donostia. El Lagun Aro GBC no tuvo su día ayer en La Fonteta. El equipo de Sito Alonso cuajó su peor partido de los dos últimos meses y medio y cayó frente a un Valencia al que dio vida con sus errores y concesiones. El conjunto guipuzcoano tuvo el partido bajo control durante muchos minutos, pero sus continuos desaciertos le impidieron sumar un nuevo triunfo. Por un lado, erró más que nunca en ataque, con Panko por debajo de su nivel y Baron fatal, y por otro, volvió a tener un serio problema que había quedado en el olvido: el rebote. Y es que el Valencia cogió hasta 16 rechaces ofensivos que le dieron otras tantas oportunidades para anotar. El resultado, el lógico en estos casos: derrota.

No se puede pretender que el Lagun Aro gane siempre. Algún día tenía que acabar la impecable racha de los dos últimos meses. Pero pocas veces tendrá oportunidades tan buenas como la de ayer para ganar en Valencia. Porque su rival estaba seriamente tocado, como lo confirmó durante los 40 minutos del choque. Y es una pena dejar pasar estas opciones porque, de haber ganado ayer, el equipo de Sito habría consolidado su sexta plaza y habría dado un golpe encima de la mesa en esa pelea de fondo que es entrar en el play-off. En cambio, tras la derrota, el Gescrap Bizkaia y el CAI Zaragoza le han pasado y el Valencia ya le ha alcanzado.

El Lagun Aro ya había demostrado con sus triunfos ante el Blusens y el Valladolid que la clasificación para la Copa no le había cegado y que seguía conservando el espíritu guerrero que le había llevado hasta ese éxito histórico. La de ayer era la última cita antes de estrenarse el próximo jueves en el Sant Jordi y lo cierto es que el equipo de Sito, pese a la derrota, no dio síntomas de relajación o de sentirse superior al rival. De hecho, tuvo el marcador a su favor casi siempre durante los tres primeros cuartos. El 20-21 al término del primer acto dio paso a un segundo cuarto en el que el Lagun Aro lo bordó en defensa -liderado por Papamakarios- ante un Valencia sin rumbo. Pero el equipo guipuzcoano no remató la faena en ataque y perdonó una y otra vez, de manera incomprensible, a su rival. Panko y Baron asumían la responsabilidad, pero no acertaban, y el marcador seguía igualado al descanso (28-30).

Una serie de buenas acciones culminadas por Betts y el único triple del día de Baron pusieron un interesante 41-47 en el marcador a falta de dos minutos para el término del tercer cuarto. Una ventaja destacada pese a que el ataque seguía sin funcionar. Tras un tiempo muerto de Perasovic, el problema se agravó. El Lagun Aro siguió teniendo las mismas dificultades para anotar, pero empezó a hacer aguas en defensa debido a su debilidad en la faceta reboteadora, un problema que castigó mucho al equipo durante las primeras jornadas y que parecía solucionado. Ayer, Florent Pietrus despertó viejos fantasmas. El batallador ala-pívot francés cogió siete de los 16 rebotes ofensivos que capturó el Valencia, una cifra que condenó al Lagun Aro, que daba una y otra vez opciones a su rival mientras seguía sin dar con la tecla en ataque. Una combinación fatal que hasta el moribundo Valencia supo aprovechar.

del 50-51 al 62-56 Un triple de Vidal al inicio del último cuarto y que le sirvió a su equipo para recuperar la iniciativa en el marcador (50-51) pareció el momento adecuado para reaccionar, pero fue un oasis en el desierto. Ningún jugador interior fue capaz de frenar la sangría reboteadora y Pietrus se hizo el amo de las zonas, una labor que completaron Rafa Martínez, De Colo y Markovic para meter triples y empezar a abrir hueco en el marcador: 62-56 a falta de tres minutos. En el Lagun Aro, Sito ya tenía a toda la artillería pesada sobre la cancha, pero ayer no era el día de las estrellas. Un dato lo dice todo: los cinco puntos del equipo entre el 50-51 y el 62-56 los anotó Betts. Más de cinco minutos en los que no vieron canasta ni Panko, ni Baron, ni Salgado, ni Vidal. Los mismos que durante semanas han sostenido al equipo no pudieron hacer lo mismo ayer. Especialmente negado estuvo el de Rhode Island, que hizo un 1/9 en triples. También es cierto que la defensa taronja estuvo por momentos a un nivel altísimo.

Los últimos tres minutos fueron un quiero y no puedo. Ayer no hubo milagro y llegó la segunda derrota en los últimos diez partidos. El Lagun Aro no dio buenas sensaciones porque sus jugadores de referencia jugaron mal y porque no fue capaz de cerrar el rebote, dos factores que lógicamente decantaron el encuentro pero que tampoco hacen que se encienda la luz de alarma. La trayectoria reciente del equipo merece un amplio margen de confianza y, además, el jueves llega un día grande. El debut en la Copa. Una cita histórica a la que el Lagun Aro llega en una cómoda situación clasificatoria, con mucho que ganar y poco que perder. Y será difícil que ante el Caja Laboral tenga un día tan malo como el de ayer.