un día Carlos Tobalina (Barakaldo, 1985) comenzó a dejarse barba. Y hoy los pelos le llegan ya al pecho. Así que la barba se ha convertido en su seña de identidad. Su rasgo más destacado. Y él lo sabe, por eso, el lanzador de peso reconoce que no se va a rasurar ni aunque logre subirse al primer escalón del podio en los Juegos de Río: “No me afeito la barba ni aunque consiga la medalla de oro. No la cambio. Es un año y ocho meses que lleva conmigo y no la cambio por nada”. Tobalina sabe que es muy complicado, casi imposible, conseguir el mayor éxito en su debut olímpico, sobre todo porque parte con el peor ránking de todos los competidores (20.16 metros). Por eso, reconoce que su propósito es, simplemente, entrar en la ronda final: “Mi objetivo es ser finalista. Tengo la intención de quedar entre los doce mejores. También soy realista, vengo con la peor marca y soy el último de la lista, pero da igual. Creo que lanzando 20,30 o 20,40 metros se puede estar en la final y me veo capacitado para hacerlo”, informa.
Así, con la idea de volver a competir de nuevo a la noche -la final comenzará a las 23.30 horas-, Tobalina debutará esta tarde (14.30 horas): “Es la intención con la que voy y lo veo factible, aunque también es cierto que la gente va a estar muy fuerte y llega con muy buenas marcas, pero quiero estar entre los doce mejores”, reconoce. Y, luego, en la última ronda, en la lucha por los metales, el lanzador se dejará llevar. Disfrutará de su deporte. “En la final ya iré a soñar, son tres lanzamientos iniciales y, después, soñar”, explica. Es el planteamiento que Tobalina lleva siguiendo desde que consiguió la mínima requerida para los Juegos de Río, que suponen su primera cita olímpica. Eran 20.50 metros y el lanzador los logró el pasado marzo. Le costó, puesto que estuvo en muchas ocasiones cerca de esa marca e incluso reconoce que se llegó a obsesionar: “En las pruebas me quedaba a escasa distancia, siempre hacía 20.43. Una y otra vez, pero afortunadamente al final llegué”.
Muchos meses han pasado desde entonces y, en medio, Tobalina sufrió una lesión que le tuvo alejado de las pistas durante mucho tiempo. Más del deseado. Se le rajó el gemelo en plena carrera hacia Río. Mermó su rendimiento y admite no haber regresado a su mejor forma todavía, pero reconoce que “las sensaciones son buenas”: “Ya estoy dejando atrás la lesión y, después de eso, fui al Campeonato de España y quedé segundo. Y esa es una buena señal”, reconoce. Así que el lanzador se encuentra preparado para lograr el objetivo de entrar en la final de la prueba en una de las competiciones más importantes de su carrera. De hecho, tanta ilusión le ha generado su primera participación olímpica, que solicitó acudir a Río antes de tiempo para poder estar en la ceremonia de apertura.
Tobalina es consciente de que acudir a los primeros Juegos a los 30 años no es algo habitual. Sin embargo, el lanzador le resta importancia porque “aunque comencé en este deporte a los 17, no ha sido hasta los 26 cuando comencé a entrenar de forma más seria. Además, a Tobalina no le preocupa haber llegado a la treintena, es más, explica que “la buena edad para los lanzadores está entre los 28 y los 32, y yo estoy en ese momento”.