HERNANI. La empresa Oriamendi 2010 y, en extensión, toda la familia remontista quiso despedir a uno de los más conocidos aficionados de esta disciplina de frontón, como fue durante toda su vida Roxario Pikabea, que falleció el pasado lunes. Remontistas de la talla de Ezkurra, Zeberio, Olazar, Endika o Barrenetxea IV acudieron el martes al entierro en el cementerio de Hernani y le dedicaron el arco con los remontes. También formaron parte del mismo exprofesionales como Agerre, Elizalde, Aizpuru y Barrenetxea. Garayar, junto a su hermano, eran los fundadores de la empresa de transporte colectivo Autobuses Garayar, firma de Hernani que este mes cumple su sexagésimo aniversario sobre el asfalto. Barrenetxea IV, además, vestido de pelotari, portó el féretro junto a los nietos del fallecido.
Roxario Garayar nació en el barrio Ereñotzu de Hernani el 30 de marzo de 1927, por lo que falleció a los 86 años de edad. Cuando estalló la Guerra Civil tenía 10 años, pero su familia aguantó en su caserío y se autoabasteció con los productos del baserri.
Más adelante contrajo matrimonio con Jesús Orayen, también de Hernani. Como curiosidad se casaron dos hermanos con dos hermanas. Juntos pusieron en marcha la famosa línea de transportes Autobuses Garayar que inició su andadura en 1953. Su actividad fundamental se basa en la explotación de concesiones administrativas de transporte de viajeros por carretera de carácter general.
Las líneas regulares de uso general actualmente adjudicadas en régimen de concesión son Picoaga, Hernani, Donostia, Andoain y Urnieta. La familia asegura que hay más coincidencias entre ambos hermanos. "Han fallecido el mismo mes pero de diferentes años: Julián, murió el 7 de mayo de 2002 y Roxario el 27 de mayo de 2013", valoran a este periódico.
Las hijas de Roxario confirman que su padre era un fanático del remonte y conocido y reconocido en el frontón Galarreta, donde la empresa Oriamendi 2010 le llamó a finales de 2012 para que hiciera entrega de la txapela a los vencedores de una final de remonte ganada por Urriza y Barrenetxea IV a Ezkurra I y Olazar.
"Nuestro padre no jugó como profesional, pero sí con amigos pelotaris, sobre todo, a pala y después a remonte. Toda la vida se ha acercado al trinquete. No creemos que haya faltado a ningún partido del Galarreta, ni él ni su hermano", recuerdan.
'El abuelo' amigo Entre los remontistas era conocido como El abuelo. "Era muy amigo de sus amigos, pero no solo de los de su edad, sino que tenía muchas amistades forjadas con los jóvenes, que le apreciaban mucho. Era de dar muchos consejos y de ayudar a quien lo necesitara y en lo que fuera, sin necesidad de esperar nada a cambio", valora la familia.
A su juicio, Garayar era un hombre "bonachón" que "lo mismo hablaba con el que estaba pidiendo en la calle y le preguntaba por su vida, de dónde era? como si tenía que hablar con el rey. Él siempre decía que todos somos iguales".
Los familiares del fallecido se muestran muy agradecidos a la firma Oriamendi 2010 por el homenaje espontáneo y "tan bonito" que le rindieron los mejores remontistas en el cementerio de Hernani. "No sabemos cómo se lo podemos agradecer", enfatizan.
Uno de los organizadores de esta despedida fue el socio de Oriamendi 2010, el expelotari José Mari Barrenetxea, quizás la persona más cercana a Garayar. "Roxario fue asiduo los martes, jueves y sábados durante cuarenta años. Le conocimos cuando él tenía 46 años y la relación siempre ha sido buenísima. Ha defendido a ultranza el remonte", valora Barrenetxea. A su juicio, su amigo vio a todos los pelotaris, a los mejores, a los peores "a mataos como yo? Te diré que el pasado sábado tras los partidos me dijo que mi hijo juega mucho más que yo, y le dije que sí. Dos días después me enteré de que había fallecido y pensamos en organizarle esa despedida a la que remontistas y su propia familia se mostraron dispuestos. La organizamos, no ya desde Oriamendi 2010, sino desde toda la familia del remonte por todo lo que luchó por la especialidad. Para mí el trato ya era familiar, le quería mucho".
Esta semana Garayar iba a viajar a La Manga del mar Menor, destino murciano al que le gustaba ir, así como a Soria. "Sus nietos se lo pasaban en grande con él. A ellos, como a sus hijos, les metió el veneno de la caza, otra de sus pasiones", explican las hijas. En próximas semanas le dedicarán una misa en su barrio natal, Ereñotzu.