Donostia. Sergi Vidal parece un novato, un rookie. En el sentido bueno de la palabra. Se come la cancha. Pelea cada acción, se tira a por balones divididos, rebotea, corre, celebra cada acción positiva. A sus 30 años, y con 401 partidos en la ACB a sus espaldas, vuelve a sentirse jugador en el Lagun Aro GBC. Quien fuera una de las estrellas de la competición gracias a nueve temporadas gloriosas en el Baskonia pasó dos años por el desierto Messina, el técnico con el que dejó de disfrutar del baloncesto en el Real Madrid porque, básicamente, no jugaba. Ahora sí lo hace, y mucho. De hecho, es el cuarto jugador de la Liga ACB que más juega, con 32 minutos por partido.

Siete encuentros en Donostia le han servido para ser uno de los pilares del Lagun Aro. El catalán no está acusando la falta de competición de las dos pasadas campañas. "Bueno, al principio sí tienes ese miedo de cómo estarás, de si darás el nivel. Siempre tienes esa duda", reflexiona Vidal, relajado, minutos antes de afrontar un entrenamiento en Illumbe. "Todos en el club, compañeros, técnicos, me han facilitado mucho las cosas para estar como antes de mi etapa en el Real Madrid y volver a sentirme jugador y estar a gusto". Los números -pese a que Vidal no es un jugador al que se pueda valorar únicamente por las estadísticas- demuestran que disfruta sobre la cancha: 32 minutos, 13 puntos, 4 rebotes, 2,1 asistencias y 15,1 de valoración, más que cualquier temporada en su carrera.

En Madrid, durante dos años, no pudo hacer nada de esto. "Deportivamente ha sido una época muy dura. A mí lo que me gusta es jugar, ayudar, lo que he hecho durante muchos años en un equipo que ha ganado títulos. De repente pasé a un equipo en el que no contaba. Era como si no estuviera, y me resultó muy duro de llevar. Si dijera que no han sido dos años malos, mentiría", reconoce. "En el Lagun Aro me siento valorado, cuando llegué todo el mundo se alegraba de que estuviera aquí. Sentirte a gusto en un sitio ayuda a poder dar lo mejor de ti".

Su fichaje resultó un bombazo. Pasar de jugar la Euroliga con el Real Madrid a venir al GBC cuando a lo largo del verano sonaron equipos como el Bilbao Basket o el Valencia fue una agradable sorpresa para la afición guipuzcoana. "Por mi forma de ser y mi carácter, no me gustan esas etiquetas tipo fichaje estrella, pero es cierto que a nivel de calle he tenido un recibimiento muy bueno y en general la gente me ha dicho que se alegra de que esté aquí".

Sito Alonso y Vidal no se conocían, pero la presencia del técnico maño en el banquillo ayudó a su fichaje. Ambos comparten filosofía baloncestística. "En verano recibí una oferta del Lagun Aro que me pareció interesante, sobre todo a raíz de hablar con Sito. Me animó ver el tipo de entrenador que es y lo que quería de mí y del equipo. Yo lo que tenía claro es que quería jugar. No tenía la expectativa de jugar 30 minutos como lo estoy haciendo, pero quería participar y ayudar. Vi que mi manera de ver el basket encajaba con la suya y pensé que la adaptación sería sencilla".

Con la filosofía de Sito, Vidal luce en la cancha. Tanto como sus zapatillas, de una especie de amarillo fosforito que llama la atención. Puede parecer una manera de romper con el pasado reciente y decir aquí estoy yo. Él da una explicación más terrenal: "Nike, que me da las zapatillas hace años, me dio para elegir estas y otras azules". Su nuevo calzado ya ha provocado alguna broma en el vestuario, que asume divertido. "Son para que tus abuelos te vean mejor en la tele" o "Es para que te pasemos el balón" son las más recurridas.

hizo las maletas con 19 años

De Badalona a Vitoria

Sito y Vidal no se conocían, pero ambos están marcados por la misma ciudad: Badalona. El técnico se hizo mayor allí en su profesión. Vidal nació allí el 9 de abril de 1981 y allí empezó a jugar a baloncesto. "El Joventut era el club de mis amores. Iba con mi padre al pabellón a ver los partidos y con once años un entrenador le dijo que les gustaría ficharme. Yo encantado, cómo no", recuerda el propio jugador, que fue progresando en las categorías inferiores de la Penya hasta debutar con el primer equipo el 24 de octubre de 1999. Fue su primer y único partido con el Joventut en la ACB porque ese verano fichó por el Baskonia.

Sus motivos fueron los siguientes: "Tuve la oportunidad de ir a jugar el Nike Hoop Summit -evento donde se dan cita promesas del basket mundial- y el club no me quería dejar marchar a no ser que firmara un contrato. Yo quería seguir progresando y para mí eso significaba estar de lleno en una dinámica de equipo ACB y ellos me decían que no me lo podían garantizar. Me dijeron que no sabían si podía defender en la ACB... Me fui a Estados Unidos sin firmar ningún contrato, lo que evidentemente no les sentó bien. A todo esto apareció el Tau, que me ofrecía lo que quería. Yo sabía que ahí me iban a exigir mucho y que eso me ayudaría a crecer como jugador".

De la mano de Vidal y de otros grandes jugadores, el Baskonia empezó a vivir su época dorada: "No me imaginaba que iba a vivir años tan buenos. En esa primera temporada (la 2000-01) jugamos la final de la Euroliga contra la súper Kinder de Bolonia, el año en que se separaron las dos competiciones". Desde entonces, "muchas alegrías" que han quedado grabadas en el corazón de Vidal a lo largo de sus nueve años en Gasteiz, los últimos como capitán: "Cuando empecé en el baloncesto, veía lejos la posibilidad de ganar un título, y he tenido la suerte de poder ganar diez (cuatro Copas, cuatro Supercopas y dos Ligas). Tengo la espinita de no haber ganado la Euroliga porque soy inconformista por naturaleza, pero con el tiempo valoraré, por ejemplo, haber jugado cuatro Final Four seguidas con el Tau y luego una quinta con el Real Madrid".

optimista con el equipo

"Estamos creciendo"

Vidal tiene en su haber una marca de la que presumir: en sus once temporadas completas en la ACB siempre ha disputado tanto la Copa del Rey como los play-off por el título. "He tenido esa suerte, ojalá no se rompa la racha", dice, aunque es consciente de que por ahora el primer y único objetivo del Lagun Aro es salir cuanto antes de la zona baja de la clasificación: "Estamos creciendo. Casi todos los jugadores somos nuevos, el entrenador también y teníamos que adaptarnos. Además, dos jugadores interiores (Adeleke y Betts) llegaron al final de la pretemporada y no pudimos trabajar todos juntos". El alero reconoce que el inicio de temporada fue "duro, sobre todo la derrota contra el Estudiantes", pero él no se ha puesto nervioso: "El trabajo da sus frutos. No te puede afectar el hecho de perder cuatro partidos seguidos".

Vidal cree que el equipo debe encontrar un equilibrio: "Jugar en ataque con agresividad y velocidad hace que se produzcan errores. Cuando mejoremos este aspecto seremos más sólidos atrás porque permitiremos menos canastas fáciles".

Visitar al Real Madrid, su exequipo, no le quita el sueño: "No tengo sentimiento de revancha. Que no jugara no es culpa de ninguno de los que quedan. Me he llevado grandes amistades de allí".