Bilbao - Paul Abasolo (Durango, 1984) juega en la mediapunta y, a lo largo de su carrera, se ha acostumbrado a jugar por el centro del campo y, también, a estar en el centro, en el centro de la polémica desde que, en 2010 fuese condenado a tres años y tres meses de prisión por tres casos de abuso sexual. Posteriormente, a principios de 2012, fue indultado parcialmente por el Gobierno central. Desde entonces, no ha dado su versión públicamente de unos hechos ante los que se declara “inocente”.

Desde que le concedieron el indulto parcial, no había hecho pública su versión de los hechos. ¿Por qué no lo ha hecho hasta ahora?

-Porque creía que si salía dando mi versión de los hechos era como una forma de justificarme y no tengo que justificarme ante nadie. Además, tampoco nadie, ningún medio, se ha acercado a preguntarme por mi versión de los hechos, y tampoco iba a intentar convencer a nadie de nada.

¿No cree que haber salido a dar explicaciones podría haber frenado protestas en contra de su fichaje, como las que hubo en Sestao o ha habido y hay en Portugalete?

-Creo que no, porque soy consciente de que la condena la tengo y, al final, vivimos en una sociedad bastante hipócrita y, cuando nos interesa, los jueces siempre tienen la razón y cuando no, hablamos de injusticias. Por lo que he vivido en mis propias carnes, creo que la justicia tiene muchos errores, porque soy inocente, pero por mucho que hubiese dado mi versión anteriormente, creo que mucha gente no me hubiera creído. No pretendo que me crean, solo quiero que me dejen hacer mi vida.

Cree que la justicia “ha cometido un error” con usted. ¿Se sigue declarando inocente?

-Lo soy. Se me acusó y se me condenó por algo que no hice, es un lastre que llevaré toda la vida. No digo que las chicas mintiesen, ni mucho menos, posiblemente existiesen esos abusos sexuales, pero no fui yo. Ellas, en primera instancia, identificaron a otra persona como autora de los abusos y, finalmente, dijeron que podía ser yo. Hubo más casos en Gernika en aquella época y el resto dijeron que yo no había sido. También me quisieron imputar desde Gernika otros delitos cometidos en Irun -cuando jugaba en el Real Unión-. Llevé testigos al juicio que testificaron que yo no estaba en Gernika cuando ocurrieron esos hechos. Sentí que todo lo que hacía no servía de nada. Si tocase el pecho de una mujer en la calle y echase a correr, como se me acusó, sería un enfermo, y no soy ningún enfermo.

Por declararse inocente, no llega el arrepentimiento que le pide el colectivo feminista de Portugalete y que ya le pidió en 2012 un sector de la afición del Sestao River.

-No me puedo arrepentir por algo que yo no he hecho, eso es lo primero de todo. Además, debieran ser las tres chicas las que me pidiesen ese ejercicio de arrepentimiento, no unas personas de Portugalete que no tienen nada que ver con el tema.

Los hechos por los que se le acusó y condenó se remontan a hace nueve años.

-Una mañana de diciembre de 2007, recibí una llamada del cuartel de la Ertzaintza de Gernika diciéndome que fuera allí, que estaba detenido sin decirme por qué. Fui allí pensando que todo sería una confusión, una cuestión sin importancia, y cometí el error de ni avisar a mis padres ni contratar un abogado creyendo que se iba a solucionar todo pronto. Al final, estuve cinco meses en prisión preventiva. Ves que pasan los días y no te lo crees. Sentía que me habían destrozado la vida y me preocupaba que mi familia dudara de mí.

La condena en firme a tres años y tres meses llegó en 2010.

-En ese momento siento que puedo acabar entre rejas por algo que no he hecho. Fue duro. Creía en la justicia, y al ver que, en vez de la culpabilidad del acusado, hay que probar su inocencia te sientes mal y preocupado.

A principios de 2012, el Gobierno le concede el indulto parcial. La condena pasa de tres años y tres meses de prisión a dos años y hacer unos cursillos de reeducación.

