Donostia. Cerrar la temporada con victoria era prácticamente una utopía y el milagro no sucedió en el Buesa Arena, pero el Lagun Aro GBC se esforzó al máximo para desafiar la lógica. El equipo entrenado por Laso plantó cara al Caja Laboral y durante los primeros veinte minutos soñó con el triunfo porque llegó a ir ganando por 17 puntos, pero tras el descanso el conjunto baskonista se puso las pilas y remontó para ganar 79-70 ante un GBC que se deshizo por completo en un tercer cuarto para olvidar.

Unas horas antes de comenzar el derbi se supo que Andy Panko, con una fuerte gastroenteritis, no viajaba con el equipo y que por tanto se unía a las bajas de Alfonso Sánchez y Domen Lorbek, que se sentó en el banquillo pero que no jugó. Sin estos tres jugadores, el juego exterior quedaba en manos de Salgado, Uriz, Baron y Lasa, un cuarteto claramente inferior a Huertas, Palacio, Ribas, Oleson, Logan y San Emeterio. Esto no impidió, sin embargo, que el Lagun Aro afrontara el choque con una actitud encomiable, jugando con fuerza en defensa y con ritmo en ataque. Justo lo que se ha echado en falta en tantos y tantos desplazamientos en los últimos meses, donde los de Laso parecían estar a merced del rival de turno.

El Lagun Aro, quizás por esa teórica inferioridad y porque no se jugaba nada en el envite, saltó a la cancha sin presión y desarrolló durante los primeros 20 minutos un juego rápido y atractivo, que le sirvió para dominar a un Caja Laboral demasiado relajado. El 19-21 al término del primer cuarto dio paso a un GBC desatado, que empezó a meter todo lo que tiró y cuya ventaja fue aumentando paulatinamente. Primero seis puntos con un par de canastas de Kone y Freimanis (19-25), luego diez con dos triples seguidos de Baron (25-35)... así hasta el 29-46 que supuso la máxima renta para el cuadro guipuzcoano, que se fue al descanso finalmente con catorce de renta (35-49).

Un sorprendente Kone y el acierto del de siempre, el recordman Jimmy Baron Jr., propiciaron que los aficionados del Lagun Aro presentes en Vitoria soñaran con la machada. El escolta, que ha entrado por méritos propios en la historia de la ACB, anotó 18 puntos en los primeros 20 minutos pese a estar aquejado también de una gastroenteritis que le hizo estar en algún momento con la lengua fuera. Su muñeca está por encima de todo.

El panorama se alteró radicalmente tras el descanso, algo esperable pero quizás de forma no tan brusca. El cambio de actitud del Caja Laboral en defensa era normal y se notó desde el primer minuto. Las facilidades para el Lagun Aro se acabaron y el atasco ofensivo durante el tercer cuarto fue espectacular. Además, los de Laso descuidaron la defensa y permitieron al equipo baskonista correr, que es como hace más daño. El resultado fue que el GBC encajó un parcial de 25-8 y tiró por la borda en diez minutos todo el trabajo hecho anteriormente. Es probable que sus reservas físicas ya estuvieran bajo mínimos en ese momento, pero no es menos cierto que permitió canastas muy fáciles al Caja Laboral, que obró la remontada con más facilidad de la deseable (60-57). Parar a Baron, que por momentos había sido la única referencia ofensiva visitante, fue sin duda una de las claves.

Parcial de 12-2 final Pese a este bajón, el equipo de Laso supo rehacerse y volver a plantar cara al Baskonia en el último cuarto. Seis puntos consecutivos de Kone y un mate de Miralles le permitieron incluso ponerse por delante en el minuto 35 (65-67). Fue el último arreón de un Lagun Aro agotado. San Emeterio, Huertas, Barac, Ribas y compañía pusieron las cosas en su sitio y, con un parcial de 12-2, decantaron el derbi del lado local. El 79-70 final supuso una derrota esperada, aunque digna, en la que los hombres de Laso -los ocho que podían jugar- dieron una buena imagen y estuvieron a punto de dar a sus aficionados una inesperada alegría para una temporada llena de sobresaltos. El 14º puesto final y el balance de doce triunfos por 22 derrotas deja una sensación global más bien amarga, ya que este Lagun Aro parecía llamado a hacer algo más. El equipo ya está de vacaciones, así que ahora empieza el trabajo para Ramoneda, Laso y compañía. Lo primero será analizar los errores y comunicarlos a prensa y afición. Lo segundo: volver a ilusionar y hacer un equipo competitivo aunque la economía apriete.