donostia - El base, que en 2015 firmó para seis temporadas, trata de avanzar en su recuperación después de meses muy duros, en los que ha tenido que llevar corsé para solucionar una rotura en la vértebra L3. A sus 19 años, su futuro es una incógnita, aunque está “seguro” de que recuperará el nivel con el que ilusionó en su estreno en la ACB la pasada campaña. Por ahora, quiere dejar atrás dolores de espalda que han llegado a ser intensos y aumentar la carga de trabajo para regresar a las canchas.
¿Cómo está?
-Bueno, han sido muchos meses complicados. Ahora llevo cinco o seis semanas de recuperación. El objetivo era ir a San Sebastián e intentar entrenar con el grupo ya esta semana, pero no ha podido ser. Hace unos días el médico, el fisioterapeuta y yo hablamos para aumentar un poco la carga y la semana empezó bien, pero el sábado me molestó la espalda y el domingo al despertarme ya me dolía bastante. Hablamos con el club y decidimos que no era bueno ir para forzar. Anímicamente estoy jodido, pero saldremos de esta.
¿Cómo empieza este calvario?
-El último partido que juego es el 27 de marzo y el día 30 noto que algo va mal en la espalda, en la zona lumbar. Hacemos pruebas y en la resonancia sale que tengo un edema óseo, en principio nada muy preocupante. Descanso un par de semanas y mejoro, pero la espalda me sigue molestando y así estamos cuatro semanas hasta que digo: Algo no va bien, a mí me molesta. Voy a Madrid, me miran y decidimos hacer un escáner, en el que aparece que tengo una fractura en la vértebra L3, en los dos lados de las láminas interarticulares. A partir de ahí se puede enfocar de dos formas: operación o tratamiento conservador. Vamos a distintos médicos y el club, mi representante y yo decidimos hacer el tratamiento conservador porque la operación es agresiva para una persona de mi edad. Ese tratamiento conservador suponía llevar corsé durante seis meses, que es lo que he hecho hasta principios de enero. Fueron seis meses terribles, todo el día con corsé salvo para dormir, no podía hacer nada. Mi vida diaria era... uf, muy mala. El corsé iba desde la cintura hasta el pecho. Cuando me lo quitaron empezamos a hacer el trabajo para volver a intentar jugar. Así llevo cinco semanas. Intentamos a ver si me podía incorporar esta semana al equipo, pero vimos que no era posible. Ante una lesión así, lo importante es que me recupere. Quiero estar bien, poder sentarme en un restaurante y no morirme del dolor.
¿Cómo está ahora la espalda?
-La fractura se ha soldado un poco pero no ha llegado a soldar del todo. El médico me dice que si fuera un paciente normal me opera y me mete un clavo, pero a mí no porque si a un jugador de basket se le fija una vértebra pierdes muchísima movilidad. Con una buena recuperación, fortaleciendo la zona abdominal y lumbar, el médico cree que voy a poder volver a jugar sin problemas. En el caso de que yo viera que me duele muchísimo, tendríamos que tomar la decisión de operar.
Todo esto viene a raíz de un golpe.
-Sí, una mala caída. Al médico le sorprendió porque era muy raro hacerse algo así en una caída. Es algo que suele pasar en accidentes o golpes muy fuertes. Fui a por un rebote en un entrenamiento, me desestabilicé y caí de espalda. Fue una caída fea, pero no pensábamos que podía haber rotura. Me dolía pero golpes de esos ya me había dado antes. Las cosas han ido así y ya está.
En pretemporada vino al Gasca. ¿Podía hacer algún ejercicio con el corsé?
Nada. Cero. Vine para conocer al equipo. Durante los seis meses que llevé corsé no hice ningún ejercicio físico. Bueno, al final un poco de natación y algo de trabajo abdominal, pero muy poco.
Un jugador joven como usted se subirá por las paredes.
-Sí. Me cuesta muchísimo ver baloncesto. Al principio más, ahora lo asumo un poco mejor, estoy más mentalizado. Estoy mejor.
Ha preferido hacer el tratamiento de recuperación en su localidad natal, Madrid.
-Sí, sobre todo porque en un recuperación larga hay progresión, bajones... es importante estar rodeado de tu familia, tus amigos. Anímicamente es difícil de llevar.
Ahora está sin corsé. ¿Qué plan de recuperación tiene?
-Los planes que nos proponemos no son a largo plazo, vamos a corto plazo. Estimamos por semanas. Hace dos semanas subimos la carga, haciendo seis días de gimnasio, cuatro de balón y tres de carrera continua para ver si podía venir a entrenar con el equipo. Los cinco primeros días fueron bien, el sábado me molestó y el domingo vino ese dolor que he comentado antes. Entonces la semana pasada hicimos gimnasio y fisioterapia, y esta semana vamos a hacer gimnasio, tiro y una sesión de carrera continua. Poco a poco a ver cómo responde.
Me ha hablado antes de los dolores que tenía en su día a día.
-No podía estar quince minutos seguidos de pie, la espalda me molestaba muchísimo. Y levantarme por las mañanas de la cama era complicado también. Recuerdo un día de la temporada pasada, mi compañero de piso era Mo Soluade, y no podía levantarme de la cama.
De estar así a ser ese jugador explosivo en la cancha que es usted, hay un trecho grande. ¿Le da vueltas a su futuro? ¿Piensa que recuperará su mejor nivel?
-Pienso, sobre todo, en recuperarme y tener buenas sensaciones. Estoy seguro de que sí puedo volver a mi mejor nivel; el trabajo está enfocado a eso.
Su irrupción la temporada pasada en la ACB fue muy ilusionante.
-Eso me suelen decir, pero tampoco pienso mucho en eso. Se dio el caso de que jugué y creo que no lo hice mal. Ahora se ha complicado un poco todo, esa evolución que quería llevar para consolidarme en la elite no ha podido ser. Lo único que pienso ahora es en que me deje de doler la espalda y en volver a jugar a baloncesto, que es lo que más me gusta.
¿Está en contacto con el GBC?
-Sí. Hablo bastante con Porfi, con el doctor Agustín Álvarez, con Bully... El club no me pone ninguna pega, al revés. No me puedo quejar.
Firmó por seis temporadas. ¿Cuáles son sus intenciones de futuro?
-Ni me lo he planteado todavía. Tengo contrato con el GBC; si estoy al máximo nivel, estaría encantado de seguir. Quiero verme primero cómo estoy. El mes de mayo va a ser el momento de decidir si estoy bien, lo que me permitiría empezar la próxima pretemporada a tope, o de decir cuidado. Entonces hablaré con el club y decidiremos.
¿Sigue al equipo?
-Sí, sí. Transmite muy buenas sensaciones. No conocía mucho la LEB y me está gustando. Es una liga en la que los equipos de abajo pueden ganar a los de arriba y eso es bueno. Al equipo lo veo muy bien, jugando alegre.
Qué pena no poder compartir cancha y vestuario con un base de la experiencia de Ricardo Uriz.
-La verdad es que sí. Es un base que perfectamente podría estar en cualquier equipo de la ACB. Es un lujo que esté en el GBC. Ojalá pueda coincidir con él más adelante.