Todo empezó en octubre, cuando Iker Azkarate (Lazkao, 1994) recibió de Mikel Landa una de esas llamadas que últimamente se repiten con frecuencia casi semanal. Entonces, el ciclista alavés del Movistar, impulsor del nuevo proyecto naranja de la Fundación Euskadi, cogió el teléfono para reclutar corredores, e Iker fue uno de los elegidos. Ahora, Landa llama simplemente para interesarse por el lazkaotarra, que no atraviesa su mejor momento. “A él también le tocó pasar por lo mismo, por la famosa mononucleosis. Me aporta ánimos y tranquilidad. Y yo se lo agradezco. No tiene por qué preocuparse tanto. Si hasta me llama cuando está fuera de casa, compitiendo? Lo hizo durante la Vuelta a Andalucía, por ejemplo”.

Poco a poco, Azkarate comienza a ver la luz. Ayer por la mañana recibió a NOTICIAS DE GIPUZKOA en Lazkao antes de iniciar su entrenamiento, el décimo consecutivo. Hace solo unas semanas, no podía encadenarlos. “Arranqué el pasado lunes, el 26 de febrero. Y desde entonces he salido todos los días. Noto mejoría. En cuanto a pulso voy mucho mejor. Pero no sé aún si todo ello es producto de haber empezado prácticamente desde cero”, comenta Iker, quien, en la temporada de su salto al pelotón profesional, todavía no ha podido estrenarse con el maillot de la Fundación Euskadi. “Sigo todas las carreras por televisión y, cuando veo a mis compañeros, siento una envidia de la hostia”, reconoce sin tapujos.

acceso a profesionales El año pasado se adjudicó el Torneo Euskaldun, enrolado en las filas del Caja Rural amateur. Fue un éxito importante para pasar a la élite, conseguido con sensaciones decrecientes. Llegó muy justo a las últimas citas del calendario aficionado. “Ya había superado un primer virus. Pero algo notaba. Lo achacaba a la dureza de una campaña entera. Pensaba que con el descanso de otoño me recuperaría y volvería a los entrenamientos con normalidad”. Sin embargo, tocó empezar la pretemporada y el motor seguía sin responder. “Cumplía con todo el trabajo, pero los datos no eran buenos y seguía encontrándome muy cansado. A finales de diciembre estaba reventado. Me hicieron los análisis y salió la mononucleosis”.

Azkarate agradece “toda la tranquilidad y las atenciones” que está recibiendo del equipo y de sus compañeros. “Todos están encima: Mikel Landa, el director Jorge Azanza, los ciclistas? Me transmiten calma, que me lo tome con filosofía. Esto es lo que hay y toca superarlo. La verdad es que no me he puesto nervioso”, dice Iker, quien reconoce, eso sí, haber sentido cierta inquietud cuando durante estos meses cogía la bicicleta y no detectaba la actual mejoría.

“Llegué a estar quince días sin tocarla. Luego salía en días alternos. Pero nada. Para desconectar, iba a dar largos paseos por el monte y así me mantenía”. Su peso ideal, el de competición, está en 60 kilos. La báscula ha llegado a marcar 66. “Pero durante estos días ya he bajado algo”, concluye esperanzado el lazkaotarra, cauto y ambicioso a partes iguales cuando mira a su futuro debut de naranja. “Sería la leche estar en Madrid o Castilla y León, dentro de mes y medio. Pero creo que estas carreras llegarán demasiado temprano. Sí que me gustaría correr en julio en Ordizia, la carrera de casa. Es lo que más me ilusión me hace”. Y de eso no le va a faltar.

Nombre. Iker Azkarate Ramírez.

Edad. 23 años. Nació el 20 de abril de 1994.

Localidad. Lazkao.

Equipo. Fundación Euskadi.

Palmarés de 2017. En las filas del Caja Rural amateur, se adjudicó la general del Torneo Euskaldun en su primer año en categoría Élite. Logró victorias en las pruebas de Irun y Berriatua.

Experiencia en profesionales. En 2016, como staggiare de Caja Rural, disputó la Ride London Classic. En 2017 corrió el Gran Premio Indurain con la selección española y el Trofeo Agostinho en Portugal con el equipo amateur del propio Caja Rural.