Donostia. El alero siempre ha jugado la Copa y quiere luchar hasta el final por volver a jugarla. Su ambición es la de todo el equipo, que esta vez sí, parece que habla abiertamente de las opciones coperas.

La victoria contra el Cajasol dejó un gran sabor de boca a la afición. ¿A ustedes también?

Sí, sí. Ganar como ganamos es buenísimo, sobre todo porque los anteriores partidos a cara o cruz los habíamos perdido. Ser capaces de remontar y de ganar así al Cajasol nos provocó una gran satisfacción.

Con 61-65 a poco más de un minuto, el partido parecía perdido.

Bueno, yo creo que estas cosas no deben sorprender. En baloncesto en un minuto pueden pasar muchas cosas. No pintaba bien, pero en un minuto cuatro puntos es algo que se puede remontar.

Con empate a 65 recibe usted el balón. ¿Cómo fue esa última jugada?

Intenta jugar Raúl (Neto), pero le defienden bien y me da el balón. Intento romper a mi defensor, el pívot contrario viene a hacer la ayuda y David está perfectamente colocado, suelto la bola y por suerte la coge y la puede hundir.

Illumbe explotó con esa jugada como hacía tiempo que no se veía.

Bueno, en nuestro caso, a tres segundos del final, quieres explotar pero sabes que no puedes hacerlo, porque puede pasar aún de todo, y de hecho ellos tuvieron una opción de empatar o de ganar. Después de remontar esos cuatro puntos y ganar pues tienes una sensación de euforia, que supongo que es lo que sintió Illumbe.

Unos minutos después de ganar escribió en su 'Twitter' que nunca ha valorado tanto las victorias como ahora.

En equipos que están arriba como el Baskonia y el Real Madrid, la tónica habitual, aunque nadie te regala nada ni es fácil, es ganar y es lo que todo el mundo espera. Aquí, y más después de la manera en que empezamos la liga, cada victoria es más sufrida y prácticamente es una final. Si encima el partido es reñido, el público está tan metido y ganas como ganamos, pues se valora todavía más.

A principios de diciembre cayeron a puestos de descenso tras caer en Vitoria. Después han logrado cuatro triunfos consecutivos. ¿Cuál es el motivo de esta reacción fulgurante?

Al principio de temporada ya dijimos que el entrenador era nuevo, casi todos los jugadores también, y que eso necesitaba un proceso, que a veces tarda un poco más de lo que la gente espera o de lo que tú mismo quieres. Cada vez nos vamos sintiendo más cómodos dentro del equipo, sabiendo qué es lo que espera el entrenador de nosotros. Nos conocemos mejor, ya en algún momento jugamos por inercia. Con las horas que estamos entrenando, vamos interiorizando las cosas.

El tema del rebote parecía un problema tremendo y lo han solucionado. ¿Cómo lo han conseguido?

Pues teniendo la suficiente personalidad como para saber que hay un problema, y que hay que mejorarlo trabajando en los entrenamientos. Lo más importante es superar los problemas que se te van planteando, y este es un ejemplo. Teníamos un problema y todos nos hemos puesto las pilas, hemos trabajado en los entrenamientos y hemos estado concentrados en los partidos sabiendo que el rebote es un factor importante en los partidos.

Con las cuatro victorias consecutivas se han metido en la pelea por la Copa…

Sí. Está claro que, mientras tengamos opciones lucharemos al máximo y seremos lo más ambiciosos posible. Si tenemos una mínima posibilidad, el equipo luchará. Es una de las ilusiones que tenemos todos, pero como hemos hecho en todo momento, no nos vamos a presionar ni nada. A pesar del mal inicio tenemos opciones y hay que seguir trabajando porque tenemos muchísimas cosas por mejorar.

La zona media de la clasificación está tremendamente abierta. Hay opciones de meterse en los puestos nobles.

Ahora mismo ganar o perder un partido te puede hacer subir o bajar mucho. Hay una gran igualdad, y hasta que no se consiga romper un poco la liga seguirá siendo así. Tenemos que intentar luchar para que cuando se produzca el corte estemos en el grupo de arriba.

El próximo reto es ganar en Bilbao. No sé si conoce los precedentes del GBC en sus visitas al vecino…

Bueno, cada año es distinto y los números están para romperse.