donostia. El Tour de 1998, aquella edición que cambió el ciclismo, o al menos marcó un antes y un después e inició un giro, aparece difuminado ya en el recuerdo o ni siquiera dejó huella en entonces niños como Peter Sagan. Pero entonces, Carlos Sastre ya era profesional desde septiembre de 1997. Iniciaba con la Once una trayectoria que diez años después tocó el cielo, subido a una cima alpina camino de hacerse con el Tour de Francia: "Alpe d'Huez marcó mi historia deportiva", afirmó ayer en Madrid, tras anunciar que ponía punto y final a su carrera, a los 36 años de edad. "Ha llegado el momento de cerrar un ciclo deportivo que comencé hace 28 años".
El abulense, aunque nacido en Leganés (Madrid, 1975), era uno de los más antiguos top-10 del Tour de Francia, solo superado por dos ciclistas enterrados en vida, Paco Mancebo (noveno en 2000) y Óscar Sevilla (séptimo en 2001). En 2002, Sastre ya emergió entre los mejores de la Grande Boucle, al ser décimo, en una edición de la que también perduran Mancebo (séptimo) y Levi Leipheimer (octavo). Alexandre Vinokourov, el siguiente de la lista, no apareció hasta 2003 (tercero).
Solo tres años después de su éxito en París, Sastre cuelga la bicicleta: "La decisión estaba tomada desde el año pasado", cuando por segunda vez enlazó las tres grandes: octavo en el Giro y la Vuelta, y vigésimo en el Tour. En total, disputó 26 pruebas de tres semanas, de las cuales quince acabó entre los diez primeros, ocho en el top-5 y seis en el podio: ganador del Tour 2008, segundo en Giro 2009 -tras descalificación de Di Luca y Pellizotti-, Vuelta 2005 y 2007, y tercero en Tour 2006 y Vuelta 2008.
Pese a que ha sido un diésel, solo en 2010 se le vio sin su chispa habitual, más acuciada este año, lo que lleva a bajar el telón: "Para mí el ciclismo es demasiado grande a nivel deportivo como para que la única razón por la que monte en bicicleta sea un tema pura y meramente económico".
Se va desde un podio, el de la Vuelta a España, donde Geox-TMC ganó por equipos tras ayudar a su compañero Juanjo Cobo a vencerla. Así, Sastre regresó a sus orígenes: "Durante muchos años, trabajé para otros corredores", afirmó, especialmente en la Once: "Manolo Saiz me enseñó a ver mi límites, a saber lo que era el trabajo duro del ciclismo y sacrificarse por un equipo. Ha sido la persona que mejores cosas sacó de mí". En el CSC (2002-2008) subió el peldaño entre el gregario de lujo (de Ivan Basso) y el jefe de filas, hasta impulsar su propio equipo, el Cervélo (2009-2010). "Gracias a Manolo, llegué al CSC, donde pasé siete años, que junto a los cuatro en la Once, fueron los mejores de mi carrera", a la que da carpetazo.