“La piedra me lo ha dado todo. No tengo nada pendiente”
Con 50 años, Jose Ramon Iruretagoiena, Izeta II, ha querido dejar las plazas por la puerta grande. El sábado que viene, espera poner a fin a su carrera como harrijasotzaile con una nueva marca en Zarautz
zarautz - ¿Por qué ha decidido retirarse?
-Tenía pensado que con 50 años sería una buena edad para retirarme. Además, siempre he tenido claro que quería dejarlo estando bien. Y creo que ya ha llegado la fecha. No estoy arrepentido de nada que haya hecho o que no haya hecho. La piedra me lo ha dado todo a mí. No tengo pendiente nada por hacer.
¿No lo echará de menos?
-Tienes un gusanillo que te pregunta que por qué me voy a retirar, pero hay que ser fuerte y tener las cosas claras. Estoy mentalizado. Además, tengo la escuela y andaré siempre en el mundo de la piedra, de un sitio para otro. Voy a seguir ayudando a los chavales en los campeonatos, como relojero, para poner la piedra... Ahí voy a andar, sin parar.
Empezó como segalari.
-Antes ya anduve con las piedras. Empecé con 14 o 15 años, hace 35, en barrios como Urdaneta. No era nada oficial. Siempre me ha gustado el deporte rural. En 1988 fui segundo en un campeonato de Euskadi de sega para noveles, en Hondarribia. No había participado nunca. Luego hice una apuesta con el que quedó primero, Arreseigor, y le gané. El mundo de la guadaña me gusta muchísimo, pero tenía dificultades para entrenar, así que en los 90 empecé a prepararme poco a poco como levantador de piedra y debuté oficialmente en 1992. Me ganó Landarbide por una alzada con la cúbica de 100, en dos tandas, en Urnieta. Yo levanté 34-34 y él 34-35. Landarbide ya era un levantador de grandísimo nivel.
Al final, enganchó a toda su familia a este deporte...
-Mi hermano Agustín empezó después que yo, pero es Izeta I porque es más viejo. Yo le animé. Cuando él pesaba 90 kilos llegó a levantar 240 kilos, y participó en el campeonato de piedras grandes cuando cada una pesaba 25 kilos más que ahora . Mi hermano Jesús Mari -Izeta III- andaba remando en Orio. Un día lo llevé a un torneo en Legorreta y en su debut ganó a Luis Mari Telleria, con la piedra cilíndrica de 100 kilos. Luego dejó el remo y empezó con la piedra. Y mi hijo Hodei -Izeta IV-, ha hecho lo que ha visto en casa, igual que el nieto.
Sus inicios como levantador de piedras no fueron fáciles...
-Tuve que aprender solo. Fui a donde un maestro, Atxega, de Orio, y me dijo que no valía para levantar la piedra. Es fuerte que te digan eso después de haber estado tres meses entrenando con él. Me sentó fatal, porque quería ser levantador y veía que valía. No sé por qué me lo dijo, porque hacía buenos números. Después, un compañero de Zarautz, Intxorregi, me ayudó mucho. Él fue levantador, y su padre también. Me sacó del agujero en el que estaba metido. Vio que yo podía valer y, a base entrenamientos, empecé a levantar. Al cabo de unos años, Atxega me vino a felicitar después de ganar un campeonato y le dije Salí buen levantador, pero no con tu ayuda. La idea de poner la escuela vino de ahí, porque muchos chavales quieren aprender y no saben dónde ir.
¿Cuándo se quitó la espina de esa primera decepción?
-En el primer campeonato que hice, en Urnieta. Ahí me crecí y pensé que podía hacer algo en esto de la piedra, que podría hacer grandes cosas. De ahí en adelante, he estado sin parar: Récords, apuestas, campeonatos...
No ha jugado muchas apuestas.
-Me ha gustado mucho hacer apuestas. La primera fue en el 94, con Landarbide. Tres hamarrekos -tandas de diez minutos- con la cúbica de 125. Yo hice 130 alzadas y él 118. Y a los dos meses, batí la marca del difunto Goenatxo, que era de 131, y yo levanté cuatro más. Luego, en 2001, hice otra con Aitzeta. Él usó la cúbica de 100 y yo la de 113, y perdí. En 2003 tuve otra con Goenatxo, con la cúbica de 152 kilos. Yo tenía poco peso y sufrí mucho, pero gané. En 2008 jugué una apuesta con Aimar Irigoien, que estaba en su mejor momento. A mí siempre me ha gustado hacer apuestas con los mejores. Yo tenía 42 años y perdí, pero hice una buena marca -108 alzadas por 115 de Irigoien con la cúbica de 137,4 kilos-. Yo era 20 años más viejo y pesaba 20 kilos menos. En mi generación, poca gente ha querido hacer apuestas. No he tenido la oportunidad de hacer tantas como hubiera querido, y me he dedicado a hacer marcas grandes. Tengo más de quince marcas de media hora. Y eso no lo ha hecho nadie. Con piedras cúbicas, rectangulares... Me quedo con eso.
¿De qué marca está más orgulloso?
-Tengo muchas. Con la cúbica de 100 tengo 188 alzadas en media hora. Son más de seis por minuto. Con la piedra que usé contra Aimar -138 kilos- tengo 96 alzadas en media hora seguida. Con la rectangular de 125 tengo varias. Todas las marcas que he hecho están vigentes. Hoy en día hay más torneos que hace años, y luego están los campeonatos y las exhibiciones. Y ahora también están las harri baldarrak. La gente no tiene tiempo para prepararse y hacer una marca. A mí siempre me ha gustado hacer competiciones largas. He sido un levantador de mucho fondo. Antes no se hacían marcas de media hora seguida.