-Pedí el indulto porque mis abogados me dijeron que por la vía del recurso al Tribunal Supremo era complicado por el tipo de tema del que se trataba. Me lo concedieron en base a tres argumentos. Primero, porque los tocamientos están tipificados como delito menor y esos delitos, por lo visto, son susceptibles de recibir el indulto. En segundo lugar, todos los informes de los forenses y psiquiatras con los que estuve fueron favorables. Tercero, y para mí el más importante, que ninguna de las tres chicas se opuso a que se me concediese dicho indulto parcial.

Todo esto ha cambiado su vida completamente.

-En el ámbito personal, me ha servido para madurar como persona, para darme cuenta de que lo importante es cómo te ven quienes tienes cerca. Me ha enseñado a luchar y no rendirme digan lo que digan. Antes daba mucha importancia al qué dirán y no debe ser así, eso es algo que no puedo controlar. Todo esto ha sido una desgracia para mí, pero hay muchas otras situaciones desgraciadas, y siguen luchando.

Desgracias como las de las tres chicas que fueron víctimas de aquellos abusos sexuales.

-Evidentemente. Siento mucho lo que han pasado esas tres chicas, es algo que no deseo a nadie, como tampoco deseo a nadie lo que he sufrido y sufro yo. Tras el ascenso con el Zamudio, nos fuimos a Logroño de despedida y allí vimos cómo una chica era maltratada por su pareja. Fui yo junto a otros dos o tres compañeros quienes ayudamos a la chica. De hecho, tuvimos que ir a testificar. Creo en la igualdad entre todas las personas y rechazo cualquier tipo de violencia, sea la que sea.

En el ámbito profesional, también ha influido de forma notable.

-Al principio no era consciente de cómo iba a cambiar todo no solo personalmente, sino también profesionalmente. De hecho, cuando salgo de prisión preventiva vuelvo al Real Unión y ascendimos. Entonces hubo la opción de fichar por el Athletic en el verano de 2009, pero sabía que podía no hacerse, que podría haber presiones y, de hecho, las hubo para que no fichase y lo entiendo. Lo entiendo porque la gente no sabía mi historia, no sabe cómo soy, solo sabían que había un juicio abierto por tres supuestos casos de abusos sexuales y entiendo que pensasen así.

Entonces, ¿entiende que actualmente haya aficionados y aficionadas del Portugalete que no le quieran defendiendo su camiseta?

-No lo entiendo. No lo entiendo, aun siendo inocente. Poniéndome en el lugar de una persona que sí lo ha hecho, esas personas tienen derecho a reinsertarse. ¿Por qué no iba a tener derecho a reinsertarme? ¿Por qué otras personas con antecedentes pueden desempeñar trabajos después de sus condenas y yo no? Creo que solo piensa así una minoría de la afición del Portugalete.

¿Cómo surgió su fichaje por el Portugalete?

-Tras el ascenso del Zamudio, el club estaba pensando en renovarme, pero recibieron presiones de que se manifestarían en el campo en mi contra. Fueron coaccionados y, finalmente, Ibon Etxebarrieta apuesta por mí para su proyecto en el Portu y le doy el sí al club. Estoy muy agradecido a Ibon y al presidente del Portugalete por su confianza.

¿Imaginaba al firmar que ocurriese todo lo que ha ocurrido en la localidad jarrillera? Protestas en el Pleno, en la presentación del equipo, en los partidos...

-No me lo imaginaba, ni mucho menos. Ficho en junio y hasta finales de ese mes todo está tranquilo hasta que un grupo determinado empieza a movilizarse. No te voy a decir que me sobrepasó todo, pero lo pasé mal.

El domingo en el Portugalete-Basconia el árbitro paró el partido por los insultos que recibía desde un sector de la grada. ¿Es la primera vez que le ocurre en su carrera?

-Es la primera vez que me ocurre. El árbitro me dijo que iba a parar el encuentro si veía que se repetían los insultos y así lo hizo. En ese momento me sentí agradecido al colegiado porque vio que lo que se estaba llevando a cabo no era una protesta, sobrepasaba todo eso y era una agresión contra mi persona. Me insultaban, me amenazaban y no solo a mí, sino también a mi novia y su madre.

¿En algún momento pensó en dejar el Portugalete?

-Lo pensé por el sufrimiento de mi familia, pero ellos me animaron a seguir. Me dijeron que estuviese tranquilo, que siguiese adelante y ellos, el club, los compañeros y gran parte de la afición me han dado fuerzas para seguir.