco repentinamente. Va para todos sus hermanos y hermanas, incluida mi madre, que han sufrido mucho su pérdida, y también para la familia en general y para todos los que me han seguido y se han alegrado.

¿Defenderá título el año que viene?

-Como dice Simeone, vamos a ir partido a partido. En primavera veremos cómo me encuentro y, si me veo con ilusión y con ganas, afrontaremos un Individual más.

¿Hasta cuándo se ve jugando?

-No lo sé. Al final depende de muchos factores. En el momento que vea que es difícil compaginar el remonte con mi actividad laboral o que el físico ya no responde como antes o la ilusión no es la misma, hasta ahí habremos llegado. Estoy muy contento de todo lo que he conseguido hasta ahora y el objetivo principal es disfrutar, así que no me marco un año para retirarme.

Pero, por lo que dice, da la impresión de que su carrera no se va a dilatar mucho más en el tiempo...

-No lo sé. La verdad es que este año el Individual se me ha hecho muy cuesta arriba y me ha costado más que nunca prepararme. Con los años cuesta estar bien físicamente y lo que tengo muy claro es que no quiero estar jugando como uno más y, si no me veo al máximo nivel y con la máxima ilusión, llegará un momento en el que diré basta, pero de momento me veo con ilusión de seguir.