Las harri baldarrak - o piedras sin labrar- también se le han dado bien. Ha ganado con la Igeldoko Harria en nueve ocasiones...
-Me gustan mucho. En la Igeldoko Harria he participado 19 veces y hecho nueve primeros puestos, todos seguidos, y he sido diez veces segundo. También he ganado en otros sitios.
Creó el campeonato de las Zarauzko Bi Harriak.
-Como tengo la escuela en Zarautz, se me ocurrió para despertar un poco la afición. Fuimos a Mollarri y Jai Txiki con la cuadrilla y elegimos dos piedras, de 121 y 117 kilos. Queremos seguir adelante con el torneo.
En los campeonatos de Euskadi no se ha prodigado mucho.
-Tengo unos doce campeonatos de Gipuzkoa y cuatro campeonatos de Euskadi de piedras pequeñas. Creo que el último lo gané en 2010. Tenía que tener más títulos de Euskadi, pero antes la gente pensaba que iba a ganar yo y no se apuntaba. Al final todos los que íbamos a competir éramos de casa, y dije Yo para esto no entreno, y no volví a competir más. Yo a los chavales de mi escuela les obligo a ir a los campeonatos, siempre y cuando se amolden bien a las piedras. Este año, en el Campeonato de Euskadi de piedras pequeñas había seis harrijaso-tzailes y tres eran de mi escuela. Justo después del año que no participé rebajaron en 25 kilos el peso de las piedras y empezó a animarse más gente, pero yo ya había dicho que no iba a ir más. Al campeonato de piedras grandes nunca he ido porque soy muy pequeño para esas piedras.
¿Cómo se definiría como harrijaso-tzaile?
-Siempre me han gustado los trabajos largos. Me consideraría un fondista. También he hecho trabajos cortos. Tengo marcas de un minuto: 17 alzadas con la cúbica de 100, y 24 con la copa de 100 o, la última, 18 veces la copa de 100 con una sola mano.
Ha tenido dos lesiones graves en su trayectoria...
-Tuve una lesión en la rodilla en 1999, y tuve que parar casi ocho meses. Luego volví muy bien. La última fue hace dos años. Tuve un percance con el remolque. No sabía si me iba a recuperar bien de un brazo, así que, o dejaba la piedra, o empezaba a levantar con una sola mano. Me animó mi hijo, porque yo iba a dejarlo. Cuando estaba con la mano izquierda escayolada, empecé a levantar con una mano. Si hubiera empezado a levantar con una sola mano en el mejor momento de mi carrera, creo que también hubiera hecho grandes marcas.
¿Tiene una piedra favorita?
-La cúbica. Es con la que más marcas tengo. Debuté con esa piedra, y con esa hice mi primera apuesta. Con ella tengo récords de un minuto (13 alzadas), de tres minutos (24 alzadas), de diez (53) y de tres hamarrekos (135), y también hice hace seis o siete años, de 188 alzadas en media hora seguida, sin parar. Todos estos récords están todavía en mi poder.
¿Ha tenido algún pique deportivo especial con algún harrijasotzaile?
-Con todos. Cuando empecé, con Zelai. Entonces él estaba en su mejor momento y me enfrenté a él en campeonatos y haciendo marcas. Es una persona excelente, y sigue siendo mi mejor amigo en este deporte. Luego vino Ostolaza, Goenatxo... y luego vino la juventud, Aimar Irigoien. También he competido con él en su mejor momento. Fue alumno mío cuando tenía diez-doce años. Si no hubiera piques, esto sería un aburrimiento, pero se hacen buenos amigos. Somos pocos y estamos muy unidos. Hay buen rollo, pique sano.
En los herri kirolak, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor?
-Siempre ha habido buenos levantadores: Antes, ahora, y en el futuro ya los habrá. Cuando yo empecé había más levantadores y más nivel. Ahora está Aimar Irigoien y los demás están un escalón por debajo.
¿Cuál es el mejor levantador que ha visto?
-En mi época, Zelai y Goenatxo, cada uno en su categoría. De todos modos, el abanico de la piedra es muy grande: piedras grandes, pequeñas, cúbicas, cilíndricas....
¿Cómo se ve de profesor?
-Me gusta. Quería enseñar lo que sabía a los chavales. Les meto caña, pero tenemos muy buen ambiente, que es lo importante. Tengo doce chavales y estoy todos los días en Zarautz, en el polideportivo Aritzbatalde.
Las mujeres también han empezado a practicar el levantamiento de piedras...
-He entrenado chicas, como Estitxu Almandoz. Si me viene alguna no le diré que no y le ayudaré, pero no es un deporte que me guste para chicas.
¿A qué harrijasotzaile ve dando guerra en el futuro?
-A Urra -Mikel Lopetegi-. Está dando guerra ya. Tiene 20 años recién cumplidos. Será levantador de piedras pequeñas, de 125 para abajo. Es muy fino, un fondista. Y se le dan bien las harri baldarrak.
También ha contribuido a dar a conocer el levantamiento de piedra más allá de Euskal Herria...
-He estado en Argentina, en Estados Unidos y en Japón. Estuve allí en 1994, con Anjel Arrospide y Joxemari Olasagasti. ¡Había que ver las piedras que me dieron allí! La Federación mandó desde aquí fotos y medidas, e hicieron unas piedras perfectas. Más que perfectas. Y la ropa que llevé para levantar la piedra, me la compraron.
¿Cómo ve el futuro del levantamiento de piedra?
-Antes, los levantadores se guardaban sus secretos. Tenemos que enseñar a los chavales para que nuestro deporte siga vivo. Porque este deporte está vivo, ha estado mucho más muerto. Hay cuatro o cinco escuelas, además de la mía, que llevan Ostolaza, Telleria, Goenatxo o Zelai, y en este momento está bastante bien.